Malamente, presidente. Todo lo que no quiere que se sepa es secreto oficial. Primero, la tesis, después los costes de sus presidenciales desplazamientos, luego el papel con 21 puntos que le entregó su colega Torra.
La ruptura del nacionalismo catalán con la Constitución y el modelo autonómico es la causa primordial de que hoy tenga eco en España la idea de frenar o revertir el proceso descentralizador.
Resulta insoportable una cantinela con tantos tópicos, lugares comunes, frases hechas, pleonasmos. Alguien se lo tendría que decir al Rey, quien, como orador, va desnudo.
De los muchos cargos de los que la Historia acusará a Castro está el de haber condenado al cubano medio a que, a lo largo de la vida, no le pase nada digno de mención.
De lo que se trata en una sociedad como la española actual, incluso desde una perspectiva liberal, es de ver cómo podemos configurar al Estado para que sea más eficaz y eficiente.
Entre Felipe VI y Dani Mateo, un patriota liberal prefiere al primero. A Mateo le va más la República Bolivariana de Venezuela o la República Puigdemontana de Catalunya.