La situación de María Teresa Campos sigue siendo objeto de debate. La veterana presentadora ha desaparecido de los medios y, tras su caída en Navidad, no han cesado los rumores sobre su salud. A sus 81 años incluso sus familiares no pueden evitar confirmar que su estado se muestra más precario.
Habiendo eliminado practicamente a nada su exposición social, María Teresa Campos no hace vida fuera de casa y solo sale para viitar a sus hijas o para atender sus necesidades médicas. Prefiere recibir visitas y mantenerse alejada de todo tipo de polémicas como la que ella misma protagonizó con su ruptura con Bigote Arrocet.
El diario El Español asegura que incluso apenas atiende el teléfono móvil y que su entorno más cercano -su familia y su chófer, Gustavo- ha decidido, por fin, guardar silencio sobre su estado y preservar su privacidad y tranquilidad. El diario asegura que es posible que su teléfono tenga, de hecho, las llamadas restringidas.
"Teresa se merece que nadie hable en este momento", asegura alguien de su núcleo más cercano con contundencia. María Teresa, por tanto, vive prácticamente recluida en su casa y en compañía de una cuidadora.
A las consecuencias de la caída sufrida en Navidad se une una anemia y ciertos problemas neurológicos que han mellado el ánimo de María Teresa Campos, de 81 años. Su estado general, no obstante, es bueno, pese a las dificultades propias de la edad y la evidente desmejora de su imagen.