
Darse una ducha diaria o un baño es una actividad que a veces se da por sentada pero tiene una importancia va más allá de simplemente mantenerse limpios y con buen olor. Sobra decir que el hecho de mantener una higiene personal adecuada, incluyendo ducharse regularmente, es esencial para el bienestar físico y emocional. El motivo es que cuando uno no se ducha, pueden ocurrir una serie de efectos negativos en su cuerpo.
¿Por qué hay que bañarse todas las semanas?
Ante todo, bañarse es un acto de higiene personal. Además, es imprescindible para cuidar la salud de la piel, que es el órgano más extenso de todo el cuerpo humano. Cuando se toma una ducha, no sólo se está eliminando la suciedad que se puede percibir sino que además se retira la transpiración y la grasa natural que exuda la piel y que, al acumularse, puede tapar los poros y causar comedones y acné. El baño también elimina las células muertas de la piel y el exceso de bacterias que pueden crecer de forma indiscriminada sobre la superficie cutánea.
Pero no solo por la salud física hay que ducharse sino que una ducha puede hacer maravillas por la salud mental y por el estado de ánimo. El motivo es que hay una conexión atávica entre el agua y la psique, que activa ciertas regiones del cerebro y crea cambios en el físico. De hecho, se sabe que un remedio para aliviar la ansiedad es tomar una ducha helada, pues la temperatura rompe el ciclo del pensamiento negativo en espiral y obliga a estar presente en el aquí y ahora. Una ducha tibia, en cambio, puede ser beneficiosa para quienes sufren de depresión, pues la temperatura relaja los músculos y ayuda a eliminar el estrés. Además, es una forma de cuidar de uno mismo y contribuir a la autoestima.
La salud física también es importante y puede verse afectada si uno no se ducha de manera habitual, no necesariamente a diario. El motivo es que un baño con agua tibia reduce la inflamación del cuerpo, aumenta los niveles de óxido nítrico en sangre y, como si fuera poco, reduce la presión arterial. Un baño frecuente elimina las colonias de bacterias que se han desarrollado de forma excesiva, además de virus y otros patógenos a los que uno pueda estar expuesto. Además, bañarse es una forma de cuidar el cabello y hasta de reconocer lo que ocurre en la piel y el cuerpo.
Tampoco hay que olvidarse de la convivencia social y el olor que puede desprenderse si uno no se ducha durante varios días seguidos. Esto quiere decir que si una persona evita el baño por mucho tiempo, una de las consecuencias más notables será que comenzará a oler de forma desagradable, sobre todo si se suda. Por supuesto, los pies, axilas, cuello y ombligo son las partes del cuerpo que tienden a oler mal si no se asean, así que hay que prestar especial atención e incluso complementar la rutina de aseo con algunos productos como desodorantes o talco.
Riesgos de bañarse en exceso
Cuando uno se baña en exceso, la piel cambia y se produce resequedad, comezón, enrojecimiento en algunas áreas del cuerpo, ardor e incluso molesta el roce de la ropa y el sol. Una señal de resequedad es tomar la piel con dos dedos, como si fueran unas pinzas, y si no regresa a la normalidad de forma rápida es un signo de deshidratación. También puede reconocerse cuando hay resequedad en la mucosa o en los labios.
Lo mismo ocurre con el cabello y es que lavarse el cabello en exceso podría ser causa de deshidratación; además, puede volverse quebradizo, abrirse de las puntas y caerse con facilidad. En estos casos, se recomienda lavarse el cuero cabelludo cada tres días, así se cuida el crecimiento capilar.
Pero, por otro lado, no hay que olvidar que una higiene deficiente predispone a la aparición de algunas enfermedades. Si bien la grasa protege, en exceso también puede causar infecciones, desde el cuero cabelludo hasta la piel con infecciones por hongos. También puede causar acné o pequeños abscesos subdérmicos. No obstante, la mejor recomendación es que cada persona se bañe como se sienta más cómoda, que conozcan su cuerpo, la grasa que produce y así sabrán el cuidado que deben tener.
¿Qué ocurre en el cuerpo cuando no hay ducha o baño habitual?
La piel es el órgano más grande del cuerpo y actúa como una barrera protectora contra patógenos y otros elementos dañinos. Ducharse ayuda a eliminar la acumulación de suciedad, sudor y bacterias que se acumulan en la superficie de la piel. Cuando no se hace, la piel puede volverse un caldo de cultivo para bacterias y hongos, lo que puede dar lugar a problemas como el acné, erupciones cutáneas y malos olores.
En el cuerpo hay millones de bacterias y las personas están expuestas a muchas más. Sin embargo, si uno no se baña, se expone a muchas más que si se lava habitualmente. No hay que olvidar que todas las bacterias extra se alimentan de las proteínas y los ácidos grasos y emiten un olor bastante desagradable, además si uno no se lava la piel, su aceite natural se mezclará con contaminantes, haciendo que den picores.
Además, la ducha elimina células muertas de la piel, lo que permite una renovación celular más efectiva y una piel más saludable. Cuando uno no se ducha, esas células muertas pueden acumularse y obstruir los poros, lo que podría causar problemas de la piel, como puntos negros y espinillas.
El cabello también se beneficia de las duchas regulares, ya que el cuero cabelludo acumula aceites, sudor y partículas de contaminación que pueden obstruir los folículos pilosos. La falta de higiene capilar puede llevar a un cuero cabelludo graso, caspa y la debilitación del cabello.
Al no ducharse, uno se arriesga a sufrir infecciones causadas por bacterias y hongos, como tiña inguinal, que se suele desarrollar en zonas del cuerpo calientes y húmedas. Además, sobra decir que la zona íntima desarrolla un fuerte olor y pueden surgir todo tipo de problemas, como infecciones, por no mencionar los picores y dolores.
No ducharse también puede afectar la salud emocional ya que, por ejemplo, una ducha puede ser un momento de relajación y autocuidado que ayuda a aliviar el estrés y a mejorar el estado de ánimo. La sensación de limpieza y frescura que se obtiene después de una ducha puede contribuir a una mayor confianza y autoestima. Incluso puede afectar a la salud mental ya que no solamente hará sentirse sucio, sino que a veces una ducha o un baño puede dar el impulso necesario a nivel emocional.
Tres factores a tener en cuenta para la frecuencia del lavado
- Clima y temperatura
Lo primero es reconocer la temperatura. Si uno se encuentra en un clima frío, lo mejor es bañarse dos o tres veces por semana, pero si se permanece en un clima cálido y se suda mucho, se recomienda bañarse hasta dos veces al día.
- Condición biológica
También hay que tomar en cuenta la condición biológica, es decir, cada cuerpo es distinto. Algunas personas sudan más que otras o tienen más grasa en la superficie de la piel, que actúa como protectora. El cuerpo contiene componentes de diferentes condiciones lipídicas, que forman una capa que permite protegerse de los agentes externos, agregó el entrevistado. Por ello, si uno se baña a diario puede pensar que es saludable pero debe tener cuidado si su piel es sensible ya que podría dañarse. Tanto es así que podría ser perjudicial eliminar esa capa protectora y generar dermatitis, celulitis u otra infección dermatológica.
- Actividad física y trabajos que requieren esfuerzo
Para las personas que realizan mayor actividad física, la recomendación es tomar doble baño al día para eliminar las bacterias que se reproducen con la sudoración. Lo mismo aplica para personas que realicen algún trabajo que implique esfuerzo físico, por ejemplo, albañiles o recolectores de basura, añadió el académico.

