
En un mundo que cada vez se mueve más rápido y donde cada vez hay más alimentos procesados y menos naturales, no es de extrañar que vivamos pendientes del tiempo, ya sea para llegar en hora a las múltiples citas que acordamos cada día, para cumplir con nuestras tareas diariamente o para controlar si la comida que ingerimos está en buen estado.
Y es que, desde que los alimentos envasados empezaron a aparecer en nuestra vida, esto ha sido una constante: es necesario confirmar que todo aquello que ingerimos está en perfectas condiciones y, por lo tanto, no va a ser un riesgo para nuestra salud.
Hace 70 años muy pocos tenían neveras en casa y productos que ahora forman parte de nuestra alimentación más rutinaria eran prácticamente desconocidos o debían elaborarse de manera artesanal en casa, con todo lo que ello conllevaba. Yogures, quesos frescos, pan... todo se tenía que hacer manualmente e intentar conservar de la mejor manera posible y se sabía que estaban en buen estado porque se consumían siempre recién hechos.
Ahora, todo lo que puedas imaginar y más lo encuentras fácilmente en cualquier supermercado. Esto, unido al rápido ritmo de vida que se lleva, especialmente en las grandes ciudades, hace que muchas veces la comida se ponga mala, pero ¿tenemos que preocuparnos por todo lo que hay en la cocina? No, existen alimentos que nunca caducan.
Alimentos que no caducan nunca
La falta de tiempo para preparar cosas complicadas hace que haya aumentado el consumo de alimentos procesados, algunos de maneras nocivas para la salud. Es por ello que muchos de los alimentos que ingerimos han sido sometidos a complejos procesos de conservación para prolongar su vida útil y, por eso, el fabricante siempre ha de indicar en un lugar bien visible hasta cuándo es óptimo el consumo de cada producto.
Sin embargo, hay algunos alimentos que no caducan nunca. Pueden estropearse si no se almacenan correctamente y verse afectados por algún tipo de mini plaga, como que algunos tipos de insectos puedan emplearlos a modo de refugio en el que criar, pero poco más. Aunque los compremos envasados y veamos una fecha en el que paquete, ésta suele indicar el consumo preferente recomendado, no la fecha de caducidad, puesto que son conceptos totalmente diferentes.
¿Cuál es la diferencia entre la fecha de consumo preferente y la de caducidad? La fecha de caducidad indica a partir de qué momento un producto puede pasar a estar en mal estado y la fecha de consumo preferente marca el límite en el que el fabricante o envasador garantiza las propiedades de ese producto al 100 %; es decir, no señala cuándo empezaría a ponerse malo cada producto, sino qué día podría comenzar a deteriorarse sin ser peligroso para la salud.
Existen algunos tipos de alimentos que pueden durar años y años sin ponerse malos, estos son:
- Café: el café viene molido en bolsas opacas para una conservación óptima, por lo que puede durar meses o incluso años, entre unos dos y 20 años de duración máxima. Sin embargo, debe almacenarse lejos de la luz y de la humedad, y nunca se debe guardar en la nevera. Si cambiamos su conservación durará menos tiempo en óptimas condiciones.
- Salsa de soja: un alimento de origen chino que, por su alto contenido en sal, puede consumirse incluso después de 3 años si se conserva bien. También es importante mencionar que, una vez abierta, la salsa de soja empieza a perder su sabor aunque se guarde en la nevera.
- Mostaza: almacenada en un lugar fresco y poco iluminado, puede consumirse incluso después de la fecha de caducidad marcada en el envase. Esto se debe a que el vinagre con el que está hecho lo hace impermeable a las cargas bacterianas dañinas.
- Atún en conserva: la esterilización en autoclave lo convierte en un producto de larga duración. De hecho, puede consumirse incluso después de 5 años, obviamente si el producto se mantiene cerrado, si se abre durará unas semanas.
- Azúcar y sal: nunca caducan y además se pueden utilizar como conservante de otros alimentos. La sal es un conservante natural y, de hecho, ya la utilizaban como tal en la época de la antigua Roma e incluso antes. Tanto la sal como el azúcar son productos no perecederos que absorben la humedad de los alimentos y, por tanto, evitan que se generen hongos y bacterias en ellos. Tanto la sal como el azúcar pueden cambiar su textura, pero no se hacen malos. Eso sí hay que almacenarlos lejos de la humedad para que se mantengan en perfecto estado.
- Miel: es un superalimento que durante milenios ha ofrecido todos sus beneficios a aquellos que la consumen de manera regular. Se conserva tan bien con el paso de los años que incluso miel encontrada en tumbas de faraones egipcios sigue siendo comestible más de 3.000 años después. Lo ideal es guardarla a temperatura ambiente y lejos de la luz solar, a ser posibles en tarros de vidrio muy bien cerrados.
- Legumbres: las legumbres y semillas secas pueden consumirse incluso después de mucho tiempo, ya que son inmunes a la agresión de las bacterias y los mohos. No caducan nunca si se almacenan correctamente. Lo único que les pasará será que se volverán más duras y será necesario un mayor tiempo de cocción cuando vayas a consumirlas. Para guardarlas y que no pierdan propiedades, lo mejor es meterlas en un recipiente hermético que las mantenga alejadas del aire y de la humedad.
- Vinagre: no tiene una fecha de caducidad real, ya que se considera un ‘vino caducado’ en sí mismo. Se trata también de un conservante natural empleado durante milenios. El ácido acético es lo que permite que los alimentos se mantengan imperecederos durante mucho más tiempo porque evita que se generen hongos y bacterias en aquellos productos tratados con vinagre.
- Chocolate negro: si se almacena bien y no se somete a cambios de temperatura, el chocolate negro puede durar hasta 2 años. Es el que mejor se conserva debido a que es el que menor proporción tiene de leche. Para mantener todas las propiedades de este reconocido superalimento hay que almacenarlo en un lugar fresco y seco, sin olores fuertes y sin grandes variaciones de frío o calor. Lo ideal es mantenerlo alejado de la humedad y de la luz solar.
- Arroz: es un cereal que, conservado en buenas condiciones, puede llegar a durar hasta 30 años sin perder propiedades. El arroz seco ha de almacenarse en un espacio seco, limpio, fresco y alejado de las fuentes de calor. Su principal enemigo es el gorgojo: un pequeño insecto que come cereales y harina y al que le gusta el calor y la humedad, factores que hay que intentar evitar a toda costa para que el arroz se conserve a la perfección.
- Bebidas alcohólicas: dentro de este grupo, encontramos las principales bebidas destiladas, es decir, aquellas con alto grado de alcohol. El vodka, el ron, el whisky, ginebra el tequila o el coñac, entre otras muchas, pueden almacenarse durante muchos años.

