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Un 'youtuber' se deja morder por 200 serpientes para lograr un antídoto universal

Tras dos décadas de autoinyecciones y mordeduras, sus anticuerpos inspiran un suero experimental probado con éxito en ratones.

Tras dos décadas de autoinyecciones y mordeduras, sus anticuerpos inspiran un suero experimental probado con éxito en ratones.
Tim Friede sujeta una serpiente venenosa en uno de los vídeos de su canal de YouTube. | Canal de Youtube Tim Friede

Tim Friede, un exmecánico estadounidense de 56 años, ha pasado los últimos 20 años enfrentándose voluntariamente a algunas de las serpientes más letales del planeta. ¿Su objetivo? Forjar en su propia sangre una inmunidad capaz de resistir sus venenos. Hoy, su esfuerzo casi suicida podría cambiar el tratamiento de las mordeduras de serpiente en todo el mundo.

A lo largo de dos décadas, Friede ha soportado más de 200 mordeduras y se ha inyectado veneno en más de 700 ocasiones, incluyendo neurotoxinas de especies como la mamba negra, la cobra, el taipán o el búngaro. Durante años, documentó sus experimentos en YouTube, donde mostraba en primera persona los efectos del veneno y la evolución de su tolerancia. Lo que comenzó como un intento de protegerse en su afición por manipular serpientes acabó convirtiéndose en una cruzada personal con un fin más ambicioso. "Se volvió un estilo de vida y seguí esforzándome al máximo por todas esas personas que viven a miles de kilómetros de mí y mueren por mordeduras de serpiente", declaró a la BBC.

En un momento inicial del proceso, estuvo a punto de perder la vida tras recibir dos mordeduras consecutivas de cobra. "No quería morir. No quería perder un dedo. No quería perder mi trabajo", explicó también al medio citado. Aquel susto no lo disuadió. Al contrario: redobló sus esfuerzos.

Un hallazgo inesperado

Su perseverancia llamó la atención del doctor Jacob Glanville, director ejecutivo de la empresa biotecnológica Centivax. "Inmediatamente pensé: 'Si alguien en el mundo ha desarrollado estos anticuerpos ampliamente neutralizantes, es él', así que me puse en contacto", relató Glanville a la BBC. "En la primera llamada, le dije: 'Esto puede sonar un poco raro, pero me encantaría conseguir una muestra de tu sangre'".

Así comenzó un estudio pionero, recientemente publicado en la revista Cell, en el que se ha identificado en la sangre de Friede una combinación de anticuerpos con una capacidad de protección sin precedentes, en palabras del propio Glanville. En concreto, el equipo logró aislar dos anticuerpos ampliamente neutralizantes que atacan distintas clases de neurotoxinas. Combinados con un tercer fármaco que actúa sobre otra toxina, el resultado fue un cóctel capaz de proteger a ratones frente a dosis letales del veneno de 13 de las 19 especies más mortíferas de serpientes elápidas, grupo que incluye a las mambas, cobras, taipanes y búngaros. En el resto, la protección fue parcial.

Este avance podría significar el principio de un tratamiento verdaderamente universal, algo que, hasta ahora, era solo un sueño para los expertos. Las terapias actuales requieren antídotos específicos para cada especie, ya que el veneno varía no solo entre diferentes tipos de serpiente, sino incluso entre ejemplares de la misma especie dependiendo de la región. Esto supone un obstáculo crítico, especialmente en zonas rurales del África subsahariana o el sudeste asiático, donde la disponibilidad de antídotos es limitada y las mordeduras siguen siendo una de las principales causas de muerte y discapacidad por causas naturales.

Un objetivo cada vez más ambicioso

El reto ahora está en ampliar esta cobertura. Además de las neurotoxinas propias de los elápidos, hay que enfrentarse a otras once clases de toxinas, entre ellas las hemotóxicas, que atacan la sangre, y las citotóxicas, que destruyen las células. "Creo que en los próximos 10 o 15 años tendremos algo eficaz contra cada una de esas clases", sostuvo el profesor Peter Kwong, de la Universidad de Columbia. Para él, el trabajo con la sangre de Friede demuestra que "ha enseñado a su sistema inmunológico a conseguir un reconocimiento muy amplio (de las toxinas)".

Por ahora, el siguiente paso es continuar refinando los anticuerpos y valorar si la incorporación de un cuarto componente podría cubrir completamente el espectro de toxinas de los elápidos. Y, si se cumple lo previsto, este antídoto podría salvar decenas de miles de vidas cada año.

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