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Frialdad en la grada: así ha sido el reencuentro de Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina tras la polémica entrevista

Separados por metros y sin contacto visual, la ex pareja royal acudió al decisivo partido de su hijo Pablo en un ambiente gélido.

Separados por metros y sin contacto visual, la ex pareja royal acudió al decisivo partido de su hijo Pablo en un ambiente gélido.
Iñaki Urdangarín. | Gtres

El pabellón deportivo se convirtió ayer en el escenario de uno de los reencuentros más tensos y esperados de la crónica social reciente. La Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin volvieron a coincidir en público para apoyar a su hijo, Pablo Urdangarin, en el decisivo encuentro que enfrentó al Fraikin BM Granollers contra el Bidasoa Irún. Sin embargo, lo que en otras ocasiones había sido una cordialidad estudiada, ayer se transformó en una distancia gélida que reflejaba el malestar de la hija del Rey Juan Carlos tras las últimas declaraciones de su exmarido.

La expectación era máxima. Solo unas horas antes, Iñaki Urdangarin había roto su silencio en una entrevista televisiva para el programa Pla seqüència de La 2 Cat. En ella, el exjugador de balonmano calificó a la Infanta como uno de los "grandes amores de su vida" y atribuyó la ruptura de su matrimonio no a la aparición de terceras personas, sino al "tsunami" emocional y judicial derivado del Caso Nóos y su paso por la cárcel de Brieva. Estas palabras, que muchos han interpretado como un intento de lavar su imagen o un gesto de nostalgia no correspondido, parecen no haber sentado nada bien en el entorno de Doña Cristina.

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Una distancia de seguridad emocional

Desde el inicio del partido, la estrategia de ambos fue clara: evitar el contacto visual a toda costa. La Infanta Cristina se ubicó en la parte baja de la grada, justo detrás del banquillo del equipo de su hijo, acompañada por un grupo de amigas cercanas que actuaron como un auténtico escudo humano. Por su parte, Iñaki Urdangarin optó por una posición más elevada en la tribuna, flanqueado por su íntimo amigo Roberto Molina.

A pesar de estar a escasos metros, la comunicación fue inexistente. Durante los sesenta minutos de juego, ambos se volcaron en animar a Pablo, quien cuajó una actuación estelar siendo clave en la victoria de su equipo por 32 a 29. Pero ni siquiera los goles del joven lograron arrancar un gesto compartido entre sus padres. La tensión se hizo palpable especialmente durante el descanso. Según testigos presenciales, Iñaki cruzó por delante de la zona donde se encontraba la Infanta; en ese instante, el exduque dirigió una mirada fugaz y discreta hacia ella, pero Doña Cristina reaccionó bajando la cabeza de inmediato, concentrada en su teléfono móvil para evitar cualquier tipo de saludo.

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Rutas de escape diferenciadas

El postpartido no hizo más que confirmar la brecha que hoy separa a la expareja. Mientras que en encuentros anteriores se les había visto saludarse de forma tibia o incluso compartir unos minutos de charla con sus hijos, ayer la salida fue coreografiada para no coincidir.

Una vez finalizado el encuentro y tras la celebración en la pista, la Infanta Cristina esperó a que Pablo saliera de los vestuarios. Madre e hijo abandonaron las instalaciones juntos, mostrando una imagen de unidad y complicidad que contrastaba con la soledad de Urdangarin. El exdeportista, que ya no cuenta con la protección de los servicios de seguridad del Estado, abandonó el recinto por una salida lateral, evitando así el encuentro directo con su exmujer en el aparcamiento.

Este episodio marca un nuevo punto de inflexión en la relación de la expareja. Tras meses de aparente calma tras la firma del divorcio, la sobreexposición mediática de Iñaki y sus alusiones directas a sus sentimientos hacia la Infanta parecen haber levantado un muro de hielo que, al menos por ahora, parece infranqueable.

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