La pugna por liderar la inteligencia artificial (IA) no solo se juega en los laboratorios o las empresas tecnológicas: también se disputa en el terreno geopolítico. Mientras Estados Unidos redobla su apuesta por el liderazgo absoluto en IA con un ambicioso plan nacional, China lanza un mensaje de cooperación y propone la creación de una organización internacional para regular esta tecnología disruptiva.
El contraste entre ambos enfoques no podría ser más marcado. En un momento en el que la IA empieza a transformar industrias, economías y relaciones de poder, Washington y Pekín se posicionan con visiones radicalmente distintas sobre su desarrollo, regulación y alcance global.
China aboga por reglas globales y código abierto de la IA
Durante la inauguración de la Conferencia Mundial de IA 2025 celebrada en Shanghái, el primer ministro chino, Li Qiang, propuso formalmente la creación de una "organización global de cooperación en inteligencia artificial". El objetivo sería establecer un marco común, respaldado por el consenso multilateral, que oriente el desarrollo, el uso y la ética de la IA.
"China concede gran importancia a la gobernanza global de la inteligencia artificial y ha promovido activamente la cooperación multilateral y bilateral, ofreciendo más soluciones chinas", afirmó Li ante líderes internacionales, investigadores y empresas tecnológicas.
El jefe del Gobierno chino defendió que la IA es ya un "motor de crecimiento económico" clave, pero también reconoció las "preocupaciones generalizadas por los riesgos y desafíos que plantea su uso masivo". En este sentido, hizo un llamamiento a encontrar un equilibrio entre innovación y seguridad, y advirtió: "No importa cuánto avance la tecnología, debe seguir siendo una herramienta bajo control humano".
China también ofreció abrir su tecnología y colaborar en investigación conjunta, incluso compartiendo desarrollos en código abierto, como gesto de buena voluntad para construir una IA global "interconectada y responsable".
Estados Unidos apuesta por la no regulación de la IA
Mientras tanto, al otro lado del Pacífico, la Administración de Donald Trump ha lanzado el Plan de Acción para la IA bajo el lema "Ganar la carrera de la inteligencia artificial", un ambicioso proyecto de más de 90 medidas diseñado para consolidar el liderazgo estadounidense en este sector.
Today the @WhiteHouse released America's AI Action Plan to win the global race.
We need to OUT-INNOVATE our competitors, BUILD AI & energy infrastructure, & EXPORT American AI around the world.
Visit https://t.co/eiWkfDc7PA pic.twitter.com/ZOHz0iXN0i
— Director Michael Kratsios (@mkratsios47) July 23, 2025
Según el comunicado oficial de la Casa Blanca, el objetivo es claro: "marcar el comienzo de una nueva era dorada de desarrollo humano, competitividad económica y seguridad nacional para el pueblo estadounidense". La estrategia descansa sobre tres pilares: acelerar la innovación, ampliar infraestructuras y liderar la agenda diplomática y de seguridad en IA.
Entre las políticas más destacadas, figura la exportación de modelos de IA estadounidenses a socios estratégicos, incluyendo software, hardware y estándares de uso, la construcción acelerada de centros de datos y fábricas de semiconductores, así como la eliminación de regulaciones consideradas "onerosas" que podrían entorpecer la innovación.
En una línea ideológica muy marcada, el plan también propone que el Gobierno federal solo contrate desarrolladores de IA que garanticen "objetividad" y ausencia de "sesgo ideológico", y exige que los modelos permitan la libertad de expresión sin filtros impuestos "de arriba abajo".
Choque ideológico y tecnológico de la IA
La confrontación no es únicamente tecnológica: es también política y cultural. Mientras China insiste en el control ético, la colaboración abierta y la intervención estatal para garantizar seguridad, Estados Unidos apuesta por un modelo liberal, desregulado y centrado en la hegemonía tecnológica.
El plan estadounidense incluye incluso un mandato para investigar modelos de IA desarrollados en China, con el objetivo de identificar si estos sistemas incorporan "preceptos ideológicos del Partido Comunista". Además, se limitará la financiación federal de proyectos de IA en estados norteamericanos con marcos regulatorios considerados demasiado estrictos.
Este enfoque ha sido duramente criticado por analistas internacionales. Algunos temen que se produzca una "balcanización" de la IA, donde cada bloque geopolítico imponga sus normas, impidiendo la interoperabilidad y dificultando la cooperación científica.
La respuesta de Pekín a la IA
Desde Pekín, las reacciones al plan de Washington no se han hecho esperar. Varios portavoces oficiales han lamentado el enfoque unilateral estadounidense, al que acusan de alimentar una carrera armamentista tecnológica en lugar de buscar soluciones compartidas para desafíos globales como la manipulación de información, la automatización del empleo o la vigilancia masiva.
"El desarrollo de la IA no puede convertirse en un instrumento de hegemonía tecnológica ni en un arma geopolítica", ha señalado un editorial del diario oficial Global Times. "China está dispuesta a cooperar, pero no aceptará ser marginada por una agenda impulsada exclusivamente por Washington".
¿Frenar o acelerarle desarrollo de la IA?
Con Europa centrada en su propia legislación, más restrictiva, pero considerada ejemplar en materia de derechos fundamentales, y actores como India o Brasil aún definiendo sus estrategias, la polarización entre EEUU y China podría marcar un antes y un después en la gobernanza global de la inteligencia artificial.
La pregunta que se abre ahora es si será posible articular un sistema internacional compartido, o si cada bloque desarrollará su propio "ADN algorítmico", con valores, objetivos y límites distintos.
Lo que está en juego no es solo la supremacía tecnológica, sino el modelo de sociedad que la IA consolidará: uno centrado en el control, otro en el mercado, u otro todavía por inventar.