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Teresa Rabal cumple 65 años en su momento más triste

Teresa Rabal va superando la muerte de su marido y el duro tratamiento de su cáncer de mama.

Teresa Rabal va superando la muerte de su marido y el duro tratamiento de su cáncer de mama.
Teresa Rabal | Gtres

Celebra Teresa Rabal su sesenta y cinco cumpleaños en este 2017, que ha sido el año más duro de su vida: murió su marido y padeció un cáncer de mama que, afortunadamente, ha superado. Casi tres años de dolor y pesadillas, de inquietud económica al no trabajar tan a menudo por culpa de aquellas circunstancias. Poco a poco, la artista española más querida de los niños, va recuperándose de ese tiempo de angustia, penalidades y preocupaciones.

Todo transcurría felizmente en el hogar de Teresa Rabal hasta que en 2014 detectaron a su marido una serie de complicaciones pulmonares. Eduardo Rodrigo tuvo que someterse a pruebas y cuidados médicos. Desde el primer momento, hubo que relegar el negocio del circo que el matrimonio regentaba. Tampoco Teresa Rabal podía cumplir todos los compromisos artísticos que tenía firmados, entregada por completo a permanecer junto a su marido en sus desplazamientos a clínicas, o descansando en casa. Llegó a estar en coma, del que salió gracias a su fortaleza. Pero toda esa dedicación constante al hombre de su vida fue mermando también la salud de ella, quien asimismo debía ocuparse de su madre, la veterana gran actriz Asunción Balaguer. Y en ese trance, Teresa Rabal recibió una noticia brutal cuando acudió a una revisión sanitaria: le detectaron cáncer de mama. Se lo comunicó a los más íntimos, procurando que no lo supiera su esposo ni que se alterara su madre. Sufrió en silencio más de dos años de un severo tratamiento de quimioterapia. Ningún medio informativo lo supo porque de haberse hecho público la actriz-cantante habría padecido la cancelación de sus contratos. Y en ese durísimo periodo de su vida no sobraba el dinero en casa.

Murió Eduardo Rodrigo el 17 de abril de 2017 dejando a Teresa Rabal deshecha, rota de dolor: "Juntos construimos una familia que nos ha hecho muy felices durante cuarenta y cuatro años. Fue un excelente padre, el mejor, un abuelo maravilloso y un marido excepcional". Cuando ella, inconsolable viuda, con el físico transformado (había ganado unos kilos de más por culpa de su enfermedad) pudo ir rehaciendo su vida, se encontró con dificultades para seguir al frente de su espectáculo circense infantil, en tiempos aún de crisis. Menos mal que la llamaron para una serie de Televisión Española, que ha estado rodando, aunque con un papel más bien secundario, en Derecho a soñar, aún no programada en la hora de la sobremesa.

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Teresa Rabal y Eduardo Rodrigo en una imagen de 2013

Nacida en Barcelona el 5 de noviembre de 1952, Teresa Rabal hizo sus pinitos cinematográficos a la edad de nueve años, en una de las películas más conocidas de Luis Buñuel, Viridiana. Fue el propio director aragonés quien quiso que interviniera en aquel reparto. Sabido es la amistad que existía entre el genial sordo de Calanda con la familia Rabal. Paco lo llamaba siempre "tío" y a su vez era correspondido con el tratamiento de "sobrino". Tras acabar sus estudios, con dieciocho años, pisó por vez primera un escenario, en la compañía de Carlos Larrañaga y María Luisa Merlo, con una comedia de Noël Coward, Vidas privadas. En adelante, Teresa Rabal combinó sus apariciones en espacios dramáticos de televisión con el cine, el teatro y la canción. El cine no le proporcionó muchos éxitos, en su filmografía de alrededor de quince títulos. Más aplaudidas fueron sus funciones teatrales, aunque sin lograr alcanzar la cima de sus progenitores. Tampoco sus canciones románticas de la primera época le reportaron apenas popularidad.

En cambio, cuando a partir de 1980 se vinculó casi por entero a su trabajo para la grey infantil, fue convirtiéndose en una auténtica heroína para la gente menuda, con sus "scketchs" y sus divertidas canciones, como aquella de "Veo, veo" que tantas veces repetían a coro sus jovencísimos admiradores. Llegaría a vender la extraordinaria cifra de siete millones de copias de sus discos. Esta actividad musical, llevada a la pequeña pantalla y luego al circo fue posible por la estrecha colaboración con su marido. El argentino Eduardo Rodrigo, que había aterrizado en España en los primeros años 70, fue el autor de la mayor parte del repertorio interpretado por Teresa Rabal. Y no sólo eso: se reveló como un inteligente gestor de la carrera de su mujer y de la buena marcha del circo.Con el paso de los años crearon los premios Veo, Veo, destinados a quienes se distinguían por su apoyo a la infancia, así como la Fundación Teresa Rabal, igualmente para velar por la problemática de los niños.

Teresa Rabal conoció a Eduardo Rodrigo a poco de llegar éste a nuestro país. Ella salía por entonces con un estudiante llamado Jorge y él no le ocultó que se había divorciado de su primera esposa. Di con ellos en Barcelona, en los estudios de la firma Belter, donde Teresa grababa un disco con canciones compuestas por el autor argentino. Advertí que entre ambos existía eso que algunos llaman "química", o en lenguaje cheli "buen rollito". Y me atreví a pronosticarles que a lo mejor terminarían camino del altar. Así sería, pero sin que ninguno de nosotros sospecháramos de las dificultades que iban a atravesar para ser casados "como Dios manda". Previamente, comunicaron a Paco Rabal y a Asunción Balaguer, los padres de la novia, que estaban muy enamorados. Y el inolvidable actor murciano les dijo que por él los consideraba marido y mujer, al enterarse que hacía tiempo la pareja hacía vida ya como si estuvieran casados.

Cuatro años les duró esa relación previa al enlace. Teresatenía el sueño de casarse por la Iglesia, toda vestida de blanco, a la usanza tradicional. Hicieron las oportunas gestiones ante el párroco de un templo de Águilas, pero éste se opuso a la ceremonia, alegando que vivían en pecado y que, por si fuera poco, el novio era bígamo, por su pasado sentimental en Argentina. No fue posible convencer a aquel sacerdote, Paco Rabal cogió un berrinche de aquí te espero y se dirigió a un cura amigo suyo, de una parroquia de la pedanía murciana de la Cuesta de Gos, en cuya ermita, finalmente, recibieron las bendiciones eclesiales, seguida de una fiesta popular en los alrededores de la vivienda donde había venido al mundo el gran actor de "Los santos inocentes". Eso ocurrió el 1 de mayo de 1977.

No pudieron tener hijos propios como quería el joven matrimonio, así es que adoptaron una pareja, niño y niña, Luis y María. El chico los haría abuelos de dos niñas, Paula y Susana.

Teresa Rabal ha ido estos últimos meses muchos días a rezar por sus deudos. Curiosamente, cuando acude a donde están enterradas las cenizas de su padre, en vez de depositar unas flores deposita un cigarro puro, en recuerdo del vicio que nunca pudo superar Paco Rabal, que, como decía en boca de su personaje en Juncal, le era difícil olvidarse del "jodío fumeque". Lo que acabó con su vida, puede también que la de Eduardo Rodrigo, a causa de sus quebrantados pulmones. Y la hija y mujer de esos dos seres tan queridos, se ocupa de la salud de su madre, todavía en activo como actriz a sus noventa y un años. Sacando ánimo Teresa Rabal con su pena a cuestas para no retirarse del mundo del espectáculo y volver cuando le sea posible a hacer feliz a su clientela infantil.

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