
Nacieron lejos de España, pero estos pequeños bollitos de pan de queso brasileño son tan tiernos, tan fáciles de hacer y están tan ricos que, cuando los pruebes vas a querer repetir.
Se pueden comer solos, pues al llevar queso en su interior se trata de un pan muy sabroso, o se pueden usar con tu relleno preferido para hacer minibocadillos o pulguitas, ya que admiten tanto rellenos dulces como salados.
Si tienes antojo de algo muy rico y fácil, esta receta es la ideal. Un delicioso pan de queso que puedes disfrutar en el desayuno o como aperitivo para compartir con familia y amigos. Esta preparación que te presentaremos hoy, te deleitará por completo. Una exquisita corteza crujiente y una miga suave con el queso derretido que le da un toque único que querrás probar uno tras otro.
Suelen comerse varios países latinos, e incluso se le conoce con otros nombres. Por ejemplo, en Paraguay le dicen Chipá, en Colombia son muy parecidos al pan de bono, en Venezuela lo degustan con mucho queso desbordado.
En Libertad Digital nos ponemos manos a la obra para preparar unos deliciosos, sencillos y ricos panes de jamón y queso sin horno. Versionamos la receta latina añadiendo jamón que podemos cambiar por cualquier ingrediente o simplemente omitir. No olvides coger papel y bolígrafo para no perderte detalle de la receta.
Ingredientes:
- queso
- jamón york
- 300gr harina
- una pizca de sal
- una cucharadita de levadura
- un huevo
- una cucharada de aceite de oliva o de girasol
- 60ml de agua tibia
Preparación:
Lo primero que debemos hacer es mezclar en un bol la harina, la levadura, el huevo, una pizca de sal y el aceite de oliva y se remueve bien. Se añade un poco de agua y se termina de amasar. Si te queda muy pegajosa la masa (porque puede pasar según la marca de harina que uses y la fuerza que tenga, añade un poco más de harina y sigue amasando hasta que sea una masa homogénea y que no se pegue a las manos.
A continuación le damos forma de bola, amasamos más con las manos y, una vez tenemos una bola grande la cortamos a la mitad y luego en cuatro trozos del mismo tamaño, con lo que al final tendremos ocho panes.
Cada uno de estos trozos los hacemos una bola y amasamos con ayuda de un rodillo, como si fueran masa de pizza, para que queden finitos. Dentro ponemos una loncha de queso (preferiblemente mozzarella porque se funde mejor) y otra de jamón, dobladas a la mitad. Luego cerramos cada pan y, cuando tengamos todos, freímos en una sartén antiadherente.

