
La sede de Fundación MAPFRE, en pleno Paseo de Recoletos de Madrid, ha acogido esta mañana la presentación de uno de los proyectos más ambiciosos en el abordaje del Parkinson, la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente en España. La iniciativa, que se ha desarrollado entre 2018 y 2021, ha sido liderada por el equipo del doctor José A. Obeso desde el Centro Integral de Neurociencias AC (HM CINAC), con el respaldo de la Fundación de Investigación HM Hospitales.
Durante la rueda de prensa, el doctor Obeso ha detallado los principales avances científicos y clínicos logrados en estos años, centrados en tres pilares fundamentales:
- La detección precoz.
- El uso del ultrasonido focal como herramienta terapéutica.
- La apertura de la barrera hematoencefálica para facilitar la llegada de tratamientos innovadores al cerebro.
Un cambio en el enfoque de la enfermedad
Uno de los mensajes clave que se han transmitido en la jornada ha sido que hoy se vive mucho más tiempo con la enfermedad de Parkinson que hace unas décadas, lo que ha cambiado por completo el enfoque médico. "Hace 35 años, una persona con Parkinson evolucionaba rápidamente hacia la discapacidad. Hoy en día, gracias a los tratamientos disponibles, muchas personas han podido vivir décadas con la enfermedad", ha explicado el doctor Obeso.
Esta evolución ha traído consigo nuevos desafíos. Uno de ellos ha sido la aparición de síntomas como la demencia, que antes no eran tan frecuentes y que ahora pueden manifestarse tras 20 o 25 años de evolución. Por ello, la detección temprana y la intervención precoz se han convertido en objetivos prioritarios.
En personas jóvenes
El equipo de CINAC ha subrayado que desde un 25% a un 30% de los pacientes diagnosticados tienen menos de 50 años, lo que ha planteado retos sociales, laborales y personales. "Hemos tratado a bomberos, conductores, banqueros, profesores… personas que siguen teniendo hipotecas, hijos y objetivos profesionales. Por eso, actuar cuanto antes marca la diferencia", ha afirmado el doctor.
Estos pacientes suelen presentar síntomas leves y muy focales, lo que ha facilitado el desarrollo de tratamientos más precisos y personalizados en fases tempranas.
El ultrasonido focal
Uno de los avances más destacados que se han presentado ha sido el uso del ultrasonido focal de alta intensidad (HIFU), una técnica no invasiva que ha permitido "apagar" zonas específicas del cerebro responsables de síntomas como el temblor.
"El ultrasonido se ha concentrado en un punto exacto del cerebro, calentando el área deseada sin necesidad de cirugía. No hay incisión, no hay sangre. El paciente está despierto, y puede notar la mejoría en tiempo real", ha comentado el doctor.
Este tratamiento se ha aplicado inicialmente en pacientes con temblores invalidantes, pero recientemente se ha comenzado a aplicar en fases tempranas del Parkinson, incluso en personas jóvenes. "Hemos intervenido a pacientes con menos de 5 años de evolución, con resultados muy prometedores que se han mantenido a tres años vista", ha destacado.
Otro de los avances tecnológicos presentados ha sido la apertura controlada de la barrera hematoencefálica, que normalmente actúa como un muro natural que impide el paso de sustancias desde la sangre al cerebro.
"Mediante ultrasonido de baja frecuencia y el uso de microburbujas, hemos conseguido abrir esta barrera de forma segura y temporal, permitiendo la entrada de medicamentos, anticuerpos o incluso virus modificados con funciones terapéuticas", ha señalado Obeso.
Este avance ha abierto la puerta a tratamientos más eficaces para enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer, permitiendo que los fármacos lleguen exactamente a la zona afectada del cerebro.
Un futuro prometedor
El doctor Obeso ha adelantado también una estrategia que su equipo ha llamado "double hit", o "doble golpe terapéutico". Esta consiste en combinar el ultrasonido para restaurar el funcionamiento de las redes cerebrales con la administración de terapia génica a través de la apertura de la barrera hematoencefálica.
"Hemos probado vectores que introducen genes capaces de silenciar neuronas hiperactivas, sin necesidad de destruirlas. Es como bajar el volumen a las zonas que más ruido hacen, sin lesionarlas", ha explicado.
Este enfoque, aún en fase experimental, ha mostrado resultados positivos en modelos animales y se espera que pronto pueda trasladarse a estudios clínicos en humanos. Los vectores génicos, a diferencia de otros tratamientos como los anticuerpos, permanecen durante mucho tiempo en las neuronas, lo que podría reducir la necesidad de repetir tratamientos.
Tanto el doctor Obeso como los representantes de Fundación MAPFRE y HM Hospitales han querido poner en valor la colaboración entre ciencia, sanidad e iniciativa privada que ha hecho posible este proyecto.

