
Bajar de peso, dejar de fumar, ir al gimnasio, encontrar trabajo, leer más y ahorrar más dinero, son algunos de los propósitos más comunes que, en la mayoría de los casos, año tras año se queda en el pasado.
El problema no es querer todas esas cosas buenas, el problema es que para el mes de febrero, toda la motivación de enero se evapora, se renuncia y se vuelve a los viejos hábitos. Si no se quiere volver a recaer en lo mismo, hay algunos trucos para lograr conseguir los propósitos que se hacen al cambiar de año.
Los propósitos navideños llevan instaurados como tradición en España desde la década de los 80, ¿Cómo surgió este hecho? En el año de 1986 unos días antes de la víspera del año nuevo, varios anuncios de televisión, invitaron al público en general, a confesar sus propósitos para el año 1987 vía telefónica. Un total de 231 personas accedieron a participar en esta investigación.
La mayoría de los propósitos de año nuevo tenían que ver con cambiar hábitos. Pero, también había otro tipo de propósitos que indirectamente tenían que ver con establecer nuevos hábitos. Los investigadores del estudio, contactaron a los participantes durante las semanas y meses siguientes, para comprobar si efectivamente habían cumplido con sus propósitos. Los resultados arrojaron datos algo algo deprimentes:
- El 25% no lograron sus propósitos ni siquiera durante la primera semana de Enero
- El 77% renunció después de la primera semana
- El 40% renunció después de 6 meses
- Solo el 8% cumple durante todo el año
Lo que es aún peor, estos resultados pueden estar sobreestimados debido a que estos reportes fueron dados por los propios participantes, lo que significa que pudieron ser muy optimistas y mentir sobre sus logros.
Pero entonces, ¿por qué fracasan tantas personas con sus propósitos? ¿Qué es lo que están haciendo mal? ¿Cuál es el secreto detrás de este 8% que si tiene éxito? Antes de nada, hay que saber cuáles son los propósitos más comunes ya que muchas veces la formulación de los mismos es ya un error.
Estos son los propósitos más comunes
Si ya se tienen preparados los propósitos, puede uno darse cuenta que la mayoría se tratan de hábitos a cambiar o hábitos saludables a incorporar. Este es el top 10 de los propósitos de año nuevo, seguramente más de uno se sienta identificado:
- Tener tiempo para hacer ejercicio
- Dejar de fumar
- Aprender algo nuevo
- Perder peso y hacer dieta
- Comer saludable
- Salir de las deudas y ahorrar dinero
- Pasar más tiempo con la familia
- Viajar a nuevos lugares
- Sentir menos estrés
- Beber menos
Como bien es conocido, y seguramente más de uno lo tenga en su lista, el propósito más repetido es "hacer ejercicio". Esto hace que durante el mes de enero los gimnasios a nivel mundial, registren hasta un 70% más de inscripciones que en el resto del año. Pero, el 90% de estos nuevos usuarios desertan durante el mes de marzo.
Es decir que, solo el 10% cumple el propósito de hacer ejercicio y más de la mitad renuncia a los pocos meses. La pregunta nuevamente es: ¿cuál es el secreto de ese 10% que permanece durante todo el año?
Es fácil entender por qué a casi todo el mundo le gusta marcarse propósitos de año nuevo. Por un lado, son un indicador claro del éxito a largo plazo, ya que el punto de partida y la meta están bien definidos. Se puede hacer un seguimiento del progreso mes a mes y es como si los objetivos estuvieran ligados a las limitaciones del tiempo. Por otro lado, el comienzo del nuevo año invita a imaginar el futuro, una versión del yo mejorada. Esta proyección de lo que gustaría ser puede parecer emocionante y motivadora, al menos durante un tiempo.
Pero, ¿no es esta forma de pensar la que lleva al fracaso desde el principio? Si uno echa la vista atrás y se fija en los propósitos fallidos de años anteriores, se dará cuenta de que tienen algunos denominadores comunes:
- Mentalidad de todo o nada
- Ambición excesiva
- Falta de precisión
Cómo marcar objetivos que sí se puedan cumplir
Ahora que ya se conoce por qué no se cumplen la mayoría de propósitos de año nuevo, se puede aprovechar ese conocimiento para tomar decisiones más acertadas el año próximo. Si se está buscando preparar metas para el siguiente año que se puedan mantener hay que seguir estos sencillos consejos:
1. Marcar objetivos concretos y que pueda medirse
No hay nada que desmotive más que marcarse objetivos exigentes y ambiciosos y no tener forma de medir el progreso. Además de no permitir celebrar las pequeñas victorias en el camino hacia el éxito, esto impide ver los pasos que se deben dar para llegar a él. Para que esto no ocurra, hay que fijar metas específicas que se puedan medir:
- Proponer un objetivo claro y bien definido
- Establecer puntos de referencia claros para medir el progreso
2. Centrarse en avanzar en aquello que ya se hace
Antes de poner nuevos propósitos hay que reflexionar sobre lo que fue bien el año anterior y pensar en cómo se quiere seguir mejorando. Al definir los propósitos a partir de experiencias pasadas, se tendrá una idea más clara de cuáles deben ser los puntos de referencia y los objetivos finales. Esto ayudará a formular propósitos específicos, que se puedan medir y estén en consonancia con lo que uno es.
3. Asegurarse de que los objetivos estén en armonía con lo que uno es
A fin de cuentas, solo se van a cumplir los propósitos de año nuevo si están en consonancia con lo que cada uno es y con lo que de verdad hace feliz. Puede parecer obvio, pero es fácil marcarse objetivos que representen lo "correcto" y no pararse a pensar si son los adecuados para uno mismo. Para evitar caer en la trampa, hay que pensar en:
- ¿Qué es lo que de verdad te motiva?
- ¿Qué es lo que más feliz te hace en la vida?
- ¿Has tenido dificultades para cumplir tus propósitos en el pasado? ¿Por qué los abandonaste?
- ¿Cuál ha sido tu mayor logro en este último año y por qué?
4. Celebrar las pequeñas victorias
Celebrar las pequeñas victorias puede aportar la motivación que se necesita para cumplir los propósitos a largo plazo. El cerebro humano está programado para reaccionar positivamente ante las recompensas. Cada vez que se recibe una recompensa por realizar una determinada acción, el cerebro pone en marcha el ciclo de retroalimentación de la dopamina. Una vez activado el ciclo, se libera algo de dopamina, que hace sentir bien y lleva a asociar ese comportamiento a una sensación positiva.
Premiarse por alcanzar pequeños logros no solo aumenta la probabilidad de que se alcancen los objetivos, también hace que se disfrute mucho más del proceso. Así que, antes de marcarse unos propósitos, piensa en cómo se va a recompensar cada pequeño avance que se consiga a lo largo del camino.

