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¿Qué significa no tener hambre por las mañanas?

Según los expertos el desayuno es la comida más importante pero, ¿Qué ocurre si no se tiene hambre? ¿Es bueno hacer ayuno? ¿Hay que forzarse a comer?

Según los expertos el desayuno es la comida más importante pero, ¿Qué ocurre si no se tiene hambre? ¿Es bueno hacer ayuno? ¿Hay que forzarse a comer?
Diferentes tipos de desayuno. | Unsplash/Heather Ford

El refranero español habla de la importancia del desayuno, "hay desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo". Al ser la primera comida del día es la que aporta energía para aguantar la jornada. Además, también es la comida que activa el organismo para quemar grasas durante las siguientes horas y, según un estudio, saltarse el desayuno implica una pérdida de nutrientes que ya no se recuperan a lo largo del día.

Sin embargo, hay personas que no tienen apetito por las mañanas, lo que convierte en tarea difícil activar de esta manera el metabolismo. Pero, ¿Qué pasa cuando no tenemos hambre por la mañana? No es raro que no apetezca comer nada más levantarse porque el apetito varía dependiendo de muchos factores, desde las hormonas a lo que se ha comido el día anterior, solo por citar un par de ellas. Si uno se levanta sin apetito, no habría ningún inconveniente en no desayunar y comenzar a tomar algo cuando el cuerpo de señales de hambre. Y esto no tiene por qué implicar que luego el hambre se acrecente por la noche, ya que tanto al mediodía como en la merienda se pueden hacer pequeñas tomas que permitan no hacer una cena copiosa.

No obstante, el ayuno intermitente es algo que cada vez está más de moda, unos lo hacen por comodidad y otros por hambre. Hay que saber que no tener hambre por las mañanas es un fenómeno que experimentan muchas personas en todo el mundo, y puede tener diversas causas y significados. Aunque el desayuno se considera la comida más importante del día, no todos sienten la necesidad de comer nada más despertar.

Razones detrás de la falta de apetito matutino

Hay que conocer que la grelina es la hormona que se ocupa de avisar al cuerpo cuando debe tener hambre. Cuando esta hormona se segrega, el sistema digestivo se prepara para comer, liberando los jugos gástricos e iniciando el movimiento de los intestinos. Esto quiere decir que el apetito es controlado por los picos de grelina, por lo que si no se segrega, no se tendrá apetito.

Puede ocurrir que si uno no está acostumbrado a desayunar, el cuerpo entienda que no es necesario prepararse para comer a esa hora, por lo que no segregará grelina al despertar. Por ello, el hecho de establecer hábitos alimenticios es importante para que el cuerpo trabaje correctamente y produzca grelina con regularidad. Aunque pueden haber otras causas:

  • Ritmo circadiano: El reloj biológico del cuerpo influye en los hábitos alimenticios. Algunas personas simplemente tienen un ritmo circadiano que hace que no sientan hambre por las mañanas. Esto puede deberse a factores genéticos o a la forma en que se desarrollaron sus patrones de alimentación a lo largo de sus vidas.
  • Cenar demasiado: Una de las principales razones por las que es posible que no se tenga hambre al despertar es porque se ha cenado de manera abundante la noche anterior o se ha picoteado en la madrugada. Además, esto puede ser todavía más cierto si es una comida rica en grasas o proteínas, ya que estos macronutrientes pueden ralentizar el vaciado del estómago y hacer que uno se sienta lleno durante más tiempo.
  • Niveles de estrés: El estrés crónico puede afectar los hábitos alimenticios. Algunas personas experimentan una disminución del apetito por la mañana cuando están bajo estrés o ansiedad. Otras, por el contrario, comen de manera compulsiva cuando tienen estrés o ansiedad.
  • Ansiedad o depresión: Tanto la ansiedad como la depresión son dos enfermedades que pueden afectar significativamente en los niveles de hambre. Concretamente la depresión, además de síntomas como alteraciones del sueño, fatiga y pérdida de interés, puede provocar cambios en el apetito. Por su parte la ansiedad, puede aumentar los niveles de ciertas hormonas del estrés que reducen el apetito. Aunque hay que tener en cuenta que ambas afectan a cada persona de una manera diferente, pero algunos estudios han concluido que, estas afecciones pueden estar relacionadas con un aumento del apetito y la ingesta de alimentos en algunas personas.
  • Fluctuaciones hormonales: Por la noche y concretamente durante el sueño, los niveles de varias hormonas del cuerpo fluctúan, algo que puede influir y cambiar el apetito. Los niveles de hormonas, como la adrenalina, la grelina y la leptina, fluctúan durante la noche y por la mañana, lo que puede conllevar a no tener hambre al despertarse. De hecho, varias investigaciones muestran que los niveles de epinefrina, también conocida como adrenalina, tienden a ser más altos por la mañana, esta hormona puede suprimir el apetito reduciendo la velocidad en la que se vacía el estómago y aumentando la descomposición de los carbohidratos almacenados en el hígado y los músculos para alimentar el cuerpo. Además, otro estudio muestra que los niveles de grelina, que es la hormona del hambre, pueden ser más bajos por la mañana que la noche anterior. Por otro lado, hay investigaciones que sugieren que los niveles de leptina, que es una hormona que promueve la sensación de saciedad, pueden ser más altos por la mañana.
  • Embarazo: Las náuseas matutinas también suelen ser un problema común que se caracteriza por náuseas y vómitos. Este síntoma afecta a un 80% de las personas durante el embarazo. Además, las nauseas por embarazo pueden afectar a cualquier hora del día, y muy a menudo ocurren por la mañana. Concretamente en un estudio realizado en 2.270 mujeres embarazadas, el 34% informó haber comido menos para desayunar durante el embarazo temprano. Además de las náuseas matutinas, el embarazo también puede causar otros síntomas que reducen el hambre, como indigestión, hinchazón y retraso en el vaciado del estómago.
  • Enfermedades o condiciones médicas: Algunas enfermedades o condiciones médicas, como la diabetes o la enfermedad inflamatoria del intestino, pueden afectar el apetito matutino.
  • Medicamentos: Algunos medicamentos pueden tener efectos secundarios que afectan el apetito.
  • Cambios en el estilo de vida: Los cambios en la rutina diaria, como el trabajo nocturno o el jet lag, pueden alterar los patrones de alimentación y hacer que no se sienta hambre por las mañanas.

¿Es malo no tener hambre por la mañana?

Si se repone el cuerpo a lo largo del día, no es malo no tener hambre por las mañanas pero la clave es saber por qué pasa y desayunar durante la hora o dos horas como mucho después de levantarse. El hecho de levantarse sin hambre no es grave ya que, simplemente habría que redistribuir la ingesta de nutrientes en otros horarios, no obstante, puede ocurrir también que ciertas emociones como la angustia, la ansiedad, el estrés o la urgencia del día a día, estén tapando esa necesidad energética o estén generando ese rechazo por la comida.

En estos casos lo que habría que hacer es que, aunque no entre nada sólido, probemos algo fresco como una pieza de fruta. Pero siempre teniendo cuidado de que por el hecho de no haber ingerido por la mañana esa dosis de nutrientes necesaria, no sirva de psicotrampa para devorar por la noche. En este caso, habría que volver a conectar con el estómago por la noche preguntándose qué hambre se tiene y qué es lo que se necesita comer realmente.

Qué se puede hacer

Lo más importante es reeducar el cuerpo para enseñarle que a la hora de despertar debe abrir el apetito, aunque sea un poco. Para ello lo mejor es establecer hábitos alimenticios fijos, desayunar, comer y cenar cada día en los mismos horarios. Los primeros días quizá desayunar a horas tempranas puede resultar duro, pero poco a poco se conseguirá acostumbrar al estómago a comer a esa hora.

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