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EDITORIAL

El PP gallego y la libertad lingüística

Aunque sea injusto olvidar el compromiso de Rajoy en este terreno, tambien es cierto que el PP gallego, desde hace años, parece más dispuesto a competir en nacionalismo con las demás formaciones que a liderar la causa de la libertad lingüística

Como recordarán los lectores, un reciente decreto lingüístico aprobado por la Xunta gallega, gobernada por socialistas y separatistas del BNG, ha privado a los padres gallegos del derecho de elegir la lengua en que deben ser educados sus hijos, al imponer un reparto al 50 por ciento de las materias en gallego y en castellano como mínimo, que además arrincona al castellano sólo para las llamadas "marías", como gimnasia o música.

No es de extrañar que esta nueva vuelta de rosca en el liberticida proceso de inmersión lingüística desarrollado en Galicia por el PP de Fraga, y que incluye la imposibilidad de que los niños puedan dirigirse al profesor en el idioma que deseen, haya generado una reacción social de protesta que asociaciones como Galicia Bilingüe tratan de canalizar.

Precisamente esta asociación acaba de publicar una encuesta que señala que el 80 por ciento de la población gallega se muestra a favor de que sean los padres, o los alumnos cuando tengan capacidad decisoria, quienes elijan el modelo lingüístico educativo.

Aunque sea injusto olvidar que Mariano Rajoy hace ya meses, y precisamente en Vigo, anunció su compromiso de promover una ley que garantice el derecho a usar el castellano en el ámbito escolar y en todas las administraciones públicas, también es cierto que el PP gallego, desde hace años, parece más dispuesto a competir en nacionalismo con las demás formaciones que a liderar la causa de la libertad lingüística en aquellas regiones en las que dicha libertad cada vez está más cercenada. Sobre todo, desde que el PP gallego lo lidera un político como Núñez Feijoo, que ha dejado de manifiesto su falta de escrúpulos ideológicos con su reiterada disposición a pactar con los separatistas del BNG.

Más todavía que un bilingüismo que también puede resultar coactivo, es la defensa de la libertad individual –también en materia lingüística– la que debería ser la seña de identidad del PP, especialmente en todas las comunidades en las que el castellano no es la única lengua oficial. Esperemos que también en esto el PP se ponga las pilas y se deje de complejos ante un nacionalismo que, para colmo, todavía es absolutamente minoritario en comunidades como Galicia, Baleares o Comunidad Valenciana. Tampoco en esto el PP se debe resignar.

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