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¿Cómo preparar la piel para la exposición al sol?

Parece que el calor ya se está acercando para quedarse y cada vez hay más ganas de vacaciones. Pero antes de nada hay que preparar la piel para el sol

Parece que el calor ya se está acercando para quedarse y cada vez hay más ganas de vacaciones. Pero antes de nada hay que preparar la piel para el sol
niña, mujer joven, barco | Pixabay/CC/silviarita

Llega la temporada de piscina y playa y muchos expondremos nuestra piel al sol del verano. Algunos lo hacen de manera directa, tomando el sol con crema pero en bañador y otros de manera indirecta, es decir, poniéndose bajo una sombrilla. Por ello, desde Libertad Digital queremos dar algunos consejos para que la exposición al sol sea lo más segura y saludable posible contando también cuales son las contraindicaciones de pasar largo tiempo bajo el sol.

De hecho, es algo tan importante que estudios recientes revelan que el 88% somos conscientes de que una exposición solar excesiva aumenta el riesgo de cáncer de piel, pero aún así solo el 18% nos protegemos adecuadamente. A veces nos puede el ansia de estar morenos inmediatamente y nos arriesgamos a quemaduras, exponiéndonos al sol durante demasiadas horas o de manera inconsciente, utilizando aceites sin protección o cremas aceleradoras.

En el caso de las mujeres, nos parece que lucir un tono bronceado difumina las imperfecciones en el cuerpo. Pero aunque esto sea verdad, es mejor combatir estas imperfecciones que buscar ponernos morenas en tiempo récord arriesgando quemaduras en la piel.

Lo mejor antes de exponer tu piel al sol es una buena hidratación, ya que la crema hidratante atrapa el agua en la piel y aumenta la hidratación dérmica. A parte de agua, se recomienda tomar cantidades importantes de frutas como naranjas, sandía, melón o el agua del coco que también es rica en electrolitos.

Para no quemarnos es importante no exponernos al sol entre las 10 de la mañana y las cuatro de la tarde, cuando los rayos de sol son más fuertes. Y como truco, también podemos añadir comida a nuestra dieta que ayudará a nuestra piel durante el verano. Y es que existen nutrientes que previenen las quemaduras solares.

¿Cuáles son los efectos nocivos del sol en nuestra piel?

  • Fotoenvejecimiento: envejecimiento prematuro por un exceso de sol sin protección.
  • Los tejidos conectivos de la piel pierden su acción por lo que se reduce la tersura y elasticidad de la piel.
  • Pérdida de densidad por lo que hay más predisposición a las arrugas profundas.
  • Aparición de venitas de color rojo intenso.
  • Se produce una aparición temprana de manchas de color marrón claro así como manchas blancas en brazos y piernas.
  • Cáncer de piel.

Consejos para preparar la piel para el sol

  1. Limpiar. La piel, el mayor órgano de nuestro cuerpo, funciona como una barrera para protegernos de las agresiones externas. Antes de la llegada del verano, es importante que nuestra piel y su pH estén lo más equilibrados posible para poder protegernos con efectividad ante la exposición solar, la deshidratación y las quemaduras. Por ello, es muy importante seguir una rutina de limpieza mañana y noche con productos que respeten y no desequilibren el pH natural de la piel.
  2. Exfoliar. La exfoliación nos permite realizar una limpieza profunda de la epidermis, liberándola de las células muertas, al mismo tiempo que activamos la circulación y la oxigenamos para preparar la piel antes de recibir el sol por primera vez. De esta forma, no incentiváremos tanto la producción de radicales libres, prevendremos el envejecimiento cutáneo, conseguiremos un bronceado más duradero y que la piel no se descame con tanta facilidad. Usar un exfoliante comprado o bien preparar uno propio con azúcar, miel o avena. Aplicar de forma homogénea en todo el cuerpo, pero sobre todo en el rostro y los hombros.
  3. Hidratar. El sol nos deshidrata profundamente, por lo que debemos mantenernos hidratados por dentro y por fuera. ¿Cómo? Bebiendo más agua, de 1,5 a 2 litros al día, para mantener nuestras reservas a nivel fisiológico más elevadas. Además, el agua aporta turgencia a la piel y desintoxica el organismo. A nivel tópico, debemos aplicar productos hidratantes, para mantener nuestras reservas de hidratación naturales, así como para protegerla. Las cremas hidratantes nos ayudarán a crear una barrera protectora en la piel para evitar la pérdida de humedad, la sequedad e incluso la descamación. Por lo general, en invierno no se le presta atención a la piel, es decir, si está seca o escamosa. Una vez que está libre de impurezas gracias a la exfoliación, lo que debe hacerse es hidratarla. Es importante hidratar la dermis, usar cremas que le aporten suavidad y luminosidad y que continúen con la limpieza previa.
  4. Alimentación. La alimentación es esencial para todas nuestras funciones corporales, para combatir enfermedades y preservar la salud. De este modo, también juega un papel fundamental para la piel. Un mes, o mes y medio antes de la exposición solar, es recomendable seguir una dieta rica en betacarotenos, por su alto aporte en vitamina A. Los betacarotenos están presentes en frutas y verduras de color naranja y verde como: espinacas, calabaza, zanahoria, calabacín, melón, melocotón o albaricoque. Son un gran antioxidante, que evita la producción de radicales libres provocados por el exceso de sol. Al mismo tiempo que protegen los melanocitos de la piel para que no se queme con tanta facilidad y potencia el bronceado. De nada sirve usar las mejores cremas para exfoliar e hidratar si no se cuida el interior del organismo. Los alimentos que tienen carbono son recomendados en este caso. Se deben recordar las vitaminas y los antioxidantes que son importantes no sólo para prepararse para el verano sino también para un estilo de vida saludable constante. La vitamina A puede obtenerse con el consumo de pescados como el salmón o la caballa; para la vitamina E se sugieren aceites vegetales y algunos cereales.
  5. Empezar a tomar el sol de forma paulatina. Durante el invierno nuestra piel no ha estado expuesta al sol, por lo que, después de tantos meses, es importante acostumbrarla a dicha exposición. Por ello, se aconseja que empieces a tomar el sol de forma paulatina, por ejemplo, con 10 minutos diarios e ir aumentando poco a poco. Así no perjudicaremos la oxidación celular y prevendremos el envejecimiento prematuro.

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