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Katy Mikhailova

Eau de Cagggomegggo

Hablamos de los atuendos de los implicados en la gran polémica de la semana, quizá del mes, y probablemente del año. 

Hablamos de los atuendos de los implicados en la gran polémica de la semana, quizá del mes, y probablemente del año. 
Ángel Carromero, a su entrada al juicio en Bayamo | EFE

Queridos lectores:

Hoy la actualidad manda. Y si yo tenía un artículo sobre la moda del retorno de Pasión de Gavilanes y frivolidades varias, la noticia se impone y debo escribir de moda y política. Para quién no sepa por dónde voy, y si hay alguien que no se ha enterado, hablo de los atuendos de los implicados en la gran polémica de la semana, quizá del mes, y probablemente del año.

Y es que la primera ficha de dominó que ha caído es Ángel Carromero (Cagggomegggo, si lo afrancesamos, pasaría de prêt-à-porter a haute-couture). Cada cierto tiempo, copa los titulares y tertulias de este país desde la sombra. ¡Es un mérito!

Ángel es un hombre austero, que nunca ha llamado la atención por su vestimenta. No es una persona de las que se hace un traje a medida, de las que lleve grabadas sus iniciales en el costado de la camisa. Las corbatas escasean en su armario (o al menos no las saca de paseo), y, desde luego, Carmina no es su tienda para vestirse por los pies. Aunque, en verdad, no estoy segura siquiera de que se vista por los pies.

Tampoco combina el color o estampado de calcetín con pañuelo. Y no sabemos a qué huele. ¿A qué huele Carromero? ¿Alguien sabe a qué huele Carromero? Porque yo no lo sé, pero no es competencia mía. Imagino que yo tampoco suya. Es más: me tiene bloqueada en Instagram y Facebook desde que hace algunos años le corregiera públicamente una falta de ortografía. Pero eso ya es historia. Tampoco una red social nos iba a descubrir el aroma Carromero; que desde luego hoy podemos vaticinar que tiene mucho de naftalina y hasta puede que a notas de cítricos de limón que un día fueron ácidas y hoy quedan relegadas al sabor de una naranja seca exprimida que ya no tiene más zumo con el que seguir rociando la vida. Porque ya saben que en estos subestratos políticos si le mean en la cara debemos decir que es lluvia.

Por cierto, Thierry Mugler tiene un perfume llamado ‘Ángel’. Pero como frecuenta los bares de los alrededores de Génova, quizás alguien, algún alma caritativa con buena napia, nos lo pueda confesar.

He aquí un digno escrito a la altura de la gestión del Señor Carromero. Y, como decía Umberto Eco, "el hábito no hace al monje"… tanto como hacerlo no sé, pero sí ayuda. La vestimenta y la imagen de uno es el respeto en silencio que se realiza desde el cuerpo y la actitud hacia los demás. Pero aquí, señores, en respeto y valores, se patina bastante. ¡Feliz sábado!

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