
Dormir en sábanas limpias es uno de esos grandes placeres de la vida que proporcionan algunos gestos cotidianos. La pregunta sin embargo, es ¿Cada cuánto tiempo deberíamos de ponerlo en práctica? Pues la respuesta es que ni los expertos se ponen de acuerdo, pero hay algunas normas básicas.
Algunas investigaciones han demostrado que el público no puede ponerse de acuerdo sobre la respuesta, y una nueva encuesta a 2.250 adultos en el Reino Unido encontró otra división. Solteros y solteras del mundo se comportan de manera diferente en muchos aspectos, uno de ellos es cambiar las sábanas.
De hecho, casi la mitad de los hombres solteros dijeron que no lavan sus sábanas durante cuatro meses seguidos, y el 12% admitió que las lava cuando se acuerda, lo que podría suponer incluso más tiempo. Por su parte, las mujeres solteras las cambian con más frecuencia: un 62% dijo lavar su ropa de cama cada dos semanas y las parejas afirmaron hacerlo cada tres semanas.
Sin embargo, según los expertos la frecuencia debería ser más alta ya que hay múltiples microorganismos viviendo en las sábanas calientes. Los tejidos pueden albergar diferentes microrganismos que hemos depositado en ellas, por ejemplo, en las sábanas mientras dormimos o en toallas cuando nos secamos las manos o el cuerpo. Esos microorganismos provienen de nuestra microbiota, que es el conjunto de microorganismos que conviven con nosotros y son necesarios para nuestra supervivencia.
Para entender mejor lo enjundioso del asunto, hay que saber cómo pueden enfermarnos las sábanas. Esto es porque son fómites, es decir, objetos inanimados que pueden transmitir infecciones por microorganismos patógenos. Serían esas superficies de diversos objetos que tocamos a lo largo del día. Por supuesto, la ropa de cama puede actuar como fómite si alguien, previamente, ha depositado algunos de esos microorganismos patógenos que pueden llevar en las manos o en otras partes de su cuerpo.
¿De qué microorganismos patógenos estamos hablando? Las personas podemos ser portadoras de ácaros de la sarna o de piojos. Los ácaros de la sarna los llevamos en la piel y los piojos, en los pelos. Estos animales se dejan caer en la ropa de la cama y pueden durar algunos días sin comer nada. En el momento que otra persona duerma en una cama con las mismas sábanas de alguien portador de los ácaros o de los piojos, esos animales pueden subir al nuevo cuerpo.
Sebo y sudor en las sábanas
Pero, como hemos dicho, para que los microorganismos patógenos se puedan transmitir debe haber un contacto directo y un intercambio de sustancias. ¿Qué huella dejamos en la almohada y sábanas tras una noche de sueño? Nuestra piel libera sustancias que nosotros mismos fabricamos (sudor, sebo) y también otras que producen los microorganismos de la microbiota de la piel, que se multiplicarán en mayor o menor medida dependiendo también de la sudoración y producción de sebo. Por regla general, en la adolescencia se produce un cambio hormonal que repercute en el incremento de sebo, que favorece la multiplicación de ciertos microorganismos que tenemos en la piel.
De igual modo, existen diferencias por sexos: Los andrógenos promueven también la secreción de sustancias que huelen más fuerte y la producción de estas glándulas cambia a lo largo de la vida, siendo mayor en edades adolescentes o adultas, en comparación con la edad infantil.
Los microorganismos que habitan en nuestras camas son los mismos que habitan en nosotros mismos. Todos esos microorganismos ya conviven con nosotros de manera natural y no suelen ser nocivos, porque sencillamente son parte de nosotros mismos. sin embargo, en la ropa de la cama o en nuestra propia ropa, no pueden sobrevivir mucho tiempo porque no tienen alimento ni agua, dos cosas necesarias para cualquier ser vivo, pero sí pueden dejar huella en forma de olor.
Dormir sin ropa interior
Con toda esta información sobre la mesa, llega el momento de retomar la pregunta inicial. ¿Cada cuánto tiempo debemos de cambiar las sábanas? El cambio de la ropa de cama en ambientes familiares dependerá, lógicamente, del uso que se haga. Por regla general, sería recomendable cambiar las sábanas semanalmente para personas adultas o quincenalmente para niños. Aunque esta regla también depende de la temperatura ambiental; en verano se ensucian más porque sudamos más. Obviamente, también es recomendable cambiarlas cada vez que se ensucien por otros motivos, como pudiera ser dejar restos orgánicos en ellas, por ejemplo tras tener relaciones sexuales.
Otro factor a tener en cuenta es la ropa con la que dormimos, esto quiere decir que dormir con pijama hace un poco de barrera entre nuestra piel y las propias sábanas, Si no llevamos ropa interior, hay que tener en cuenta que se liberarán microorganismos que tenemos en la zona genital-anal. En cualquier caso, la señal que advierte de la necesidad del cambio de sábanas es el propio olfato.
¿Importa la época del año?
Más o menos, es obvio que no es igual el verano y su calor que el invierno pero hay que respetar unas normas. Podemos ser un poco más indulgentes en los meses de invierno, pero una vez a la semana sería ideal.
A pesar de que sudamos menos en el invierno, todavía te estás deshaciendo de las células muertas de la piel. De hecho, un 18% de los encuestados dijo que ducharse por la noche, para que las sábanas no se ensucien, era una razón para no cambiar la ropa de cama con tanta frecuencia.

