
El Ministerio de Sanidad, con Mónica García al frente, ha emitido una nota de prensa pidiendo un "uso prudente y basado en la evidencia científica" de la vitamina D. La advertencia llega tras el ingreso hospitalario de 16 personas en Baleares por hipervitaminosis D tras consumir un suplemento defectuoso.
El mensaje es claro: no automedicarse, no tomar suplementos sin control médico y evitar análisis innecesarios en personas sanas.
Lo que no se menciona es que, solo un día después, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) lanzó otra alerta. Esta vez por la presencia de tetrahidrocannabinol (THC), el compuesto psicoactivo del cannabis, en gominolas vendidas en España.
Ambas advertencias son importantes. Ambas tienen base científica, como todas las alertas de AESAN y AEMPS. Pero solo una ha recibido atención destacada por parte del Ministerio: la de la vitamina D.
¿Por qué el silencio institucional respecto al THC en productos con forma de gominola, atractivos para menores, y disponibles por Internet?
La vitamina del sol, entre el déficit y el exceso
La vitamina D es esencial para el metabolismo óseo, la absorción del calcio y la función inmunitaria. Su principal fuente no es la dieta, sino la exposición solar, que estimula su síntesis en la piel.
En casos de déficit clínicamente confirmado, ciertas enfermedades o tratamientos médicos, la suplementación está justificada. El problema aparece cuando se abusa sin control.
Una hipervitaminosis D —el exceso de esta vitamina— puede provocar hipercalcemia (niveles elevados de calcio en sangre), con consecuencias graves como insuficiencia renal, náuseas, confusión e incluso arritmias.
Esto ocurrió recientemente con el producto Advanced Vitamin, de la marca Erix Elite Sport Nutrition, distribuido en Baleares. Según AESAN, este suplemento contenía dosis anormalmente altas de vitamina D, lo que llevó a hospitalizaciones y generó una alerta nacional.
No es la primera vez que la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) lanza advertencias sobre este micronutriente. En 2019 ya alertó sobre casos graves de hipercalcemia, tanto en adultos como en niños, por sobredosis de colecalciferol o calcifediol. En pediatría, el uso de presentaciones para adultos fue una causa frecuente de errores.
El riesgo, por tanto, existe. Pero es concreto, y está bien caracterizado por la comunidad científica. De hecho, la propia AESAN autoriza actualmente 506 complementos alimentarios con vitamina D en el mercado español, lo que demuestra que su uso, bajo regulación, es seguro y necesario en determinados casos clínicos.
THC en gominolas: la alerta silenciada
El 4 de julio, AESAN emitió otra alerta. Esta vez fue por la presencia de THC en gominolas —Euphoria THC-PO Gummies y Zetsy Smiles— procedentes de República Checa y Eslovaquia, vendidas en España.
Estos productos se retiraron por su toxicidad, especialmente preocupante por el formato (gominolas), el etiquetado engañoso ("no apto para consumo" o "coleccionismo") y su atractivo para menores.
La alerta fue clara: su consumo "implica un riesgo grave para la salud". Sin embargo, el Ministerio de Sanidad no ha hecho ninguna mención pública, ni ha emitido nota de prensa ni ha comparecido para abordar el riesgo creciente del uso de cannabinoides en productos de consumo dirigidos, directa o indirectamente, a jóvenes.
La literatura científica actual sobre el THC muestra riesgos bien conocidos: deterioro cognitivo, ansiedad, trastornos psicóticos, adicción, afectación del desarrollo cerebral en adolescentes, entre otros.
La evidencia para su uso terapéutico sigue siendo limitada a un número muy reducido de indicaciones, como el tratamiento de ciertos tipos de dolor crónico refractario o náuseas en quimioterapia, y siempre bajo control médico estricto.
Prevención o sesgo institucional
Este sesgo informativo parece responder más a una estrategia ideológica que a criterios técnicos. Se advierte con vehemencia sobre la vitamina D, pero se guarda silencio sobre productos psicoactivos asociados al cannabis, cuya legalización del cannabis para uso medicinal se encuentra en la agenda política del gobierno.
En este caso, la incoherencia es mayor si pensamos que estas gominolas con THC pueden adquirirse por Internet, consumirse sin control sanitario y ser percibidos por los jóvenes como una vía "segura" de experimentar con drogas.
Esta disparidad plantea preguntas relevantes para la salud pública. ¿Dónde está la campaña institucional que advierta del riesgo de los comestibles con THC? ¿Dónde el principio de precaución que debería aplicarse ante un producto psicoactivo con acceso fácil y formato atractivo para menores?
En un momento en que la prevención es clave, la coherencia en la comunicación del riesgo debería ser un pilar, no una opción.
En salud pública no se puede aplicar la doble vara. Ni todo lo natural es bueno, ni todo lo que se normaliza desde el poder político es inocuo. Y cuando lo que está en juego son intoxicaciones, ingresos hospitalarios y riesgos para menores, el silencio también enferma.

