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Según el Ministerio de Mónica García, los hombres se suicidan y se drogan más por ser demasiado masculinos

El Ministerio de Sanidad cae en un radicalismo de género al atribuir el suicidio masculino a la "masculinidad tóxica", ignorando las causas reales.

El Ministerio de Sanidad cae en un radicalismo de género al atribuir el suicidio masculino a la "masculinidad tóxica", ignorando las causas reales.
Según el Ministerio de Mónica García, los hombres se suicidan y se drogan más por ser demasiado masculinos. | LD/Agencias

El Ministerio de Sanidad, en lo que parece ser un nuevo capítulo del radicalismo ideológico llevado al extremo, ha declarado en redes sociales que los hombres se suicidan más, consumen más drogas y viven menos porque, citando textualmente, "no es la genética: es una masculinidad que empuja a asumir riesgos y ridiculiza la vulnerabilidad". Una afirmación que, lejos de aportar soluciones, refuerza la tendencia de este gobierno a convertir la salud pública en un campo de batalla ideológico.

En lugar de abordar un problema de salud pública tan grave como el suicidio con la profundidad que merece, el Ministerio ha optado por una narrativa reduccionista: los hombres son víctimas de su "masculinidad tóxica". Así, según esta lógica, si fueran más "femeninos" (cualquiera que sea la definición operativa de esa palabra), dejarían de suicidarse, vivirían más y tal vez hasta abandonarían el tabaco y el alcohol.

¿Radicalismo disfrazado de salud pública?

El gobierno de Sánchez ha demostrado en los últimos años una inclinación por llevar las políticas de género a extremos que rozan el absurdo. Desde interpretaciones desproporcionadas sobre el papel de los roles de género hasta la implementación de leyes que alimentan más debates ideológicos que soluciones reales, esta declaración no es una excepción. El mensaje parece más salido de una tertulia de activismo militante que de una institución seria encargada de proteger la salud pública como es el Ministerio de Sanidad.

Mientras el Ministerio insiste en atribuir el suicidio masculino a construcciones socioculturales, la realidad es mucho más compleja. Según la OMS, el 73 % de los suicidios ocurren en países de ingresos bajos y medios, lo que cuestiona cualquier explicación simplista basada en roles de género.

En España, los hombres mayores de 85 años presentan las tasas más altas de suicidio, con 24,9 casos por cada 100.000 habitantes​. ¿Cómo encaja aquí la teoría de la masculinidad que "ridiculiza la vulnerabilidad"? ¿O es que los ancianos que toman esta drástica decisión lo hacen porque se sienten presionados a ser "machos"? Más bien, se enfrentan a factores como la soledad, enfermedades crónicas, la pérdida de seres queridos y la falta de apoyo social, ninguno de los cuales figura en el discurso del Ministerio.

Además, los hombres de 40 a 64 años concentran el 44,4 % de los suicidios, optando por métodos más letales que las mujeres, quienes realizan más intentos no consumados. Esto evidencia la necesidad de enfoques centrados en la prevención y detección temprana, más allá de discursos ideológicos.

La depresión y los suicidios: una relación mucho más compleja

Reducir el suicidio a una cuestión de masculinidad es una simplificación que raya en lo irresponsable. Según la OMS, "no hay una única razón por la que las personas se quitan la vida; el suicidio es un fenómeno multifactorial influido por factores biológicos, psicológicos, sociales y ambientales​". Además, la depresión, un trastorno que afecta entre el 10 % y el 12 % de los hombres y entre el 20 % y el 25 % de las mujeres, juega un papel determinante. La Sociedad Española de Neurología (SEN) ha señalado que hasta un 15 % de las personas con depresión terminan quitándose la vida​.

Curiosamente, aunque las mujeres tienen tasas de depresión mucho más altas, los hombres consuman más suicidios. ¿Por qué ocurre esto? Lejos de las simplificaciones del Ministerio, no parece tratarse de una "ridiculización de la vulnerabilidad", sino de la forma en que el sistema falla al identificar y atender sus necesidades.

Los peligros de politizar la salud pública

Las declaraciones del Ministerio de Mónica García no solo carecen de sustento científico, sino que trivializan un problema gravísimo al insertarlo en el discurso polarizador de la "masculinidad tóxica". Este enfoque no solo invisibiliza las causas reales, sino que también dificulta el diseño de políticas efectivas. Si el suicidio se atribuye únicamente a los roles de género, ¿qué pasa con los factores sociales, como el desempleo, la soledad, o el acceso a métodos letales? ¿Qué pasa con los servicios de salud mental, incapaces de responder a las necesidades de la población?

La ideología llevada al absurdo: ¿y si seguimos la lógica?

Si llevamos al extremo la narrativa del Ministerio, podríamos argumentar que un hombre más "femenino" (lo que quiera que eso signifique para ellos) no solo evitará el suicidio, sino que también dejará de consumir alcohol y tabaco. ¡Tal vez incluso se vuelva inmune a las enfermedades cardiovasculares! Pero el sarcasmo no es suficiente para tapar la realidad: culpar a la masculinidad no salva vidas.

El suicidio es una de las principales causas de muerte en España y en el mundo. Necesitamos medidas basadas en evidencia científica, no en discursos polarizantes. Restricción al acceso de medios letales, educación en salud mental, y sobre todo, una reforma seria del sistema de atención psicológica. Mientras tanto, los hombres seguirán muriendo, no porque sean masculinos, sino porque la salud pública se ha convertido en un espacio más para la guerra ideológica

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