
El pollo es de los alimentos más consumidos en todo el mundo, por su sabor y versatilidad es top en cualquier alimentación. De hecho, en los hogares españoles se ingieren aproximadamente 13 kilos de pollo anualmente. También se considera una de las opciones más saludables y más versátiles en la cocina. Pero, lo que está claro es que no todos los pollos son iguales y, seguramente, en más de una ocasión se habrá visto en el supermercado una versión de color blanco y otra amarilla. Pero, ¿por qué existen dos versiones de pollo? ¿Qué significa el color del pollo?
Lo que cambia entre un tipo de pollo y otro es su alimentación, es decir, que si el pollo es blanco, ha sido alimentado principalmente con trigo, y si es amarillo, ha comido maíz. Además, en algunos países, la industria alimentaria agrega pigmentos naturales a la dieta de las aves para intensificar ese color, respondiendo únicamente a preferencias culturales.
Otro de los mitos más arraigados en torno al consumo de pollo es la idea de que estos animales están hormonados o que contienen antibióticos, algo que la experta niega categóricamente. El motivo es que los antibióticos fueron prohibidos en la Unión Europea en 2006 y las hormonas en 2009.
Pollo amarillo o blanco, ¿cuál es mejor?
Tanto la carne de pollo amarilla como la blanca derivan de las mismas estirpes avícolas y son sometidas a procesos de cría similares, por lo que la calidad y el valor nutritivo se mantienen constantes más allá del aspecto externo del producto final. Por ello hay que dejar claro que la diferencia entre ambos colores de la piel es consecuencia de factores como la genética, la dieta del ave, el ejercicio y la edad.
Como norma general, el pollo amarillo y el pollo blanco son dos tipos de carne de pollo que se distinguen principalmente por su color, sabor y textura, los cuales están influenciados por la dieta y el entorno en el que se crían los pollos. Aunque ambos tipos de pollo ofrecen una buena fuente de proteínas y nutrientes esenciales, sus características varían y pueden influir en las preferencias de los consumidores.
El color amarillo del pollo suele provenir de una dieta rica en maíz y alfalfa o en pigmentos naturales como la xantofila, un carotenoide presente en algunos vegetales. Estos pigmentos se almacenan en la piel y en la grasa del pollo, dándole un tono amarillo característico. En muchos países, especialmente en América Latina y Europa, este tipo de pollo es común y se considera que tiene un sabor más intenso y una textura más firme que el pollo blanco.
Por su parte, el pollo blanco se alimenta generalmente con una dieta más variada y balanceada, que incluye una mezcla de granos, pero en menor cantidad de maíz y sin aditivos de pigmentos. Como resultado, su carne tiende a ser de un color más pálido, tanto en la piel como en el músculo. Esta variedad de pollo es más común en Estados Unidos y algunas partes de Europa, y se asocia con un sabor más suave y una textura tierna.
Pero, lo que hay que dejar claro es que, nutricionalmente, ambos tipos de pollo son similares, aunque el pollo amarillo puede tener una cantidad ligeramente mayor de grasas en la piel debido a su alimentación rica en maíz. Sin embargo, esta diferencia es mínima y no afecta significativamente los valores nutricionales de la carne.

