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¿Por qué nos obsesiona tanto el peso ideal?

Mucha gente vive obsesionada con su físico y su peso, algo no siempre positivo. Pero ¿por qué nos obsesiona tanto el peso?

Mucha gente vive obsesionada con su físico y su peso, algo no siempre positivo. Pero ¿por qué nos obsesiona tanto el peso?
Control de peso de un hombre llevado a cabo por una enfermera. | Flickr/CC/Banc Imatges Infermeres

Muchas personas cuando comienzan un proceso de pérdida de peso o una dieta, se ponen como objetivo un peso ideal. Este es uno de los errores más típicos ya que el peso no determina al 100% que lleves tu pérdida de grasa de manera adecuada.

De hecho, hay personas a las que les preocupa en exceso su volumen corporal y su vida se puede ver condicionada, en la mayoría de los casos sin que llegue a tratarse de un trastorno de la conducta alimentaria como la bulimia o la anorexia.

En el mundo existe gente que su preocupación es tan grande que comen contando calorías, se machacan en el gimnasio y la ganancia de peso puede convertirse en un gran disgusto. ¿Qué pasa en su mente? ¿Cómo distinguimos la preocupación de la obsesión?

La obsesión por el peso es un fenómeno muy frecuente, sobre todo en las personas que realizan algún tipo de dieta de adelgazamiento. La mayoría de las personas lo hacen pensando que así conseguirán realizar un mejor seguimiento de su proceso. Sin embargo, a la larga estas personas pueden darse cuenta de su error ya que, como hemos dicho, la clave no es perder peso sino perder grasa.

¿Cuál es mi peso ideal?

El primer error de bulto, reside en la creencia de que existe en función si eres mujer u hombre un peso ideal indicado. Existen multitud de factores y variables que determinan lo que pesamos y puede que tengamos un peso por encima de lo que deseamos y, sin embargo, estar totalmente saludables y fuertes.

El peso es una medida muy poco concreta. Depende sobre todo de la calidad y la cantidad de alimentos que uno ingiera pero también del deporte o no que se realice. Por ello, dos personas pueden tener el mismo peso y una figura completamente diferente, ¿Por qué? Porque uno sea sedentario y el otro vaya regularmente al gimnasio.

Además, nuestro peso se compone de varios factores. Por ejemplo, hay personas que tienen una mayor retención de líquidos. Razón por la que se sienten más hinchados y pueden pesar más aún teniendo un normopeso.

De manera qué, no existe una fórmula para calcular nuestro peso ideal. Además, podríamos decir que no existe. Puede haber un peso con el que uno se sienta más cómodo para el día a día pero un peso como tal ideal... es una utopía.

¿Qué podemos medir que no sea el peso?

Como os decía anteriormente, lo realmente importante es nuestra composición corporal. Para ello, existen principalmente dos baremos que son los fundamentales: el índice de grasa corporal y el índice de masa magra.

El índice de grasa corporal se divide en dos: la grasa visceral y la grasa subcutánea. Mientras que la masa magra es la popularmente conocida como masa muscular.

Nuestro objetivo cuando queremos adelgazar, consiste en ser capaces de reducir nuestros niveles de grasa. Sobre todo, de grasa subcutánea. Para hacer más efectivo este proceso de pérdida de peso, nos interesa además ganar masa muscular.

Antes de nada es importante conocer que la masa muscular pesa bastante más que la grasa. De forma qué, puede incluso ocurrir qué comenzando un proceso de cambio de hábitos, nos pesemos y la cifra que nos devuelve la báscula haya aumentado.

Muchas personas se desaniman cuando esto sucede y se abandonan, piensan que lo están haciendo mal y que no está habiendo progresos. Cuando quizás lo único que esté ocurriendo es que han conseguido generar masa muscular, y esto es en realidad algo muy positivo.

La obsesión con la báscula y el peso perfecto

Como decía anteriormente, muchas personas se obsesionan con la báscula y con la búsqueda del peso ideal. Esto ocurre con frecuencia en los trastornos de alimentación, donde el peso se convierte en el eje central de la vida. Sin embargo, volvemos a encontrarnos con el mismo problema: cuando dejamos de comer de forma brusca, nuestro cuerpo decide hincharse y retener todo lo que pueda. ¿Y cómo puedo comprobar entonces si estoy progresando?

  • Medidas visuales

Una de las acciones donde más vamos a notar los cambios es haciéndonos fotos durante el proceso de pérdida de grasa, es decir, si estamos llevando una dieta controlada y hacemos ejercicio a diario. Hacernos fotos es una manera de poder comprobar nuestro recorrido y dar valor a lo que hemos ido consiguiendo.

Otra medida visual es el espejo. El espejo es un elemento simbólico fundamental como en cierta manera lo es la báscula. Muchas personas huyen de él, y muchas otras, no paran de mirarse de forma compulsiva. Otra medida de referencia clásica es la ropa. Podemos ponernos ropa antigua o prendas ceñidas, y comprobar cómo nos sientan ahora.

  • Medir contorno y pliegue

Medir nuestros contornos (cadera, abdomen, espalda, pecho, brazos, muslos…) es otra forma de comprobar nuestros cambios corporales.

Pero ocurre algo parecido que en el caso del peso. Si hemos aumentado nuestra masa muscular es posible que haya aumentado nuestro contorno. Lo cual no implica que hayamos engordado.

Los pliegues son una manera más fiable. Además, nos sirven para detectar en qué zonas solemos acumular más grasa. Es posible que adelgacemos y al principio no lo notemos en todo el cuerpo, o notemos que algunas partes han sufrido más cambios que otras.

¿Es el IMC la calculadora definitiva del peso ideal?

El IMC es el famoso índice de masa corporal. Nos ofrece unas fracciones o categorías que nos ubica en diferentes grados de salud. Sin embargo, el problema es similar al que ocurre con el peso. El IMC actúa como calculadora del peso ideal poniendo en relación tu peso actual, con tu estatura y tu género pero se deja variables importantes como la edad o la complexión física sin analizar.

Una vez sabemos todo esto podemos resumirlo en que tu peso ideal es aquel en el que te puedes instaurar comiendo de forma saludable y cubriendo todas tus necesidades nutricionales Y qué además, te permite la flexibilidad necesaria para no hacerlo siempre perfecto.

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