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Katy Mikhailova

Sirenitas políticamente correctas

Irene Montero y su ministerio deberían prohibir directamente este dibujo, o reescribir la historia: porque, lectores, Sirenita era una mujer cohibida sexualmente.

Irene Montero y su ministerio deberían prohibir directamente este dibujo, o reescribir la historia: porque, lectores, Sirenita era una mujer cohibida sexualmente.
La nueva sirenita | Imagen TV

¡Qué suerte tiene Sirenita que no tendrá celulitis mientras viva en el mar! Tampoco se tendrá que depilar las piernas y me pregunto cómo funciona el tema de la menstruación y esas cosas. Ya saben, naturaleza manda. Este podría ser perfectamente el planteamiento de Irene Montero, a juzgar por las perlitas que nos ha ido dejando (¡cómo no!) esta semana también. De hecho Irene y su ministerio deberían prohibir directamente este dibujo, o reescribir la historia: porque, lectores, Sirenita era una mujer cohibida sexualmente, ya que no podía recibir placer genital. Liberemos a Sirenita, por favor.

Es curioso que la rama más progresista de Occidente se obsesione con cambiar la historia. Ahora Ariel, llevada al cine por Disney, es negra. ¡Y oiga! Que nadie habla acerca de que el creador de esta fábula, Han Christian Andersen, era de procedencia humilde (hasta he leído en Twitter que era de origen negro, cuestión de la que no tengo ninguna certeza) y por la razón que fuera decidió escribir un cuento en el que la sirenita, Ariel, era blanca, mujer, hetero (sí, qué cosas. Delgada. Y depilada incluso). Miren ustedes por dónde: no tenía pelos en las axilas. Tampoco una cola ortopédica. Ni tatuajes. Porque para el verano que viene la campaña de Irene Montero podrían ser sirenitas políticamente correctas.

Pero ahora Ariel es negra, y muy bien: me fascinaría que Disney creara otro cuento de sirenas (por supuesto, un ser mitológico inexistente) y entonces decidiera cómo es quién: en este caso me parecería estupendo que fuera negra. Pero, ¿por qué cambiar la historia? No es una cuestión de racismo, señores, sino de respeto a los orígenes de una fácula.

Un poco de respeto a su creador, por favor, que también creó El Patito Feo. Y es que el patito feo era un patito diferente al resto. Pero podemos reescribir el cuento y llamarlo de otra manera para no incentivar el bullying. La Reina de las Nieves, también del mismo escritor danés, ya no sería la reina de las nieves sino del ‘cambio climático’. ¡Por amor de Dios, si la nieve se ha descongelado, y en verano hace hasta calor!

Indagando en el mundo de las Clásico Disney, Tarzán podría ser gay, Pocahontas ucraniana, Mulán hacerse un cambio de sexo en vez de disfrazarse de hombre para ir a la guerra contra los invasores nómadas sustituyendo a su padre; a Blancanieves habría que darle de alta en seguridad social (vamos, trabajando para 7 hombres… pobre chica) y la Bella Durmiente necesitaba un móvil con el 016 ya marcado, porque le habían robado un beso sin su consentimiento mientras dormía, y recuerden "no es no, y la ausencia del no, también es no". Hasta podríamos vestir a la Bella Durmiente con el traje fucsia que llevó Rociíto en su primera temporada de Docudramas.

Veamos: que todo esto son temas suficientemente serios para frivolizar con ellos. Pero que este tipo de dibujos animados deban ser reescritos por encajar en formalismos y etiquetas de lo políticamente correcto desvela el empobrecimiento que estamos viviendo como sociedad. Invito a Disney a producir una película Disney sobre Don Quijote de la Mancha, y que a Sancho Panza le interprete William Levy (alto, delgado, fuerte y guapo). ¡Y ancha es Castilla! O la Mancha.

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