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Gabriel Moris

¿Más de lo mismo?

La justicia que se insiste en reclamar para ciertas barbaridades sufridas durante nuestra triste guerra civil no se reclama con la misma intensidad para los crímenes de marzo de 2004.

La nueva legislatura ya superó la etapa de gestación. Ya podemos distinguir entre lo viejo y lo nuevo; sin embargo, mientras no nos expliquen qué pasó el once de marzo de 2004 en Madrid, nunca sabremos si lo nuevo sólo pudo gestarse gracias a lo que tanto influyó en la gestación de lo viejo. A mi juicio, tanto lo que acabó como lo que ahora comienza comparte el mismo denominador que no es otro que lo que se conoce como la masacre de Madrid.

No serían pocos los que podrían decirme que todos los grupos políticos la han olvidado; más aún, que han alcanzado el compromiso de pasar sin leer las páginas que explicarían lo que tanto sufrimiento multiplicó. Y no les faltaría razón. Aunque sólo respecto al compromiso. Tácito o no, nadie podría discutírselo. No obstante, estoy convencido de que por mucho que lo simulen sus señorías no han podido olvidar el 11-M. Puede que alguno lo haya intentado para poco después comprobar que su subconsciente no se lo permite. Ni se lo permitirá a nadie que no desprecie el sufrimiento ajeno. No se olvidará lo que no se puede olvidar.

Todos los partidos políticos y todos los poderes del Estado nos prometieron que no pararían hasta aclarar el mayor atentado que se ha sufrido en Europa. A las víctimas del 11-M se nos prometió todo y más. Nada quedaría sin investigar. Nadie escaparía a la acción de la Justicia. Se despejarían todas las dudas. Se investigará debajo de las piedras y hasta cuando fuera necesario. Sin embargo, tras cuatro años de espera, la experiencia nos enseñó que aciertan los que aseguran que algunas promesas se hacen para no cumplirlas.

La justicia que se insiste en reclamar para ciertas barbaridades sufridas durante nuestra triste guerra civil no se reclama con la misma intensidad para los crímenes de marzo de 2004. ¿Tan espantosa es la verdad del 11-M que a tantos horroriza que se conozca? Les aseguro que a mí y a muchos otros ciudadanos nos ocurre lo contrario. Lo que nos horroriza es que se oculte y que los que tanto mal causaron disfruten de la libertad que les permita volver a intentarlo.

Es cierto que nos señalaron a muchísimos supuestos culpables; pero si, como creemos, entre ellos no son todos los que están ni están todos los que son, estamos expuestos a que, tras comprobar su éxito, los asesinos decidan perpetrar otra masacre para influir a su antojo en todo lo que en su momento cambiaron.

Cuando nace algo nuevo, es hora de recordarles las promesas que nos hicieron a los diputados y senadores que ya cuentan con el acta que les permite cumplirlas. No harían más que cumplir con su deber. En lo que respecta al 11-M heredan lo que ellos mismos se legaron; dudas, sospechas, intrigas, mentiras... Ya basta de todo eso.

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