Los Investigadores del Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (CIBIR) han aprobado el uso de un compuesto químico, el azul de metileno, que reduce la muerte de las neuronas causantes del glaucoma y frena de esta forma el desarrollo de la enfermedad, que, a su vez, es la segunda causa de ceguera.
Fue el 22 de octubre en la presentación de los resultados de la investigación cuando la consejera de Salud y Políticas Sociales, María Martín, destacó que este hallazgo "supone un avance muy importante en la prevención de enfermedades de la retina como el glaucoma, la segunda causa de pérdida de visión y ceguera en el mundo". Además, en esta misma exposición participó el director gerente de Fundación Rioja Salud, Juan Carlos Oliva, el director de Investigación del CIBIR, Eduardo Mirpuri, y los científicos del centro de investigación Alfredo Martínez, Rafael Peláez y Álvaro Pérez Sala, quienes han desarrollado el proyecto junto a otro equipo de la Universidad de Buenos Aires (Argentina).
El glaucoma es una enfermedad ocular que afecta a más de un millón de personas en España. Esta afección se caracteriza por un daño progresivo en el nervio óptico, generalmente asociado a un aumento en la presión intraocular. Si bien puede afectar a personas de cualquier edad, el riesgo aumenta de forma considerable en personas que:
• Son mayores de 40
• Tienen parientes con glaucoma
• Son de ascendencia africana, hispana, o asiática
• Tienen presión ocular alta
• Tienen hipermetropía o miopía
• Sufrieron una lesión en el ojo
• Han hecho uso prolongado de esteroides
• Tienen córneas delgadas en el centro
• Sufren de estrechamiento del nervio óptico
• Tienen diabetes, presión alta, migrañas, mala circulación de la sangre u otros problemas de salud que afectan a todo el cuerpo.
A pesar de que el glaucoma puede aparecer sin síntomas evidentes en sus primeras fases, la detección temprana resulta fundamental para evitar los daños irreversibles. Según la Sociedad Española de Glaucoma, la clave radica en realizar revisiones anuales a partir de los 40 años, especialmente para quienes tienen antecedentes familiares de esta enfermedad.
La investigación
Este estudio se ha llevado a cabo en modelos animales de experimentación, en los que se introdujeron condiciones de hipertensión ocular. Durante un periodo de siete días los animales fueron divididos en dos grupos. El primero fue tratado con dos inyecciones diarias de azul de metileno, el segundo fue administrado siguiendo el mismo procedimiento, pero sin emplear el azul de metileno.
Los resultados obtenidos revelaron que, en el primer caso, al usar el azul de metileno se logró restaurar de forma contundente las funciones visuales y prevenir la pérdida de neuronas en la retina. El azul de metileno tiene un alto perfil de seguridad que plantea una nueva estrategia farmacológica para combatir la progresión de la neuropatía óptica y prevenir la pérdida de la visión en los pacientes de glaucoma.
Las principales causas y los tipos de glaucoma
El ojo produce un humor acuoso constantemente que debe drenarse la misma cantidad. El fluido se drena a través de un área llamada ángulo de drenaje. Este proceso, según explica la American Academy of Ophthalmology, mantiene la presión en el ojo. Sin embargo, si el ángulo de drenaje no está funcionando correctamente, el fluido se acumula y la presión intraocular aumenta y esto daña el nervio óptico.
Existen dos tipos principales de glaucoma: el más común es el denominado glaucoma crónico de ángulo abierto que se produce gradualmente cuando el ojo no drena el fluido de la forma que debería, por lo que la presión del ojo aumenta y comienza a dañar el nervio óptico.
Por otra parte, también existe el glaucoma de ángulo estrecho o también llamado ángulo cerrado. Este tipo se produce cuando el iris de la persona está muy cerca del ángulo de drenaje por lo que el iris puede bloquear el ángulo de drenaje y comenzar a aumentar la presión ocular.
El tratamiento
Los resultados sugieren que este tratamiento podría implementarse como una terapia complementaria a los medicamentos que ya se usan en la actualidad para reducir la presión intraocular.
El tratamiento del glaucoma varía según el tipo y la etapa de la enfermedad. Tradicionalmente, el tratamiento inicial consiste en el uso de colirios para reducir la presión ocular. No obstante, muchos pacientes requieren procedimientos más avanzados, como la cirugía láser (trabeculoplastia) o la cirugía convencional. En los casos más avanzados, se han desarrollado técnicas como la implantación de válvulas de drenaje, con un índice de éxito del 80%, aunque pueden presentar complicaciones con el tiempo, como obstrucciones que requieren intervención adicional.
El fin de la investigación es generar medicamentos que reduzcan la muerte neuronal, que es el "último culpable de que se produzca la pérdida de visión", ha indicado el investigador Alfredo Martínez.