
Que un adulto tenga dolores de cabeza se ve como normal, generalmente por la carga del trabajo y el hogar, pero también son habituales en adolescentes y niños. Por norma general no son algo grave. De hecho, no hay que olvidar que los niños siguen siendo personas y, al igual que los adultos, pueden desarrollar diferentes tipos de dolores de cabeza, entre ellos migrañas o dolores de cabeza relacionados con el estrés. Pero, ¿qué puede causar los dolores de cabeza? Generalmente, tanto en niños como en adultos, los dolores de cabeza son causados por altos niveles de estrés o ansiedad, una infección o un traumatismo craneal menor.
Si uno mira los datos podrá observar que en Estados Unidos cerca de 39 millones de personas sufren de migrañas. Aunque es más común que los afectados sean adultos, muchos niños también pueden sufrir dolores de cabeza pulsátiles e intensos y otros síntomas de migraña. De hecho, de manera habitual la migraña comienza en la infancia, aunque no suele diagnosticarse hasta que los niños saben expresar cómo es su dolor de cabeza, en torno a los cinco años. Por este motivo, en los más pequeños, incluso en adolescentes, la migraña es una enfermedad prácticamente invisible y difícil de diagnosticar, a pesar de ser la primera causa de discapacidad neurológica entre los 5 y los 19 años. Tanto que sus repercusiones son tan indeseables como las que causa el cáncer o la artritis reumatoide en los más jóvenes: absentismo escolar y menor rendimiento en los estudios, interferencias en la vida social y disminución de la calidad de vida.
La migraña, especialmente en niños y adolescentes, pueden durar entre 4 y 72 horas y suele acompañarse de náuseas, vómitos, aversión a la luz, al ruido y a los olores, además de empeorar con el esfuerzo físico. Pero, ¿qué es exactamente la migraña infantil? La migraña infantil es un trastorno neurológico que afecta a niños y adolescentes, caracterizado por episodios recurrentes de dolor de cabeza intenso, que pueden ir acompañados de otros síntomas como náuseas, vómitos, sensibilidad a la luz, al sonido y, en algunos casos, alteraciones visuales conocidas como aura.
¿A qué edad pueden sufrir migrañas los niños?
Cualquier niño puede tener migrañas, de hecho, alrededor del 10% de los niños de entre 5 y 15 años de edad y hasta el 28% de los adolescentes las padecen. La mitad de las personas que sufren de migrañas tienen su primer ataque antes de los 12 años de edad. Tanto es así que se han reportado incluso en niños tan pequeños como de 18 meses.
Cómo se manifiestan
Los dolores de cabeza se manifiestan principalmente en la parte superior y a ambos lados de la cabeza. También es habitual que los niños que sufren migrañas puedan padecer también de mareos, náuseas, vómitos y/o dolor estomacal. Asimismo, suele ir acompañado de una hipersensibilidad a la luz, ruidos y olores. La duración de la migraña es muy relativa, pudiendo ser de solo unos minutos, de unas horas o incluso en casos más extremos días enteros.
Síntomas de la migraña infantil
- Dolor que dura entre 2 horas y 3 días
- Dolor pulsátil como un latido
- Dolor a un lado de la cabeza
- Dolor intenso y el niño deja de hacer sus actividades normales
- Nauseas y vómitos
- Fotofobia o molestias de la luz
- Sonofobia y molestias de sonidos
- Aura (ver lucecitas, moscas volando, rayas negras…)
- Hormigueo en alguna parte del cuerpo
Causas de migraña infantil
La migraña es un trastorno neurológico que ocurre fuera del cráneo. Cuando ocurre, los músculos que cubren la cabeza se inflaman contrayéndose los vasos sanguíneos que llegan al celebro. El celebro, por tanto, recibe menos sangre y menos oxígeno y esto afecta a los nervios circulantes que envían mensajes de dolor al cerebro y esto causa la migraña. Situaciones que pueden desencadenar en migrañas en los niños son:
- Falta de sueño y cansancio
- Uso abusivo de televisión, consolas, tablets y ordenadores
- Estrés o ansiedad
- Consumo excesivo de refrescos con cafeína
- Una mala alimentación o saltarse alguna comida
- Cambios hormonales o menstruales
- Problemas de visión
- Ruidos fuertes y olores demasiados intensos
- Deshidratación
- Efectos secundarios de algún medicamento
¿Cómo sospechar en familia si es migraña?
Hay ciertos criterios establecidos para sospechar que los dolores de cabeza que refiere un menor son migrañosos, como la duración de las crisis las náuseas o vómitos, o la aparición de fotofobia o fonofobia. Pero, quizá el primero de todos sea conocer si existe una historia familiar de migraña. También hay que fijarse en el tipo de dolor para descartar una cefalea secundaria a un golpe en la cabeza o un trastorno diferente.
En edades más avanzadas el dolor migrañoso tiene una cualidad pulsátil (palpitante, ardiente, punzante), abarca la mitad del cráneo y puede empezar progresivamente o irrumpir de forma explosiva. En niños, sin embargo, un dolor distinto, bilateral, opresivo y con menos intolerancia al ruido, puede cursar con alteraciones del sistema nervioso autónomo. Ello causa que del 3 al 10% de los infantes presenten síndromes asociados que incrementarían el riesgo de migraña. De hecho, un dolor de barriga con vómitos puede ser el inicio de un ataque migrañoso.
Por tanto, es clave prestar atención a síntomas como dolor abdominal, tortícolis benigna paroxística, vértigo benigno paroxístico, vómitos cíclicos, migraña confusional (estado transitorio de confusión que aparece con dolor de cabeza), sonambulismo. Se suma la frecuente cinetosis (náuseas/vómitos cuando viajan por mar, aire o coche; o cuando se suben en atracciones feriales) incluso los cólicos del lactante, que algunos estudios consideran marcador genético para una futura migraña.
Y, ¿cuánto puede durar una migraña en los más pequeños? En niños la duración de los ataques de migraña no suele superar las 2 horas, y a veces dura solo unos 30 minutos. Además de los síntomas ya enumerados, los vómitos y el dolor abdominal suelen acompañarse de oreja roja.
¿Existe tratamiento?
Afortunadamente, la migraña infantil se puede tratar y controlar eficazmente en la mayoría de los casos. El tratamiento incluye tanto medidas preventivas como terapias para aliviar los síntomas. Las estrategias no farmacológicas, como mantener una rutina de sueño adecuada, evitar factores desencadenantes y llevar una dieta equilibrada, son fundamentales.
Cuando el dolor es severo o frecuente, los médicos pueden recomendar medicamentos como analgésicos de venta libre o, en casos más complejos, medicamentos específicos para la migraña. En algunos niños, se utilizan terapias preventivas, como suplementos de magnesio, vitaminas o medicamentos recetados para reducir la frecuencia de los ataques.
También se han mostrado efectivas técnicas complementarias como el biofeedback, la meditación y la terapia cognitivo-conductual para manejar el estrés relacionado con las migrañas. Con un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado, los niños con migraña pueden llevar una vida activa y saludable.

