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Katy Mikhailova

De la mayonesa al embarazo

A Anabel Pantoja se le ha preguntado si estaba embarazada tras posar desnuda en la nieve. Ella ha aprovechado para defender a las curvys.

A Anabel Pantoja se le ha preguntado si estaba embarazada tras posar desnuda en la nieve. Ella ha aprovechado para defender a las curvys.
Anabel Pantoja posa en la nieve | Telecinco.es

Cuando el exceso de comida pasa a convertirse en la sospecha de un embarazo es ahí cuando podemos preguntarnos a partir de qué mes uno parece que ha ingerido varios cocidos de más. Lo replanteo de una manera menos enrevesada: ¿de cuántos meses se supone que está una embarazada (o aparenta estarlo), cuando la sociedad convierte su “tripa” de excesos culinarios en un “bombo” convencional? Este martes Canales Rivera espetaba en voz alta en directo, tras el cierre de Sálvame con Anabel Pantoja desnuda en la nieve en las afueras de los platós de Mediaset, si estaba embarazada. ¡Bendito momento en el que abrió la boca para opinar gratuitamente! La polémica no quedaba ahí:  miércoles y jueves recobraba vida en los platós, mientras Anabel hacia su labor de investigación para dar con el origen de semejante broma desafortunada.

Mientras el torero se defendía asegurando que no era una insinuación sobre su evidente sobrepeso, Anabel repetía una y otra vez un valiente, autocrítico y heroico discurso: la defensa de las curvys y la necesidad de transmitir un mensaje inteligente a la sociedad.  “Cuando tenga la barriga así lo diré. Esto de momento es el chocolate y la mayonesa”, sentenciaba. Al pan, pan; y al vino, vino, o mayonesa. O chocolate. O ambas. 

No soy para nada seguidora de la sobrina de la tonadillera, pero se merece un aplauso por reconocer las cosas como son y no avergonzarse de ellas. Si: tenemos lorzas, a mucha honra, ¿y ahora qué? Demostrando así tener una elegancia en modales y valores, en este caso concreto,  superior al del torero que sólo aspira a ir de plató en plató llorando sus penas. A Canales le durará todo esto lo que le dure el culebrón de Cynthia, la novia, la madre y la ex (como dice la canción de reguetón de Daddy Yankee “la novia, la novia y la ex”). 

De todos modos: ¿a qué viene salir al jardín en bikini para tirarse en la nieve? ¿A quitarse la camiseta a lo Miguel Ángel Silvestre? ¿A hundirse entre el hielo como Santiago Segura? ¿O a tentar al destino a contraer una cistitis en modo Cristina Pedroche? ¡Qué necesidad este exhibicionismo antinatural, lejos de cualquier coherencia! Estamos ante un claro fenómeno de exceso de tiempo libre y un inexistente buen gusto. 

Mientras unos se desnudan, yo les recomiendo que para las próximas nevadas optemos por 3 capas, ni una menos ni una más. Que los gorritos en la cabeza son para, entre otras cosas, cubrir las orejas. Que las manoplas en las manos retienen un "calor" superior al de unos guantes normales, y que en pies obviemos las botas de suela plana para evitar resbalar cuando pisamos zonas heladas. Moon Boot, la marca favorita para los pies. Mientras tanto, Decathlon agota las estanterías, como ya saben, de forros polares y camisetas térmicas. Y, para más inri, Gucci lanza esa extraña y ostentosa (y de muy poco gusto) colaboración con The North Face con “best sellers” como el plumas decorados íntegramente con el monograma de la firma de lujo y en cuya esquina izquierda está cosido el clásico logo de la marca de ropa deportiva. Todo esto  por un módico precio de 2.900 euros. 

Esto de congelar los testículos a menos-10-grados es otro detonante de la decadencia de Occidente; mezclar churras con merinas, o Gucci con North Face, bazofia marketiniana carente de gusto y coherencia. En qué momento la vulgaridad se ha ganado un hueco en la industria de la moda de manera tan explícita es lo que nos seguimos preguntando: pues ya no se insinúa sino se vomita. 

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