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Katy Mikhailova

La otra Lomana

Antisindicalista, culta, trabajadora y con las ideas muy claras, así es la otra Lomana, la que muchos no conocen

Hace un año, por estas fechas más o menos, escribía Mejor un coño que un jolines, una columna algo crítica sobre el libro El Glamour Inteligente que Carmen Lomana acababa de publicar. Como dije entonces, nadie me lo había regalado y lo leí de arriba abajo.

A los días de ver la luz mi columna, Carmen twitteaba el artículo diciendo que se había reído mucho –sentido del humor no le falta, comprobé- y más tarde su representante llamó a las oficinas de Libertad Digital para hablar conmigo. Aun recuerdo el email de Raúl Vilas dándome el teléfono del representante de Lomana para llamarla. No sabía con qué me iba a encontrar. Pero la sorpresa fue la intención por parte de Carmen de conocerme. Y ahí empecé a ver más allá de una simple fachada. El pasado verano quise equilibrar mi crónica dándole la oportunidad a Carmen, en un programa de esModa en julio de 2013, de mostrar la parte ‘no frívola’ del libro del que escribí aquella crítica. Y la verdad es que lo defendió con agallas y mucho carácter.

Desde entonces, empecé a escarbar en el fondo de Carmen y poco a poco fui descubriendo grandes novedades que, probablemente, a muchos se les escapan. Antisindicalista, provida, liberal que no libertina, entre otras cosas. Conocí a la Lomana que cuando tiene que, con un par de tacones, criticar a Urdangarín y a la Infanta Cristina lo hace sin pelos en la lengua al más puro estilo Federico.

Hallé a una Lomana entendida del fútbol que, aunque fiel forofa del Altético del Madrid, motivo de disturbios en Twitter, tal como me cuenta, sabe qué es un fuera de juego también en cómo combinar colores y tejidos –sí, todos tenemos prejuicios; y aquí peco un poco, amén de tirarme piedras contra mi propio tejado-. Así es la Lomana de alma y mente, y no la de Las Joyas de la Corona de Telecinco y la que parece presumir de tener "habitaciones en lugar de armarios".

Una mujer culta, trabajadora y con las ideas muy claras. La semana pasada me invitó a tomar un chocolate a su casa, aprovechando que yo tenía que entrevistarla por un asunto personal. Y me decía, absolutamente anonada: "¡qué poca tolerancia tiene la Izquierda en este país!", al abrir la cuestión del linchamiento virtual que había sufrido y por el que yo he pasado en más de una ocasión. Así es la otra Carmen Lomana. La que muchos no conocen y ni tan siquiera lo intentan. Es una fiel defensora del empresario, amiga de sus amigos y una gran entendida en el arte. Sé que algunos de ustedes, que aplaudieron aquella columna irónica sobre su segundo libro, no querrán ir más allá. No trato hacer cambiar de opinión a nadie, lo que pretendo es invitar a la reflexión a aquellas personas que no se han parado a pensar en que detrás de una fachada hay un fondo intelectual, profundo y liberal. Y ¡esa es la otra Carmen Lomana!

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