La actividad del volcán va a más. La gran ranura abierta en la cumbre expulsa magma sin parar y la pluma de fuego ha superado ya los 100 metros de altura. A las 11 de la noche salía tanto humo y tanta ceniza que tapaba por completo la visión. Ahora mismo se dan todos los ingredientes para el que el cono pueda derrumbarse una y otra vez. Según los expertos, el terreno está hinchado. Hay mucho gas en su interior presionando. Es la prueba de que el volcán está más vivo que nunca. Hoy además su rugido es continuo. La buena noticia es que, de momento, la colada no ha cambiado de rumbo. Fluye por donde ya fluía.