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¿Qué es el Síndrome del Pavo Real?

La vanidad y la preocupación por lo físico han subido con el auge de Internet. A veces dan como resultado el síndrome del Pavo Real, ¿En qué consiste?

La vanidad y la preocupación por lo físico han subido con el auge de Internet. A veces dan como resultado el síndrome del Pavo Real, ¿En qué consiste?
animal, bird, united states | Unsplash/Kelly Sikkema

El mundo de las redes sociales ha hecho mucho daño a la mentalidad de la sociedad y ha hecho que muchas personas tengan trastornos relacionados con la imagen. La vanidad, además, se sitúa en el centro del marco social. Pero, por este motivo surgen algunas preguntas. ¿Nos pertenecen las imágenes? ¿Pertenecemos nosotros a ellas? ¿Existe realmente este vínculo? La gente desfila por las redes sociales como maniquíes en un escaparate. Frente al cristal, la vanidad se busca a sí misma pero, en exceso, delata carencias emocionales, ya que entre otros síntomas, incluye el miedo al rechazo, a las comparaciones, a remover su propia figura sacando a la luz los vacíos que radican en no cumplir con las expectativas.

Con el auge de Internet en los últimos años la vanidad se ha disparado en la sociedad o, lo que es lo mismo, las preocupaciones por la apariencia crecen cada día más llegando a convertir la vanidad en un trastorno psiquiátrico. Además, las redes sociales han dado pie a numerosos trastornos que, sin ellas, seguramente no existirían.

No obstante, el darle tanta importancia a la imagen no es algo nuevo ya que simplemente hay que echar un vistazo a cómo se comportaba la burguesía en el siglo XIX, o la aristocracia y las clases altas en siglos anteriores. Ropas imposibles, calzado imposible, peinados y pelucas imposibles... Pero hay algo que no tenían los antepasados y que acentúa hoy ese estar en el mundo de cara a los demás: las pantallas.

El motivo es sencillo y es que las pantallas, Internet, potencian la importancia de cómo se viste, cómo se gesticula o se habla ya que todo queda grabado y guardado para verlo en el futuro también. Todo ello puede llevar a desarrollar síndromes extraños actualmente, aunque no lo será tanto dentro de unos años. El llamado síndrome del pavo real es uno de ellos. ¿Qué es? ¿En qué consiste?

Las personas que sufren este síndrome resultan adictas a mentir. Se llama así porque, buscando las similitudes con los pavos reales, los narcisistas manifiestos presumen y se pavonean, ocupando tanto el espacio físico como el emocional, simulando ser más grandes que la vida. Hay que ser conscientes de que es un fenómeno psicológico que se ha vuelto más frecuente con el auge de las redes sociales y la cultura de la autopresentación en línea. El término hace referencia al comportamiento exhibicionista y la búsqueda de validación y aprobación a través de la publicación excesiva de contenido personal y detallado en redes sociales.

Incluso, las personas que padecen este síndrome tienden a mostrar un fuerte deseo de ser el centro de atención en la red. Sienten la necesidad constante de compartir cada aspecto de su vida, desde sus logros y éxitos hasta sus problemas y emociones más íntimas, con ello, buscan acumular un alto número de "me gusta", comentarios y seguidores como una forma de validación y confirmación de su valía personal. Lo más característico del mismo es una de sus peores consecuencias y es que, quienes lo sufren, se acostumbran tanto a la mentira que se convierten en manipuladores natos. A fin de cuentas, se trata de ocultar carencias, inseguridades y puntos vulnerables. Pero, ¿Cómo evitar que suceda? Los psicólogos coinciden en que es un trastorno más complejo de lo que parece, precisamente porque no permite conectar a la persona con la realidad.

Tipos de síndrome del Pavo Real

  • Creerse perfecto: Las personas extremadamente vanidosas sienten que todo lo que hagan estará bien, es decir, que nunca cometerán errores. No obstante, pueden ser conscientes de sus defectos, pero no los admitirán.
  • La belleza como estandarte: Como suele decirse, la belleza es relativa, y aunque es un pilar fundamental de la autoestima, las personas con este síndrome no solo piensan que son guapos o guapas, sino que se presentan como auténticos estándares de belleza en carne y hueso.
  • Ignorar a los demás: Otro pilar fundamental de la autoestima es la confianza propia, escucharse por dentro y dialogar amablemente con uno mismo. Sin embargo, de ahí a ignorar al resto de personas, incluso familiares, pareja o amigos, hay una distancia: la del ego. Una persona con este síndrome no solo ignorará los consejos ajenos, sino que te hará sentirte incómodo por haberte atrevido a aconsejarle.
  • No pensar en las consecuencias de las acciones: La seguridad tampoco se queda atrás en el compendio de elementos que fortalecen psicológicamente hablando. No obstante, una persona segura de sí misma es alguien que ha sopesado las consecuencias. Por el contrario, el ‘pavo real’ piensa que sus decisiones no pueden afectar a los demás. Y si afectan, pasará a ignorarlo.
  • Llamar la atención siempre: Ignoran a los demás, sí, pero paradójicamente los buscan ya que tienden a desear ser el centro de atención.

¿Cómo identificar este Síndrome?

Como sucede con la conducta narcisista, son personas manipuladoras, que tratan de manejar todas las circunstancias con tal de ocultar carencias, inseguridades y puntos vulnerables. Todos los elementos externos importan en el panorama general de la percepción, la estética interviene constantemente en la propia formación de la percepción de las personas que, a su vez entienden a través de las pantallas. Estos son cinco hábitos que podrían revelar si se padece este síndrome:

  1. Cuando parece que la perfección existe. Las personas extremadamente vanidosas sienten que no pueden hacer nada malo. Esto no significa que no sean conscientes de sus defectos, simplemente no los admiten.
  2. Las personas más guapas. Las personas con este síndrome piensan que son la definición por la que se establecen los estándares de belleza. Es decir, existen sabiéndose guapas, las personas más guapas.
  3. Ignoran los consejos de la gente. Están convencidas de que no necesitan que nadie les aconseje ante cualquier situación. Para estas personas nadie puede saber mejor que ellos qué deben hacer. De hecho, no solo ignorarán cualquier consejo, sino que harán que los demás se sientan incómodos por intentar darlos.
  4. Llamar la atención, una forma de vida. Ante la autorrepresión de las inseguridades, tienden a desear ser el centro de atención como un mecanismo para reafirmarse en aquellas ideas que se han construido para evitar reconocerlas.
  5. No piensan en las consecuencias de sus acciones. Una persona segura de sí misma es alguien que ha sopesado las consecuencias. Sin embargo, aquella que piensa que sus elecciones son las mejores, siempre, pueden estar ocultándose y ocultando justo lo contrario, la falta de seguridad. En estos casos, que su nombre no reduzca la importancia de cuidar la salud mental, para construirnos lejos de la flagelación.

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