En ciertos casos, el individuo que cambia de divisa política lo hace con el torcido interés de aprovecharse de la situación por un desmedido afán de medro personal.
Gran política sería si PSOE y Cs formaran un Gobierno en coalición, porque harían aún más irrelevante a Unidas Podemos y podrían atajar el golpismo catalán con firmeza.
El palo fiscal de Sánchez amenaza con ser mucho peor que el de Montoro, ya que el PSOE también revisará los principales beneficios fiscales que disfrutan familias y empresas.
El caso de Vox, vistos los resultados electorales, no desmiente el poder de las redes, pero lo desmitifica. Los medios convencionales, la radio y la televisión, siguen vivos y coleando.
Sí, probablemente no caben tres partidos en la derecha, y al menos uno de ellos va a desaparecer a medio plazo. Debería ser el PP. Es el partido viejo, la marca lastrada por las traiciones ideológicas y la corrupción.