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EDITORIAL

Captaciones socialistas de agua

Muchos llegarán a la conclusión de que Zapatero y Narbona reservan las desaladoras para las comunidades secas donde gobierna el PP, pero prefieren esa cosa tan anticuada e insolidaria como son los trasvases para sus propios feudos.

A estas horas, muchos ciudadanos de la España seca se están preguntando cómo es posible que los mismos socialistas que demonizaron los trasvases de agua y deshicieron un Plan Hidrológico Nacional que, aprobado por el PP, llevaba siendo estudiado y planeado desde hacía lustros también por ministros socialistas, estén ahora planeado aprobar nada más y nada menos que tres "captaciones temporales de agua" en su feudo electoral catalán. Tres trasvases que, dicho sea de paso, estaban ya previstos en el PHN junto con obras hidráulicas de todo tipo, desaladoras incluidas; un plan integral que el Gobierno de Zapatero derogó de forma irresponsable y electoralista porque así conseguía votos en Aragón.

Pero la consecuencia es que han destruido toda posibilidad de un debate racional sobre el tema del agua, porque eso era precisamente lo que hubiera destruido cualquier posibilidad de aprovecharse electoralmente de su demagogia. Sólo queda, por tanto, esta última. Así, no sería de extrañar que muchos ciudadanos se preguntaran por qué no se han construido desaladoras en Cataluña y llegarán a la conclusión de que Zapatero y Narbona sólo reservan esa tecnología que tanto alaban en público para las comunidades secas donde gobierna el PP, pero prefieren esa cosa tan anticuada e insolidaria como son los trasvases para sus propios feudos.

No sería cierto. En Cataluña ya hay una desaladora funcionando, que construyó el PP al abrigo de su propio plan hidrológico, que las contemplaba para ciertas necesidades concretas. Y sin duda estos trasvases son necesarios también. Pero no deja de ser curioso que hayamos sabido de ellos no por un anuncio oficial, sino debido a las estacas plantadas por los funcionarios de la Generalidad con nocturnidad y alevosía en los lugares donde van a tener lugar las obras. La demagogia con la que se derogó el trasvase del Ebro impide hoy a ningún Gobierno socialista plantear siquiera la necesidad de un trasvase, el que sea, obligando a esconderse y calificarlo de "captación temporal de agua". Cosechan la demagogia que sembraron. Y sólo dejarán de hacerlo cuando reconozcan que, quizá, trasvasar el agua que en caso contrario se perdería en el mar no es cosa tan mala.

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