
La dieta juega un papel esencial en la salud de las personas, sobre todo cuando se trata de enfermedades en general, también enfermedades respiratorias crónicas. El asma es una de las enfermedades respiratorias crónicas más habituales del mundo, por ello, ayudar a controlarla desde el plato resulta una herramienta muy eficaz para evitar posibles complicaciones. De hecho, una dieta a base de vegetales puede ayudar a prevenir y controlar el asma, mientras que los productos lácteos y los alimentos ricos en grasas aumentan el riesgo.
Pero, ¿qué es el asma? El asma es un síndrome caracterizado por la obstrucción del flujo aéreo causada por la inflamación de las vías respiratorias. Afecta a más de 230 millones de personas en todo el mundo, por ello hay tantos estudios. En los últimos años se ha apuntado a que el metabolismo de los lípidos influye tanto en la inflamación pulmonar como en la aparición de exacerbaciones, lo que significa que, además del tratamiento farmacológico, estos pacientes también necesitan hacer cambios en el estilo de vida. Esta evidencia sobre la relación entre los lípidos en sangre y la enfermedad llevó a plantearse hasta qué punto la dieta es importante en las personas con asma.
Dieta antiinflamatoria para el asma
Las evidencias actuales señalan que el consumo de frutas y vegetales previene el desarrollo de esta patología, como consecuencia de su contenido en antioxidantes, como vitaminas C y E, betacaroteno y flavonoides. Ante esta situación, y teniendo en cuenta que un elevado porcentaje de la población no llega a consumir las cinco raciones al día de frutas y verduras, se debe recomendar, como primer paso en el asma, cubrir las ingestas de estos alimentos. Pero además también es necesario el aumento del consumo de alimentos como el pescado, frutos secos o el aguacate por su mayor contenido en aceites saludables omega 3.
Como norma general hay que saber que la dieta mediterránea es una de las más recomendadas, ya que se basa en el consumo de frutas, verduras, pescados, frutos secos y aceite de oliva, los cuales ayudan a reducir la inflamación de las vías respiratorias.
Cómo la alimentación influye en el asma
Si bien la alimentación no cura el asma ni elimina sus síntomas, una alimentación saludable, que contenga los nutrientes adecuados y cualidades antioxidantes, antialérgicas y antiinflamatorias, puede proteger frente al asma, siendo este efecto protector más acentuado durante la infancia. Las recomendaciones alimentarias generales para las personas asmáticas incluyen:
- Mantener un peso saludable: una buena alimentación es esencial para mantener un peso saludable a largo plazo, pues la obesidad es un factor de riesgo de asma.
- Incorporar frutas y verduras en la dieta: gracias a sus propiedades antioxidantes, que aportan el betacaroteno, las vitaminas C y E y el zinc, las frutas y verduras ayudan a reducir la inflamación provocada por radicales libres y podrían proteger frente al asma.
- Evitar los alimentos que pueden desencadenar alergias: algunos alimentos como los frutos secos, el pescado, el marisco o la leche pueden provocar alergias y desencadenar una crisis asmática, especialmente si se realiza ejercicio después de consumirlos.
- Consumir vitamina D: los bajos niveles de vitamina D pueden agravar el asma y aumentar la predisposición de los niños a padecerla. Para evitarlo, se recomienda tomar leche, huevos, salmón, y exponerse al sol unos minutos cada día para mejorar los niveles de esta vitamina.
- Evitar el consumo de sulfitos: los sulfitos son un tipo de conservante que puede desencadenar síntomas del asma. Se encuentran en alimentos como el vino, los encurtidos o los congelados.
Alimentos que ayudan a controlar el asma
- Frutas y verduras: Son ricas en antioxidantes como la vitamina C, E y flavonoides, que protegen las células pulmonares. Las mejores en este caso son los frutos rojos, las naranjas, la granada, las espinacas y el brócoli.
- Ácidos grasos omega-3: Presentes en pescados como el salmón, atún y sardinas, ayudan a reducir la inflamación en los pulmones.
- Alimentos ricos en magnesio: Como almendras, plátanos y semillas de calabaza, ya que este mineral ayuda a relajar los músculos de las vías respiratorias.
- Frutos secos
- Germen de trigo
- Aceites vegetales
- Alimentos ricos en magnesio, como los cereales, semillas, espinacas o zanahorias
- Líquidos en abundancia
- Probióticos: El yogur y otros alimentos fermentados fortalecen la microbiota intestinal, lo que puede mejorar la respuesta inmune y reducir la inflamación.
- Cúrcuma: Contiene curcumina, un potente antiinflamatorio que puede ayudar a reducir la obstrucción de las vías respiratorias.
Alimentos que pueden empeorar el asma
Casi tan importante como aquello que debe aumentarse en el plato, también es lo que debe evitarse. Por ejemplo, alimentos como los lácteos y los alimentos con alto contenido en grasas saturadas pueden ser perjudiciales. Además, es evidente que hay que disminuir los procesados, los fritos o la bollería por ser altos en grasas saturadas y resulta imprescindible desterrar el alcohol, pues los asmáticos parecen ser particularmente sensibles a las bebidas alcohólicas y, en algunas personas, estas reacciones pueden ser potencialmente mortales. Entonces, ¿qué alimentos debe evitar un asmático?
- Alimentos procesados y ultraprocesados: Contienen aditivos y grasas trans que pueden aumentar la inflamación.
- Lácteos: En algunas personas, pueden aumentar la producción de mucosidad y agravar los síntomas.
- Comidas ricas en sulfitos: Presentes en vino, embutidos y mariscos procesados, pueden provocar crisis asmáticas.

