David Bisbal festeja sus veinte años de carrera musical y los cuarenta y cinco de su nacimiento en Almería este 5 de junio. En plena gira que empezó en Valencia y la continuará por toda España, en promoción de su último disco: "Me siento vivo". Claro que lo está. Y es feliz los días que permanece en su casa madrileña con su mujer, Rosanna Zanetti, con quien lleva seis años casado, los dos hijos de la pareja y la niña que, antes de contraer matrimonio, tuvo con su entonces novia, Elena Tablada.
De toda la historia de Operación Triunfo, quien mayores réditos ha conseguido tras su trampolín a la popularidad en ese programa-concurso ha sido este artista almeriense. Con la paradoja de que, siendo la granadina Rosa quien ganara aquella edición de 2001, no ha conseguido una proyección internacional, aunque en España no le haya ido mal. Pero está lejos de lo logrado por Bisbal: tres Grammy latinos, tres "Billboard" igualmente latinos, tres Word Music Award… Esos veinte años en la vanguardia del pop han significado para David ser un numero 1 en Hispanoamérica, en algún estado también de Estados Unidos, y una envidiable situación económica, convertido en millonario. Ni David Bustamante ni otros de sus colegas de aquel citado concurso, aun siendo artistas reconocidos por su voz, han podido disfrutar de la misma notoriedad y éxitos de Bisbal. La productora que se encargó de su lanzamiento internacional, acertó plenamente con su pupilo.
El "Ricitos" de "Bulería", "Ana María" "Silencio" y otras piezas tan conocidas, ha aprendido mucho en estos veinte años de carrera. Ya no es aquel vocalista de la orquesta almeriense "Expresiones" que tenía que hacer versiones de éxitos ajenos, de muy diversa condición musical. Ahora es indiscutible que reúne aportaciones propias al pop melódico o rítmico, con títulos de su autoría en gran medida. Sabe estar en el escenario y supo seguir las huellas hace tiempo de Ricky Martín y otros ídolos de la parroquia hispanoamericana. Canta bien, se mueve bien, tiene empatía con su público. Es simpático con todo el mundo y la prensa lo respeta, porque él sabe corresponder al trato que recibe.
Era muy enamoradizo antes de casarse. Dejó plantada a una novia almeriense cuando ya se integró en Barcelona en la academia de Operación Triunfo. Que es donde, poco a poco de entrar allí en 2001, fue encandilándose con la mallorquina Chenoa. Ella estaba embobada con él. Y pensó que aquella relación podía terminar o en boda o en una larga convivencia. Pero "Ricitos" Bisbal comenzó a sentir que su corazón iba a estar repartido. Y "partío" desde que dejó a Chenoa compuesta… y sin novio, llevándola a tal desilusión que a punto estuvo de desembocar en una depresión de caballo. Chenoa enjugó sus lágrimas, fue conociendo otros amores y ahora parece que está en ese sentido más tranquila, mientras demuestra ser una estupenda intérprete, presentadora y "coach". A esto último también se apuntó David Bisbal, que lleva varias temporadas en La Voz, de Telecinco.
Una vez que David viajó allende los mares encontró en tierras americanas otros amores ardientes. Pero de corto recorrido. Porque en el fondo quería encontrar a una mujer con la que plantearse tener hijos, fundar una familia. Elena Tablada, una chica de buena formación e indudable atractivo, fue durante cuatro años ese posible amor soñado por el cantante. Pero la historia, iniciada en 2006, acabó rompiéndose. ¿Qué les pasó? Elena estaba "colada" por él. Mujer de carácter. En 2010 tuvieron una niña, a la que pusieron el singular nombre de Ella. Lo que apuntaló un corto tiempo su convivencia. Hasta que muy poco después, sucedió el adiós: David había vuelto a enamorarse.
Aquella ruptura marcó un periodo complicado para ambos. Porque, con una hija de por medio, los papeleos judiciales significaron para los dos una lucha hasta que sus respectivos abogados pudieron alcanzar un dificultoso acuerdo. A día de hoy, continúan compartiendo la custodia de Ella, según resolución judicial y acuerdo de la pareja. Y unos meses viven con el padre y el resto con la madre. Bisbal no se ha desentendido de cuanto le obliga a hacer frente a los gastos de manutención y educación de su hija, a quien mucho quiere. Y la esposa del almeriense ha demostrado mucha sensibilidad para tratarla como si fuera también hija propia.
Y es que Rosanna Zanetti, ayer modelo y actriz venezolana, tras casarse en 2018 con David Bisbal, supo compenetrarse con éste y compartir el amor y la profesión de ambos, aunque poco a poco ella fue dejando de desfilar en las pasarelas de moda, para ocuparse de sus hijos: Mateo, nacido en 2019 y Bianca, en 2020. La mansión que tienen en la localidad madrileña de San Sebastián de los Reyes, lujosa y confortable, es su nido de amor, aunque él tenga que viajar a menudo por su larga lista de actuaciones. Rosanna, que lo acompañaba al principio en esas giras, está ahora todo el tiempo en el hogar, con su prole. De vez en cuando, David, que siempre lleva en su corazón la tierra en donde vino al mundo, viaja con su esposa e hijos a Almería, donde también cuentan con una espléndida residencia.
Todo parece serle afortunado al cantante, salvo una historia familiar que lo tiene preocupado. Su padre, José Bisbal, que fuera un boxeador muy conocido, padece Alzhéimer. Pasea por el centro de Almería y sus paisanos, reconociéndolo, le procuran afecto, cuando él ya tiene su memoria perdida. Otro caso que entristece a David es el de su hermano José María, diez años mayor, quien por un fracaso sentimental fue derivando en un preocupante estado, desapareció unos días de la ciudad, parece que tuvo un accidente y ahora está en silla de ruedas, aunque se recupera y practica un deporte para minusválidos.
David Bisbal es una persona sencilla, entrañable para quien lo conoce y siempre está pendiente de los suyos, su familia, a la que siempre ayudó cuando empezó a ser conocido y ganar mucho dinero. No le ha trastornado, afortunadamente, la popularidad que viene disfrutando hace tiempo.