
La organización independiente Action on Smoking and Health (ASH) ha publicado un informe en el que revisa la evidencia científica sobre los efectos de la nicotina en la salud y su papel en las políticas de control del tabaquismo. El documento plantea que la mayoría de los daños asociados al tabaco proceden del humo de la combustión y no de la nicotina en sí, y aboga por estrategias de reducción de daños como parte de las políticas públicas.
ASH, fundada por el Colegio de Médicos del Reino Unido, basa su trabajo en la divulgación de evidencia científica y en el asesoramiento a responsables políticos. En su último informe, titulado Evidence brief on nicotine, la organización analiza los riesgos de la nicotina, su uso terapéutico y el papel de productos alternativos en la cesación del tabaquismo.
Nicotina y riesgos para la salud
El informe subraya que la nicotina es la principal sustancia adictiva del tabaco, pero aclara que no es responsable de la mayoría de las enfermedades graves asociadas al tabaquismo, como el cáncer, las patologías respiratorias o gran parte del daño cardiovascular. Según ASH, estos efectos se deben principalmente a la inhalación de humo, que contiene miles de compuestos tóxicos derivados de la combustión.
En cuanto a los efectos directos, la organización indica que el principal riesgo de la nicotina es la dependencia, que puede generar síntomas como irritabilidad, ansiedad o dificultad para concentrarse. A corto plazo, puede provocar un aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial, aunque no existe evidencia de daños cardiovasculares a largo plazo en personas que utilizan terapias de reemplazo de nicotina.
ASH señala también que no se ha demostrado que la nicotina cause cáncer, ni que sea responsable de la mayoría de enfermedades tradicionalmente vinculadas al consumo de tabaco. En relación con el desarrollo cerebral y la función cognitiva, el informe indica que no se han observado efectos significativos en humanos, aunque menciona que algunos estudios en animales sugieren posibles impactos.
Uso de la nicotina para dejar de fumar
Uno de los ejes centrales del documento es el papel de la nicotina en la cesación tabáquica. ASH recuerda que los productos con nicotina, como parches, chicles, inhaladores o cigarrillos electrónicos, ayudan a reducir los síntomas de abstinencia y aumentan las probabilidades de abandonar el tabaco.
En el caso del Reino Unido, la organización destaca que la terapia de reemplazo de nicotina está recomendada incluso para embarazadas, personas con enfermedades cardiovasculares y menores de 12 años, siempre bajo supervisión sanitaria. Según el informe, los cigarrillos electrónicos con nicotina duplican la probabilidad de éxito para dejar de fumar en comparación con otros métodos, aunque no están exentos de riesgos.
ASH aclara que el consumo de nicotina a niveles muy elevados puede causar efectos adversos como mareos, náuseas o vómitos, pero indica que los usuarios suelen aprender a regular la dosis para evitarlos.
Salud mental y tabaquismo
El informe aborda también la relación entre tabaquismo y salud mental. Según ASH, aunque fumar se asocia con una mayor prevalencia de trastornos mentales, la evidencia disponible sugiere que la nicotina no es el principal factor responsable. La organización apunta a otros componentes del humo y al propio patrón de consumo del tabaco como elementos con mayor impacto.
Implicaciones para las políticas públicas
A partir de la revisión de la evidencia, ASH sostiene que las políticas públicas deberían diferenciar entre los riesgos del tabaquismo y los de la nicotina. En su análisis, la organización defiende que la nicotina puede ser una herramienta útil para dejar de fumar, siempre que no se fomente su uso entre personas que no consumen tabaco y que exista una regulación adecuada.
El informe plantea que las estrategias de control del tabaquismo pueden incorporar enfoques de reducción de daños, apoyando alternativas menos perjudiciales que el cigarrillo convencional, junto con medidas de protección para menores y no fumadores.
