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Cuáles son los riesgos de un cepillado excesivo de dientes

Lavarse los dientes es una acción cotidiana que se realiza dos o tres veces al día. Hacerlo más o con mala práctica puede ser perjudicial.

Lavarse los dientes es una acción cotidiana que se realiza dos o tres veces al día. Hacerlo más o con mala práctica puede ser perjudicial.
cepillar los dientes, diente, oficina dental | Pixabay/CC/jennyfriedrichs

Está claro que cepillarse los dientes es necesario para mantener nuestra boca limpia y proteger con ello su salud, pero cuando nos pasamos de la raya es posible que terminemos provocando efectos indeseados. Lo ideal es que, como mínimo, uno se cepille los dientes dos veces al día, aunque lo recomendable es hacerlo después de cada comida, para eliminar toda suciedad, evitar la formación de placa y ayudar a prevenir posibles caries y manchas que quiten blancura a la dentadura. Sin embargo, se debe hacer con el cuidado suficiente, eligiendo bien los productos que se utilizan en el proceso y manteniendo limpios los utensilios.

El motivo de que haya que tener cuidado es que el cepillado intenso puede desgastar el esmalte de los dientes, y dañar y retraer las encías, lo que deja al descubierto el área sensible de la raíz provocando dolor. Además, la retracción de las encías también puede provocar otros problemas dentales, como la enfermedad periodontal y caries en las raíces de los dientes. Esto puede llevar a la necesidad de tratamientos como empastes, conductos radiculares y extracción dental.

Pero no todos corren el mismo riesgo de sufrir estos problemas, hay algunas personas más propensas a sufrir daños en los dientes y encías. ¿Quiénes son los que tiene más riesgo? Las personas que tienen más riesgos de dañar sus dientes y encías por el cepillado excesivo son las que cumplen al pie de la letra su cuidado bucal y aquellas que utilizan cepillos dentales de cerdas medianas o duras. Otros factores, como la predisposición genética a la retracción de las encías, rechinar o apretar los dientes de forma involuntaria o utilizar correctores dentales, pueden aumentar su riesgo de daños a causa del cepillado excesivo.

Si te preocupa tu higiene bucal, seguro que pones mucho esmero en la limpieza de tu boca, un gesto necesario y básico para que tus dientes y encías se mantengan sanos durante más tiempo. Sin embargo, cualquier exceso es nocivo y esta máxima también se aplica al caso del cepillado de dientes. Más que la frecuencia, lo que más puede poner en riesgo tus dientes y encías es la forma en que llevas a cabo el cepillado. Hay algunos problemas que pueden surgir, los tres más comunes son:

  • Abrasión. Consiste en la pérdida de estructura dental por fuerzas mecánicas provocadas por un objeto extraño, como puede ser un cepillo de dientes. Usar fuerza excesiva puede desgastar a la larga el esmalte dental y, eventualmente, las estructuras más blandas de la dentina y el cemento. También cepillarse con cerdas muy duras. El resultado visible de este problema son manchas desgastadas, brillantes y, a menudo, amarillas o marrones, especialmente cerca de la línea de las encías. También son frecuentes las hendiduras o marcas en el diente en forma de cuña o en V a lo largo de la línea de las encías.
  • Sensibilidad. Se trata de una consecuencia de la abrasión que tiene que ver con el desgaste del esmalte dental hasta tal punto que quedan expuestas o cerca de exponerse ciertas terminaciones nerviosas. El resultado es sensibilidad al frío, al calor, al dulce, al ácido o en el momento de cepillarte los dientes.
  • Retracción de las encías. Otra consecuencia a largo plazo de un estilo de cepillado excesivo e inadecuado puede ser la retracción de las encías. Sucede cuando el cemento más blando de la raíz queda expuesto y vulnerable. Con ello, aumenta la sensibilidad, aparece el dolor y crece el riesgo de caries.

En cuanto a la prevención, lo primero es aprender a cepillarse de forma más suave y delicada, en la dirección adecuada (de arriba a abajo) y sin presionar en exceso. Si el cepillo de dientes termina abierto hacia los lados tras unos días de uso, es probable que se esté presionando demasiado en el proceso. Usar un cepillo de cerdas suaves, elegir bien la pasta dental y esperar unos 60 minutos antes de lavarte los dientes después de comer, son las maneras de cuidar la dentadura.

Consejos para un cepillado correcto

El cepillado debe durar al menos dos minutos, esto es importante recordarlo ya que la mayoría de las personas no se cepillan durante tanto tiempo, los odontólogos recomienzan utilizar un cronómetro o escuchar la radio mientras tanto.

Realizar movimientos cortos y suaves, prestando especial atención a la línea de la encía, los dientes posteriores de difícil acceso y las zonas alrededor de obturaciones, coronas y otras reparaciones.

Para tener un aliento más fresco y eliminar bacterias, no olvidar cepillarse también la lengua. Para complementar el cepillado, usar hilo o seda dental. Utilizar enjuagues bucales ricos en flúor y otros minerales para fortalecer el esmalte y evitar problemas futuros.

Cepillarse después de cada comida y, sobre todo, antes de acostarse: las bacterias que participan en la formación de caries, se pueden multiplicar 30 veces durante la noche si no se ha cepillado los dientes antes de irse a la cama. Para evitar el dolor en los dientes, te dejamos las claves para un cepillado adecuado:

  • Regularidad. Cepillarse los dientes con regularidad es imprescindible para una buena salud bucal pero si se abusa de ello puede llegar a ser negativo.
  • Duración. Según los odontólogos lo recomendable es cepillarse los dientes durante un mínimo de dos minutos para eliminar por completo la placa bacteriana de la boca.
  • Intensidad. Un cepillado demasiado intenso puede producir un desgaste del esmalte dental o debilitar las encías pudiendo dejar al descubierto parte de la raíz del diente, provocando sensibilidad dental. Por lo que hay que ejercer una fuerza media, ni muy suave ni muy fuerte, para un cepillado correcto de dientes.

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