
Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han realizado un avance significativo en el campo de la astrofísica al identificar las moléculas más grandes descubiertas hasta la fecha en el espacio. Este descubrimiento resalta la complejidad química que puede existir en las nubes interestelares y contribuye al entendimiento sobre cómo se forman compuestos que podrían ser precursores de la vida.
El equipo del CSIC, en colaboración con investigadores internacionales, utilizó el telescopio Green Bank, ubicado en Virginia Occidental, Estados Unidos. Este instrumento cuenta con una tecnología avanzada que permite observar y analizar señales de radio provenientes de regiones distantes del espacio. El telescopio ha sido esencial en la detección de las moléculas, que pertenecen a la familia de los alquinos, un grupo de hidrocarburos que incluyen enlaces triples entre los átomos de carbono. Estos compuestos son notablemente más complejos que las moléculas previamente identificadas en el medio interestelar.
El descubrimiento se produjo en la nube molecular TMC-1, situada a más de 1.300 años luz de la Tierra. Esta región es conocida por su rica química, lo que la convierte en un lugar ideal para investigar la formación de moléculas complejas. El trabajo del CSIC se trata de un esfuerzo más amplio por comprender los procesos químicos que se desarrollan en el espacio y su relación con la formación de estrellas y planetas
La importancia de las moléculas descubiertas
Las moléculas detectadas no solo son grandes en términos de su estructura, sino que también aportan información valiosa sobre el origen de compuestos más complejos que podrían estar relacionados con la biogénesis. La existencia de alquinos en el espacio sugiere que las condiciones necesarias para la formación de moléculas que son fundamentales para la vida pueden ser más comunes de lo que se pensaba.
Los investigadores han indicado que estos compuestos podrían ser un componente crucial en la formación de aminoácidos y otros precursores biológicos. La detección de tales moléculas en TMC-1 refuerza la idea de que las condiciones en el espacio pueden favorecer la creación de los bloques de construcción de la vida, desafiando así la noción de que la vida es exclusiva de la Tierra.
Reacciones químicas en el medio interestelar
El estudio de la química del medio interestelar ha cobrado gran importancia en la última década, y el descubrimiento de las moléculas más grandes proporciona una nueva perspectiva sobre cómo se llevan a cabo las reacciones químicas en estos entornos. Las interacciones entre moléculas en el espacio son complejas y poco comprendidas, pero el hallazgo de los alquinos podría ofrecer pistas sobre la dinámica de estas reacciones.
Los científicos del CSIC han señalado que la identificación de estas moléculas podría llevar a nuevos enfoques en la investigación sobre la química del espacio. José Cernicharo, investigador en el Instituto de Física Fundamental (IFF-CSIC), subraya que "los resultados sugieren un escenario en el que los PAH se forman en nubes frías a partir de anillos de carbono fusionados que contienen cinco y seis átomos de carbono, en lugar de solo de seis como se había pensado anteriormente". A medida que continúan estas investigaciones, esperan descubrir más sobre cómo se forman y evolucionan estas complejas estructuras químicas en el medio interestelar. Este enfoque no solo incrementa el conocimiento en astrofísica, sino que también abre nuevas vías para explorar la posible existencia de vida en otros planetas.
Las conclusiones se sitúan dentro del marco del proyecto Quijote, cuyo propósito es analizar la complejidad química de una nube interestelar fría. Este proyecto ha permitido el descubrimiento de más de 90 especies moleculares en los últimos cuatro años. Uno de los hallazgos más significativos de esta colaboración ha sido la detección de una gran cantidad de hidrocarburos puros, los cuales presentan abundancias notablemente altas, utilizando el método estándar de detección línea por línea.

