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Extremadura

Viajar a Extremadura… y a la Edad Media

Cada verano, las calles de Alburquerque se engalanan para acercar a nuestros días la forma de vida de las gentes de la Edad Media.

Cada verano, las calles de Alburquerque se engalanan para acercar a nuestros días la forma de vida de las gentes de la Edad Media.
El Castillo de Luna, en Alburqueque | Antonio Soler/Flickr

Así, viajar a Extremadura durante la segunda quincena de agosto puede ser una forma de viajar siglos atrás en el tiempo y sumergirse en la vida y las costumbres de árabes, judíos y cristianos en la Edad Media, gracias a este Festival Medieval Villa de Alburquerque que, además, está considerado Fiesta de Interés Turístico de Extremadura.

Y es que al traspasar los límites del recinto amurallado para adentrarse en el barrio medieval de Alburquerque, el viajero se ve transportado a los años en que Doña Inés de Castro y Don Pedro Cruz vivieron su historia de amor, hilo conductor de esta vistosa fiesta.

Obras de teatro, representaciones, conciertos, mercados, casas de ambientación medieval, visitas guiadas por la villa y pasacalles son algunas de las actividades que ofrece este festival.

Desde 1994

Es en el año 1994 cuando Alburquerque decide abrir sus puertas para mostrar al mundo toda su belleza y el atractivo de su pasado. Nace entonces el Festival Medieval Villa de Alburquerque que empezaba con la colaboración de apenas un centenar de personas y se ha convertido en un referente cultural nacional, refrendado con la consecución del Premio Mundo Teatro que se convoca a nivel europeo, y que fue otorgado como mejor interpretación colectiva a los vecinos de Alburquerque.

El Festival nació con la intención de aprovechar la importante riqueza patrimonial e histórica de la villa y con ello, recuperar la vida y costumbres de una época en que convivieron diversas culturas en Alburquerque.

La idea era –y es- partir de los recursos propios de la población: históricos, culturales, naturales y sociales, para potenciar el desarrollo turístico, económico y participación social.

Una de las características que hace que el Festival sea singular es la destacable implicación que tienen los vecinos de la localidad, hasta tal punto que se puede decir que sin su participación el Festival Medieval carecería de sentido.

Desde los niños hasta los más mayores, prácticamente todos los vecinos participan de forma directa o indirecta, en alguno de los actos que se desarrollan, convirtiéndose en actores, coreógrafos, directores, historiadores, diseñadores y un largo etcétera.

El Festival representa el encuentro amoroso entre don Pedro y doña Inés –dos nobles castellanos- para unirse secretamente en matrimonio y para celebrarlo la villa se llenará de buenas viandas y de representaciones en honor de los dos enamorados, todo dentro del barrio medieval de la villa de en las calles céntricas de la ciudad y bajo la atenta vigilancia del Castillo de Luna, uno de los mejores conservados de España.

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