
Fue en 2021 cuando se vio obligada a renunciar a una de sus habituales giras musicales, atenazada por una inesperada enfermedad de origen neurológico, que paralizaba casi todo su cuerpo; y lo que le resultaba más lamentable: su garganta no le respondía. La estrella canadiense del pop internacional vive desde entonces una trágica pesadilla, la que ella misma ha evocado en un documental, Soy Céline Dion, estrenado el pasado 25 de junio en un canal televisivo de pago, así como en cines de Estados Unidos. Lo peor de su salud es que el mal que la aqueja no tiene solución, de ahí que la decisión de contar cuanto le sucede es para concienciar tanto a los que como ella padecen el síndrome de persona rígida, a toda la sociedad, con el fin de que se inicie un proceso de investigación científico que pueda algún día descubrir la fórmula con la que enfrentarse para su curación. La propia Céline ha donado dos millones de dólares a la Universidad de Colorado a través de la Fundación que lleva su nombre, para como decimos alentar la investigación de ese mal neurológico.
"Es como si alguien te estrangulara, te empujara la laringe – ha expresado la intérprete -, sufro calambres que no puedo desbloquear. Y lo doloroso es que se trata de una enfermedad desconocida, sin solución hoy por hoy. Es muy duro estar aquí, ante todos ustedes, me siento conmovida".
Decía eso, hace pocas fechas, en el acto de presentación del documental, en el Alice Tully Hall de Nueva York, añadiendo que no estaría allí de no ser por la ayuda constante de sus tres hijos: René Charles y los gemelos Nelson y Eddy.
Cuando comenzó a padecer los primeros síntomas de su desgracia consultó a buen número de médicos: ninguno le aseguró su curación. Por fin dio con la neuróloga Amanda Piquet, quien aceptó tenerla como paciente. Le diagnosticó que lo suyo era un trastorno neurológico autoinmune progresivo e incurable que afecta al sistema nervioso, lo que le produce fortísimos espasmos, rigidez en los músculos del tronco, abdomen, piernas, brazos y lo que a ella le desespera: sus cuerdas vocales. Hizo intentos de articular unas notas ante el público congregado en la mentada presentación del documental biográfico.
Vive en Las Vegas. Hay días que le es imposible caminar. "Me odio a mí misma por no poder cantar, he vuelto a suspender este año la gira que proyectaba y me temo que no actuaré nunca más".
Dramáticas palabras de una de las divas más importantes del pop actual, nacida en la localidad canadiense de Charlemagne, provincia de Quebec, el 30 de marzo de 1968. A sus cincuenta y seis años, por tanto, su vida está rota, sin saber qué hacer.

Fue una estrella adolescente de la canción que en su juventud comenzó una carrera ascendente con la que triunfó en su país, primero, luego en los Estados Unidos para desde allí difundir a todo el mundo su repertorio, un pop sentimental en el que ha impuesto su portentosa, potente voz. Veintisiete discos grabados hasta la fecha, doscientos cincuenta millones de copias vendidas. Y títulos como "My Heart Will Go On", "The Power Of Love", y "To Love You More", entre los más sobresalientes de su creatividad.
Si bien es conocida en todo el mundo y disfruta de un abultado patrimonio, el lado opuesto ha sido, antes de que le afectara su mal, soportar la enfermedad de su marido, René Angélil, a quien conoció con trece años cuando él tenía treinta y ocho. Fue porque, animada por su madre, le envió una cinta conteniendo varias canciones compuestas por ella. Y René, que era representante artístico, no sólo se interesó por ese material sonoro, sino que simpatizó con la muchacha hasta que se enamoró, casándose en 1994 en la basílica Notre-Dame, de Montreal.
El matrimonio se planteó tener hijos desde el principio, pero Céline hubo de someterse a la fecundación in vitro, modo por el que pudo alumbrar tres varones. Todo transcurría felizmente en el hogar de Céline y René, hasta que a éste le dictaminaron un cáncer de garganta, que acabaría con su vida en 2016. En ese mismo fin de semana fallecía un hermano de la cantante, también de cáncer. Doble fatalidad para esta mujer sensible, que se pregunta ahora, más que nunca por qué el destino la ha maltratado con tanta crueldad.