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¿Cómo proteger tus plantas del frío y mantenerlas sanas este invierno?

Aprende los trucos para mantener tus plantas sanas y evitar que las heladas acaben con tu jardín esta temporada.

Aprende los trucos para mantener tus plantas sanas y evitar que las heladas acaben con tu jardín esta temporada.
Pixabay/CC/milivigerova

Durante el invierno, las bajas temperaturas pueden causar daños significativos a las plantas. Las heladas, el viento y la reducción de horas de luz afectan su salud y su crecimiento. Por ello, protegerlas es fundamental para garantizar que sobrevivan a esta estación y puedan recuperarse en primavera.

Entre las medidas más recomendadas para proteger las plantas del frío, se encuentran el uso de cubiertas, una ubicación estratégica y el riego controlado. Estas estrategias, además de ser fáciles de implementar, pueden marcar una gran diferencia en la conservación de las plantas durante los meses más fríos del año.

Cubiertas para plantas

El uso de cubiertas es una de las formas más efectivas para proteger las plantas de las heladas. Materiales como telas geotextiles, mantas térmicas o incluso una simple sábana pueden actuar como barreras contra el frío. Estas coberturas ayudan a mantener una temperatura estable alrededor de las plantas y evitan que el hielo afecte directamente sus hojas y tallos.

Es importante colocar las cubiertas antes de que las temperaturas desciendan bruscamente. Además, deben retirarse durante el día si las condiciones lo permiten, ya que el exceso de calor y humedad también puede perjudicar a las plantas. En el caso de macetas pequeñas, una opción adicional es trasladarlas al interior o a un espacio protegido, como un invernadero o un garaje.

El riego, un factor clave en invierno

El riego también desempeña un papel crucial en el cuidado de las plantas durante el invierno. Aunque podría parecer que las plantas necesitan menos agua en esta época, es esencial mantener el nivel de humedad adecuado en el sustrato. El agua ayuda a regular la temperatura de las raíces, que son especialmente vulnerables al frío.

Sin embargo, se debe evitar el exceso de agua, ya que un suelo encharcado puede congelarse y dañar las raíces. Lo ideal es regar durante las horas más cálidas del día, asegurándose de que el agua se absorba antes de que baje la temperatura.

Un lugar adecuado para las plantas

La ubicación también es determinante para proteger las plantas del frío. Colocarlas en áreas protegidas del viento y la intemperie reduce significativamente el impacto de las bajas temperaturas. Los muros y otros elementos estructurales pueden actuar como barreras naturales.

Para las plantas en maceta, moverlas a lugares más cálidos, como balcones cerrados o cerca de ventanas, puede ser la solución más práctica. En cambio, para las plantas en el suelo, una técnica común es agruparlas para que compartan el calor y la protección que se genera al estar juntas.

Preparar el suelo para el invierno

El cuidado del suelo es otro aspecto esencial para garantizar la supervivencia de las plantas en invierno. Aplicar una capa de mantillo o acolchado alrededor de la base de las plantas ayuda a aislar las raíces y a mantener una temperatura constante. Este material, que puede ser paja, corteza de árbol o incluso hojas secas, también evita la pérdida de humedad en el suelo.

Antes de aplicar el acolchado, se recomienda limpiar la zona de hojas caídas o restos de plantas que puedan albergar plagas o enfermedades. Además, es importante revisar regularmente el estado del acolchado y renovarlo si es necesario.

Plantas resistentes al frío

Para quienes deseen reducir los riesgos asociados al invierno, elegir plantas resistentes al frío es una opción práctica y sostenible. Especies como el acebo, el boj o el laurel son capaces de soportar temperaturas bajas sin necesidad de cuidados especiales. Estas plantas no solo aportan color y vida al jardín en invierno, sino que también requieren menos mantenimiento.

Otra estrategia es optar por plantas autóctonas, adaptadas al clima de la región. Estas especies suelen ser más resistentes a las condiciones locales y, por lo tanto, más fáciles de proteger.

La Flor de Pascua

La flor de Pascua, también conocida como poinsettia, es una de las plantas más representativas de la Navidad debido a sus vibrantes colores, especialmente el rojo intenso de sus brácteas. Originaria de México, esta planta tropical requiere cuidados específicos para mantenerse saludable durante todo el año, especialmente en invierno, cuando las bajas temperaturas pueden afectarla negativamente.

Según Marta Sigler, de la floristería "La Rosa de Oro", es fundamental conocer las necesidades de la flor de Pascua para garantizar su durabilidad y evitar los problemas comunes derivados de un cuidado inadecuado. "La flor de Pascua es una planta de exterior. Ahora mismo, a todos nos gusta colocarla dentro de casa para decorar la entrada, el salón o la cocina, y para que nos inspire ese aire navideño con esa flor roja tan bonita que tiene".

Al recibir la planta, Sigler explica que el primer paso es retirar cualquier envoltorio:"Cuando recibimos la Flor de Pascua en casa, le quitamos el plástico y dejamos que la planta se airee bien. Si le ponemos un platito debajo, debemos asegurarnos de que no quede agua acumulada tras el riego, ya que el exceso de humedad puede hacer que se pudra".

En cuanto al riego, Marta destaca la importancia de no excederse: "Es una planta que necesita un riego moderado, una vez cada 4 o 5 días. Si se riega por inmersión, basta con hacerlo una vez cada 10 días. Si se riega demasiado, las hojas empiezan a caerse muy rápido". Otro aspecto clave es evitar las fuentes de calor directo. "No es recomendable colocarla cerca de una fuente de calor, como puede ser la chimenea o la calefacción", ha advertido la experta en el programa de esRadio.

El cambio de color en las hojas de la flor de Pascua también es algo natural, y Marta aclara que, al perder su característico color rojo, las hojas pueden tornarse verdes y, con el tiempo, mutar a otros colores: "Las hay rojas, amarillas, salmón, rosas y bicolores".

Después de las fiestas, la vida continúa y muchas personas desechan la Flor de Pascua tras la Navidad, pero Marta recomienda conservarla: "Pasadas las fiestas, si la planta se pone más fea, es señal de que ya está pasando su maduración. Por eso, una vez llega marzo, se puede sacar al exterior, cortarla a unos 10 centímetros y ubicarla en un lugar con orientación norte".

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