El Instituto de Trastornos Alimentarios (ITA) considera que las Navidades son un momento propicio para la detección de los trastornos alimentarios, ya que estas fechan generan momentos "altamente conflictivos" para las personas afectadas. LD (EFE) Para las personas con un trastorno alimentario, las tradicionales comidas de estos días -habitualmente muy calóricas, con carnes más grasas, salsas y dulces- y la necesidad de reunirse en torno a la mesa con sus familiares y otras personas allegadas pasan a un segundo plano ante la intensa ansiedad a la que se ven sometidas.
Un enfermo de anorexia o bulimia experimenta mucho miedo frente a la perspectiva de tener que compartir largas horas en la mesa con la familia y empieza a programar con semanas de antelación cómo manejarse para poder evitar la ingesta de los alimentos temidos o a eliminarlos, informa el ITA.
El objetivo de una persona con TCA (Trastorno de la Conducta Alimentaria) durante las fiestas es, muchas veces, esconderse del control y de los ojos de los demás, pasar desapercibida con diferentes finalidades, como llevar a cabo conductas inadecuadas con la comida y sustraerse a la conversación con los demás comensales.
Estos comportamientos pueden apuntar "que alguien no lleva una buena relación con su cuerpo o con la comida", se advierte desde el Instituto.
Estas personas suelen servirse porciones reducidas, dejar muchos restos en el plato, juguetear con los alimentos, buscar excusas para no asistir a las comidas en familia o ausentarse justo en el momento en que se sirve algún plato fuerte.
Además, suele utilizar ropa ancha para taparse, ir en numerosas ocasiones al lavabo o quedarse en él durante más tiempo de lo normal, además muestran ansiedad o incluso agresividad después de las comidas.
Los expertos señalan que detectar precozmente un TCA es muy importante porque permite implantar un tratamiento adecuado y minimiza el riesgo de cronificación y de ingresos hospitalarios.
El ITA recuerda a los familiares y acompañantes la importancia de ser firmes y exigir que la persona tenga un comportamiento normalizado en la mesa: que coma lo que comen los demás, en un tiempo razonable, que acepte el control que requiere su condición clínica y que no hagan excepciones a causa de la enfermedad, y se alienta a la persona afectad por los TCA a afrontar sus miedos.
Es de suma importancia, apuntan la misma fuente, que las personas allegadas "sean comprensivas y sepan escuchar los miedos y las ansiedades de la persona afectada y eviten la culpabilización".
En estas fechas todos los pacientes ingresados en los dos centros del ITA que se encuentran en un momento óptimo del tratamiento reciben permiso para pasar las fiestas con sus familias.
Aquellos enfermos que por su situación clínica no pueden dejar el hospital durante las fiestas, también las celebran con intercambio de regalos y modifican sus hábitos alimentarios según la tradición: con polvorones y turrones obligatorios, aunque con el apoyo del personal especializado.