
La televisiva serie El Príncipe, que gozó de audiencias elevadas, sirvió para descubrir nuevos talentos de jóvenes actores. De ello se benefició una exótica Hiba Abouk, de origen libio-tunecina, aunque es madrileña, nacida hace treinta y siete años. Que ahora descuella por otros trabajos en la pequeña pantalla y exhibe su enorme atractivo luciendo ropa que le diseña su buena amiga Vicky Martín Berrocal. Mas a su prometedora carrera hay que subrayar un reciente pasado dramático en su vida matrimonial pues se casó, tuvo dos hijos, pero el marido le fue infiel. Y lo peor de todo: a Achraf Hakimi lo acusaron de violar a otra mujer, que fue lo que ya no pudo aguantar Hiba: se separó, iniciando los trámites de divorcio, que aún está pendiente de sentencia. Los dos retoños de la pareja están al cuidado de la madre y en ellos y en su profesión se apoya ella para encarar su futuro tras aquella etapa que minó tanto su vida.
Su identidad responde al nombre de Iba (sin hache) Aboukhris, trastocada para su carrera artística en Hiba Abouk. Hija de inmigrantes tunecinos. Su padre, de origen libio, era bróker, y su madre, azafata de vuelo. Se asentaron en Madrid (procedentes de Túnez), que es donde vino al mundo Hiba. Quien habla cinco idiomas y posee una notable cultura. Estudió en el Liceo Francés, luego Filosofía Árabe y finalmente ingresó en la Real Escuela de Arte Dramático. En el intermedio de esos años estudiantiles decidió independizarse, yéndose de casa y pagándose sus cursos para ser actriz con lo que ganaba de noche como camarera.
Dada su belleza, muy joven comenzó a ser cortejada por quienes trataban de ennoviarse con ella, entre ellos Curro Sánchez (hijo de Paco de Lucía), el cantaor Nani Cortés y sobre todo Hugo Silva, por aquel entonces el galán del cine español. Allí es donde puede decirse que se fogueó como actriz, representando el personaje de Fátima Ben Barek, profesora musulmana en la barriada del Príncipe Alfonso de Ceuta. Atrás quedaban pasajes discriminatorios hacia ella, cuando no querían contratarla los productores por su aspecto racial. Inútil fue algún tiempo cuando aun hablando un perfecto español, le echaban en cara que no podía aparentar como nativa madrileña dado su aspecto físico.
Por entonces conoció al futbolista marroquí Achraf Hakimi, con quien se relacionó sentimentalmente a lo largo de un quinquenio, casándose en secreto en 2020, año en el que nació Amín y dos años después Naím. Era consciente de que él la engañaba. Y del amor apasionado de sus primeros tiempos Hiba fue apreciando un distanciamiento del jugador hacia ella. Lo que ya no pudo soportar es que lo acusaran de violador, asunto que se ventiló en los periódicos y que, a fecha de hoy todavía no ha tenido respuesta judicial. No obstante, la pareja se separó, ella, como decíamos quedó al cuidado de su prole, iniciando los primeros pasos para el divorcio, que tampoco a día de hoy ha sido resuelto legalmente.
Ese tiempo en el que Hakimi era centro de la atención de la hinchada de su equipo, el París Saint-Germain, al ser señalado como presunto violador, lo pasó muy mal Hiba Abouk, padeciendo un proceso traumático que le quitaba las ganas de vivir, y de continuar su profesión artística. Hubo de someterse a unas sesiones de terapia. Había querido mucho a su marido al que siguió en las ciudades donde era fichado por diversos equipos: Dormund, Milán, París. Pero ya no pudo más y de la mano de sus dos pequeños regresó a España, donde reinició su vida de actriz. "He aprendido a aguantar", resuelve ahora, reiniciando como decimos su carrera, que le ha deparado últimamente una prometedora serie, presentada en el reciente Festival de Cine de Málaga, aún pendiente de ser programada en televisión.
Se trata de Eva y Nicole, cuyo argumento gira sobre dos empresarias de la noche marbellí, en su época de mayor glamur, entre los años 70 en adelante. Sin duda esos personajes de ficción tienen algo que ver con dos emprendedoras, que reinaron en ese tiempo al frente de sus discotecas de lujo a la que acudían los más importantes personajes. Se trata de las ya desaparecidas Régine y Olivia Valére. Las dos, francesas. La primera, a quien entrevisté; muy prepotente, antipática con los periodistas. Y espectacular la segunda, a quien al menos, sin hablar con ella, la vislumbré más de una madrugada en su feudo de la Costa del Sol: bella, de una anatomía singular, con aires de vampiresa.
Me entero que Hiba Abouk, probablemente curándose en salud y para que su ex marido no trate de coaccionarla de alguna manera, contrata a veces a unos guardaespaldas. Será ello verdad, o no, pero sintomático de que el recuerdo traumático de aquel final de su matrimonio no ha desaparecido de su mente.

