
Sotogrande es este retiro del tiempo que, aun a primeros de julio, sabe a paz y silencio, incluso para esa especie extraña que aún no ha sucumbido al golf. Llegábamos el viernes Marta Salinas, mi nuevo alter-ego, y yo, en un coche eléctrico para captar el encanto de la sostenibilidad en marcha. Y nunca mejor dicho. Responde a la marca Polestar. Es una forma de gobernar el viento. Y el tiempo. Porque uno debe mentalizarse de que mientras el coche se carga, uno recarga sus pilas tomándose un café con calma o ejecutando una videollamada. Es una forma de parar para pensar. O para sentir.
Los coches eléctricos cada vez se cargan más rápido y España está implementando, a un ritmo vertiginoso, puntos de recarga en un sinfín de gasolineras. Por supuesto, yo de copiloto, y mi compañera Marta al volante. Les confieso: la última vez que conduje fue el día de mi examen (y eso que aprobé…). Ha llovido bastante de aquel entonces.
Nuestra visita relámpago tiene su razón de ser en el hecho de que el estudio de arquitectura L35, autores de nada menos que del renovado Estadio Santiago Bernabéu, inauguraba su oficina en Sotogrande (en pleno Puerto Deportivo). La arquitectura también mira a la sostenibilidad. La belleza debe ser solidaria con el medioambiente y el bienestar de las personas.
Pero no hay bienestar sin victoria. Para qué mentirles. Y este viaje me sabe a éxito y felicidad. Aunque me encuentro con un extraño fenómeno que es el de apreciar cada vez más jóvenes ajenos al fútbol. Será la consecuencia de Tik Tok. Pasan más tiempo con la pantalla del móvil que vibrando con los goles más épicos de la historia del fútbol. Quien me diga que este deporte no es arte es que no comprende lo que es la arquitectura efímera de la felicidad. Después de la generación Z, están los "no tan jóvenes". Personas a las que les interesa el fútbol casi tanto como el -olvidado- agujero de la capa de ozono. Españoles que van de patriotas pero si no se juega una final no apoyan a la Selección. Verán dentro de una semana…
A mí los "cuartos" -de la Eurocopa- me han pillado en coche y en el hotel de camino al sur, y sin perder el norte (porque, nunca, lo encontramos). Primero, desde el móvil, a caballo entre el gps y los goles de España-Alemania; y, después, mientras materializaba yo el "arriba la pestaña" con el "rímel", Mikel Merino elevaba nuestro país contra Alemania en Alemania. Quién fuera mallorquí, o vecino, para vivirlo desde la isla. Precaución ante todo. Marta es mallorquina de crecimiento (cordobesa de nacimiento).
Y es que la belleza del fútbol de una selección nacional es que nos une a todos: seamos del Barsa, del Madrid o incluso ajenos al fútbol. No hay discusión que valga. Electricidad mediante. Motor como carga. O carga eléctrica como motor. Arte que muere con la misma rapidez con la que nace. Pero perdura. La mejor moda y el modo más estético del momento. Los colores. Un himno. Una velocidad. Una misma verdad.
