Paisajes de verano en España

Timanfaya, un paseo por el imponente paisaje entre volcanes de Lanzarote

El Parque Nacional de Timanfaya es, sin lugar a dudas, la joya de la corona de Lanzarote. Visitar la isla y pasar al menos media jornada en las Montañas de Fuego y el propio Timanfaya es obligatorio para poder exprimir la isla al 100%.

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El parque nacional de Timanfaya es un espacio natural protegido español situado en los municipios de Yaiza y Tinajo, en la isla de Lanzarote, comunidad autónoma de Canarias.

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El Parque Nacional de Timanfaya es el único parque nacional de La Red Española de Parques Nacionales eminentemente geológico y representa una muestra del volcanismo reciente e histórico.

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La isla de Lanzarote tiene algo de especial y diferente que destaca entre sus hermanas las Canarias, es algo más que un destino de sol y playa, un destino en el que la naturaleza casi extraterrestre.

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Fue declarado parque nacional el 9 de agosto de 1974,5 por lo que es la tercera área natural protegida de Canarias en ostentar la designación de parque nacional, así como la primera y única de toda la provincia de Las Palmas.

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Cuenta con más de 25 volcanes, siendo algunos emblemáticos, tales como las Montañas del Fuego, Montaña Rajada o la Caldera del Corazoncillo.

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Las erupciones volcánicas ocurridas entre 1730 y 1736, y en 1824, dieron lugar a numerosas estucturas geomorfológicas de elevado interés vulcanológico.

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La huella del artista lanzaroteño César Manrique se puede ver por toda la isla. Además de los Jameos del Agua el creador canario creó el original Restaurante El Diablo en esta zona.

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Se caracteriza por preparar espectaculares platos a la parrilla cocinados con el propio calor que emana de las profundidades del volcán.

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La ruta por lo volcanes de Timanfaya se realiza de manera guiada, reservando una excursión con antelación.

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La ruta en autobús dura unos 30 minutos. Es la misma duración que el paseo en camello. También es posible probar con el senderismo por su paisaje volcánico.

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Es muy recomendable reservar la visita con atenuación puesto que se realiza desde un autobús y no se permite bajar del mismo durante el trayecto para proteger el entorno. Esta no es una limitación ya que la espectacularidad del paisaje volcánico traspasa las propias ventanas del autobús durante el viaje de algo más de 30 minutos.

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Las erupciones volcánicas ocurridas entre 1730 y 1736, y en 1824, dieron lugar a numerosas estucturas geomorfológicas de elevado interés vulcanológico.