Menú
Amando de Miguel

Supersticiones y otros juegos de palabras

Para eliminar sospechas se estableció la práctica de que los panaderos dieran 13 unidades cuando se le pedían 12. De esa forma se compensaba la sospecha de la sisa. Fue un glorioso antecedente del canon digital que se acaba de imponer en España.

Pedro Manuel Araúz Cimarra (Manzanares de la Mancha) razona que el número 13 no siempre ha sido de mal agüero. Cita el caso de la Legio XIII o Gémina, la favorita de Julio César, con la que derrotó a Pompeyo en Munda (cerca de Osuna) y más tarde pasó el Rubicón, lo que supuso hacerse con el poder. A pesar de lo cual, insisto en que el maleficio del número 13 es parte de las tradiciones españolas y de otras naciones occidentales.

En castellano decimos "mantenerse en sus trece" para indicar obstinación. La expresión puede que proceda del recuerdo del Papa Luna, con el nombre de Benedicto XIII durante el episodio del cisma de Occidente. Fue un personaje particularmente terco. Existe la expresión "la docena del fraile, o sea, trece" para indicar la obstinación en el error. Hay un refrán que dice "trece por docena, como azotes de escuela". Trece por docena es un cálculo tramposo, como el de la señora que fue a comprar una docena de huevos. Como el encargo era para distintas personas lo pidió así: para la primera, media docena (seis), para la segunda, un tercio de docena (cuatro); para la tercera, un cuarto de docena (tres). El resultado es que de esa manera se llevaba no doce sino trece huevos.

En inglés está la expresión baker´s dozen (= la docena del panadero). La tradición cuenta que los panaderos ingleses solían sisar algo en el peso del pan. Para eliminar sospechas se estableció la práctica de que los panaderos dieran 13 unidades cuando se le pedían 12. De esa forma se compensaba la sospecha de la sisa. Fue un glorioso antecedente del canon digital que se acaba de imponer en España. Hay otra teoría. Es la que dice que el número 13 era de mal agüero. Para evitar su mención, en lugar de 13, se decía devil´s dozen (= la docena del demonio). Se suponía que el diablo, en sus aquelarres, se rodeaba de 13 brujas. Dado que la simple mención del "demonio" era ya una palabra vitanda en el inglés antiguo, se recurrió al ñoñismo de baker´s dozen para no tener que decir devil´s dozen. Este tipo de sustituciones es muy corriente en inglés.

Antonio Grande me da su particular versión de la coplilla del inglés que vino a Bilbao. En lugar de:

un inglés vino a Bilbao
para comprar mineral

El segundo verso sería "por ver la ría y la mar".

Francamente, me quedo con lo del mineral. No me parece causa de atracción que un inglés viniera a Bilbao para ver la ría y el mar, dos elementos que son muy corrientes en Gran Bretaña.

Gerardo Sierra sospecha que "lo de Arganda debe de ser el vino". Por eso dicen "si vino a Arganda y no bebió vino, entonces ¿a qué vino?". Despejado queda el misterio.

Paloma González-Tablas (Fullerton, California, USA) le viene a la memoria lo del famoso vino de Arganda, el origen del "olor" que se atribuya a ese pueblo.

En Sociedad

    0
    comentarios