
Escondida en lo más íntimo del cuerpo se encuentra la musculatura del suelo pélvico contribuyendo a mantener la calidad de vida. Es un tema casi tabú en la sociedad y no se habla abiertamente de esa parte, de hecho, se suelen descubrir cuando han estado forzados o deteriorados, como por ejemplo tras el parto. Pero, es una parte importante del cuerpo, tanto de los hombres como de las mujeres, ya que cumple numerosas funciones, como sostener la postura.
Por tanto, es importante para todos conocerlo. ¿Qué es el suelo pélvico? El suelo pélvico, también conocido como suelo perineal, es una estructura de músculos, ligamentos y tejidos que se encuentra en la parte inferior de la pelvis. Aunque a menudo pasa desapercibido, cumple un papel fundamental en la salud y el bienestar de hombres y mujeres. Este conjunto muscular se extiende como un puente colgante entre el pubis y el coxis y estos músculos sirven para sujetar los órganos del interior de la pelvis, como el útero, la vejiga y el recto. Aseguran la continencia y juegan un rol en la actividad sexual.
Para localizarlo con más precisión, se sitúa dentro del rombo que forman los huesos isquiones, situados justo debajo de los glúteos; y la sínfisis púbica y el coxis, tanto delante como detrás del cuerpo. Esos cuatro puntos óseos delimitan el espacio en el que el suelo pélvico se dispone, tanto a nivel superficial como a nivel profundo rodeando los esfínteres de la uretra y del ano. Así pues, el suelo pélvico cumple cuatro funciones importantísimas en el día a día y la mayoría de las veces pasan desapercibidas. Aunque, es importante saber que el suelo pélvico no trabaja de manera aislada, sino que necesita de la colaboración, coordinación, armonía y sintonía de otros elementos del cuerpo tales como el diafragma.
Otro elemento relacionado con el suelo pélvico es la columna lumbar, pues hay personas que presentan un aumento de la curvatura lumbar, lo que llamamos hiperlordosis, y esto a la larga puede desencadenar en un suelo pélvico debilitado. Otro elemento es la pared abdominal y lo que en conjunto se llama compartimento abdominolumbopélvico: necesitan trabajar de manera coordinada y una alteración en cualquiera de ellos puede acabar molestando e incordiando al resto de elementos.
¿Para qué sirve el suelo pélvico?
- Función de sostén: Los músculos permiten el movimiento, pero en el caso de los que se sitúan en el suelo pélvico también garantizan la postura. Y es que sirven para contraer y relajar los esfínteres, pero también para dar sujeción a órganos tan importantes como la vejiga, el útero, la uretra, el recto y el ano. Los problemas relacionados pueden provocar un prolapso o el descenso de cualquiera de esos órganos que deberían estar en un plano y se encuentran más descendidos.
- Control de la vejiga y el recto: El suelo pélvico desempeña un papel crucial en el control de la vejiga y el recto. Los músculos del suelo pélvico permiten que se puedan retener la orina y las heces cuando sea necesario, y también permiten liberarlas cuando se desea. Algunas de las disfunciones relacionadas son la incontinencia urinaria o un estreñimiento terminal, síntomas de un suelo pélvico dañado que no está haciendo su función de manera adecuada.
- Función sexual: El suelo pélvico también es esencial para la función sexual en hombres y mujeres. En las mujeres, unos músculos pélvicos fuertes pueden mejorar la sensación sexual y ayudar a controlar los músculos vaginales. En los hombres, el suelo pélvico contribuye a la erección y al control eyaculatorio. La disminución de la sensibilidad, la dificultad para alcanzar el orgasmo, la imposibilidad para llevar a cabo la penetración o la dificultad en el hombre para mantener una erección son situaciones que hacen saltar las alarmas de que puede existir algún problema en el suelo pélvico. Y es que unos músculos que se encuentran en buen estado van a garantizar que las relaciones sexuales puedan tener lugar y además sean placenteras.
- Función reproductiva: Durante el parto, la cabecita del bebé va a encontrarse con los músculos del suelo pélvico de la madre y, si éstos tienen un tono adecuado, ayudarán a que el bebé rote. Este movimiento es muy importante para desencadenar en el útero el llamado reflejo de eyección que favorece la salida del bebé al exterior. Así mismo, los músculos van a tener que distenderse y ser flexibles para que la cabeza del bebé y el resto de su cuerpo salgan al exterior. Por ello, un suelo pélvico fuerte y flexible puede facilitar el proceso de parto y reducir el riesgo de lesiones.
Causas del debilitamiento del suelo pélvico
Uno de los factores de debilitamiento del suelo pélvico es el estreñimiento crónico y por ello es tan importante prevenirlo a través de una adecuada alimentación, una vida activa, una correcta hidratación y una óptima posición y respiración en el momento de evacuar. No obstante, el embarazo y el parto y el postparto, debido a los cambios hormonales, el aumento de presión sobre el periné y el estiramiento de este para dar a luz también pueden dañar los músculos y ligamentos, si no se cuenta con la información adecuada y el acompañamiento de especialistas en suelo pélvico.
La menopausia es otra etapa de riesgo para la salud perineal en la que las señales de alarma suelen ser la incontinencia urinaria y el dolor en las relaciones sexuales debido a la frecuente atrofia y sequedad vaginal.
Pero también, y esto puede afectar tanto a las mujeres como a los hombres, la práctica de deportes de alto impacto influye llegando a producir incontinencia urinaria hasta en un 80% de los casos. Además de todo esto, el sobrepeso y la obesidad y otras enfermedades de tipo respiratorio tienen incidencia en el suelo pélvico, así como ciertas cirugías ginecológicas (histerectomía) y algunos tratamientos agresivos.
¿Se puede prevenir la debilitación del suelo pélvico?
- Entrenar y ejercitar de regularmente los músculos del suelo pélvico con ejercicios.
- Tener buenos hábitos y técnicas para ir al baño.
- Incluir de manera regular en la dieta fibras y probióticos que favorezcan la salud y el tránsito intestinal.
- Mantener un peso adecuado.
- Mantener una buena postura, especialmente al estar sentado.
- Hacer actividades de bajo impacto, como abdominales hipopresivos, bicicleta, natación o elíptica.

