El cambio de hora en España es una práctica que se realiza dos veces al año con el único objetivo de aprovechar mejor la luz natural y reducir el consumo de energía. Este cambio en los relojes de todos los ciudadanos se realiza en dos momentos, con el cambio de verano a invierno y de invierno a verano. Pero en los últimos años han surgido muchas dudas, ¿afecta a la salud de las personas? ¿por qué se llevan a cabo estos cambios? ¿ayuda al ahorro energético?
Cuando se va acercando el verano se cambia el reloj, el horario de verano habitualmente comienza el último domingo de marzo, cuando los relojes se adelantan una hora. Es decir, a las 2:00 de la madrugada pasan a ser las 3:00 por lo que, generalmente se dice que "nos quitan" una hora de sueño. El objetivo de este cambio es aprovechar las horas de luz del día, retrasando la puesta del sol y alargando las tardes, lo que se traduce en un menor uso de electricidad, especialmente en iluminación.
Por otro lado, el horario de invierno se establece el último domingo de octubre, cuando los relojes se atrasan una hora. En este caso, a las 3:00 de la madrugada se retrocede a las 2:00, "regalándonos" una hora de sueño. Este cambio busca ajustar el horario para que las actividades diarias coincidan más con las horas de luz durante los días más cortos del año.
¿Cuándo es el cambio de hora en España 2024?
El cambio al horario de invierno en España se llevará a cabo durante la madrugada del 26 al 27 de octubre de 2024, concretamente a las 03:00 horas de la madrugada, momento en el cual los relojes deberán atrasarse una hora. Es decir, a las 03:00 pasarán a ser las 02:00 horas.
¿Por qué cambia la hora en España?
El cambio de hora en España se realiza principalmente para aprovechar mejor las horas de luz natural durante el día y, así, reducir el consumo de energía, especialmente en iluminación. Esta práctica tiene su origen en las medidas adoptadas durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, y también en la crisis del petróleo en los años 70, como una forma de ahorrar energía en tiempos de escasez de recursos.
La lógica detrás del cambio de hora es ajustar los horarios de actividad de las personas con las horas de luz solar disponibles. Es evidente que durante los meses de verano, los días son más largos, por lo que adelantar el reloj una hora permite tener más luz al final del día, lo que en teoría reduce el uso de iluminación artificial y otros recursos energéticos. En invierno, al hacer el cambio inverso, se intenta aprovechar mejor la luz durante las horas de actividad laboral y escolar, cuando los días son más cortos.
¿Cómo afecta a nuestra vida diaria?
Aunque hay personas que no notan el cambio de hora, hay otras que sí que aluden a algunos aspectos de la vida cotidiana que se ven influenciados por el hecho de atrasar una hora los relojes. En concreto, los que tienen que ver con las costumbres diarias, como el sueño o el apetito. El motivo es que el cambio al horario de invierno puede provocar desadaptación y síntomas similares a los que provoca el 'jet lag': fatiga y cansancio general, somnolencia durante el día, dificultad para conciliar el sueño por la noche, irritabilidad, falta de concentración y disminución del rendimiento físico e intelectual. También se puede sentir hambre a horas intempestivas o, todo lo contrario, falta de apetito o sensación de plenitud tras la comida.
Este factor está relacionado con el reloj biológico y afecta, sobre todo, a las personas que llevan una rutina muy marcada durante su día a día, es decir, aquellas que se levantan siempre a la misma hora; trabajan, estudian o realizan ejercicio en la misma franja horaria; hacen las comidas en un mismo horario y se van a dormir siempre a la misma hora. Por ello, si se mantienen estos hábitos, es posible que el insomnio, la falta de concentración, la irritabilidad o el bajo estado de ánimo o el cansancio afecten a estas personas durante la jornada en la que se cambia la hora y en los días posteriores, hasta que se vuelven a acostumbrar al horario y al cambio de las horas de luz.
A nivel económico, el objetivo principal de esta medida es reducir el consumo energético. Sin embargo, en los últimos años se ha debatido su efectividad, ya que los hábitos de consumo han cambiado y el ahorro energético podría no ser tan significativo como antes. De hecho, la Unión Europea ha discutido la posibilidad de eliminar el cambio de hora, permitiendo que los países elijan entre mantener el horario de verano o el de invierno de manera permanente.
Impacto del cambio de hora en el ahorro energético
El impacto del cambio de hora en el ahorro energético ha sido uno de los principales argumentos para su implementación, pero en los últimos años su efectividad ha sido cuestionada. Hay que recordar que el cambio de hora se introdujo para aprovechar mejor la luz solar y, así, reducir el consumo de electricidad. Al adelantar o retrasar el reloj, se buscaba alinear las horas de actividad diaria con el tiempo en que había más luz natural, disminuyendo la necesidad de encender luces y otros dispositivos eléctricos. Durante los meses de verano, al haber más horas de luz por la tarde, teóricamente se reducía el uso de electricidad en hogares, oficinas y comercios.
Sin embargo, con los cambios en el estilo de vida y el desarrollo de tecnologías más eficientes, el ahorro energético asociado al cambio de hora ha disminuido significativamente. Algunos factores que han reducido su impacto incluyen:
- Tecnología de bajo consumo: Con el uso generalizado de bombillas LED y electrodomésticos más eficientes, el consumo de energía para iluminación ha caído, reduciendo el potencial de ahorro del cambio de hora.
- Mayor uso de calefacción y aire acondicionado: El ahorro en iluminación puede verse compensado por un aumento en el uso de calefacción durante las mañanas frías en invierno o de aire acondicionado en las tardes calurosas de verano, lo que neutraliza parte del beneficio energético.
- Diversificación del consumo eléctrico: El consumo de energía en los hogares se ha diversificado, ya que ahora hay una mayor dependencia de dispositivos electrónicos y electrodomésticos, lo que también limita el impacto del cambio de hora en la reducción de la demanda eléctrica.