Menú

Exposición de Los Machado en la Academia

La exposición no es buena ni mala ni regular. Es políticamente correcta. Es una muestra concebida por un Comisario Político socialista sobre los Machado.

La exposición no es buena ni mala ni regular. Es políticamente correcta. Es una muestra concebida por un Comisario Político socialista sobre los Machado.
Manuel Machado, poeta. | Cordon Press

Alfonso Guerra González, famoso político socialista, es el Comisario de la Exposición de Los Machado en la Real Academia de la Lengua Española. Visito la muestra el miércoles 22 de mayo de 2025. Paso el arco de seguridad a las cinco de la tarde. Todas las salas están custodiadas por un guardia de seguridad. No es una Exposición de gran formato, pero lo parece. No veo a ninguna otra persona. Estoy aquí más solo que la una. Soy el único visitante. Me siento extraño. Cuando llego a la sala de la Guerra Civil, la luz se hace más tenue, hay arena en una parte de la sala, sacos terreros de trinchera y sillas volcadas por el suelo… Mal asunto. Otra vez, el rollo de siempre sobre la Guerra Civil. La Guerra Incivil más salvaje del siglo XX. A veces el sectarismo del comisario inunda de tinieblas la mirada limpia de un visitante despistado. En todo caso, si se trataba sólo de recuperar la figura de Manuel Machado para los analfabetos "progres" de España, el personal que lleva gestionando la cosa de la cultura en la España socialista, creo que lo objetivo está conseguido. Quizá esa gente logre leer a uno de los grandes maestros de Borges, Manuel Machado.

La exposición no es buena ni mala ni regular. Es políticamente correcta. Es una muestra concebida por un Comisario Político socialista sobre los Machado. Es partidista y falsa, o peor, llena de medias verdades, que son las peores de las mentiras. Esconde hasta la famosa foto de Primo de Rivera junto a los Machado y su hijo José Antonio, en noviembre de 1929, para celebrar la obra Lola se va a los puertos; es menester echarle mucha paciencia para verla un instante en una pantalla de televisión que proyecta en bucle imágenes de periódicos de la época… Me callo. Prefiero guardar silencio. No quiero entrar en los pormenores sobre los desatinos, en fin, sobre la oportunidad perdida por la Academia de la Lengua Española para hacer genuina memoria. No me apetece escribir sobre este tipo de manipulaciones. Me cansa tanta simpleza, patraña y, sobre todo, no soporto el mal gusto de esta gente a la hora de hablar de nuestro pasado reciente.

¿Pasado reciente? Sí; parece que es un pasado que no quiere pasar; o mejor dicho, no quieren que pase; los socialistas perdieron la guerra que ellos en buena medida provocaron y, por resentimiento, falta de discurso o porque les da la real gana, tratan de ganarla ahora. Esta hemiplejía moral, o cómo quiera que se llame a este trastorno mental, político y moral, lo pagamos todos los españoles. Esta gente nunca se curará de esa locura, mientras no aprendan a olvidar en serio. Y, lo que es peor, nos volverán locos a todos, pues que mientras no haya olvido, genuino olvido, de ese pasado calamitoso, jamás habrá verdadero recuerdo, reconciliación, vuelta con el corazón, a recuperar y reparar todo aquello que unos y otros aniquilaron: la fraternidad entre los nacionales de un país llamado España.

Manuel Machado dio, aparte de una muestra de valor en pleno franquismo, una lección de fraternidad, cuando escribió en ABC, el día 7 de abril de 1946, un artículo, sin duda alguna, dirigido a los poderosos de la época, titulado El quinto no matar. Merece la pena leer hoy ese documento. Es menester leerlo entero. Guerra, el comisario de la cosa, podría haberse apropiado de la primera línea, en realidad de los dos primeros versos, para ponerlo de eslogan en algunas de las salas: "Se puede morir por una idea. No se puede matar por una idea". La idea es buena pero expresada sin sin contexto queda vacía. O peor, una mera intuición; o peor todavía, se convierte en una abstracción. Algo sin alma. Lo contrario de lo contenido en la poesía de los Machado. Y es que ya lo dijo Ortega: "yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo"… Leamos entero el artículo de Manuel Machado, escrito, repito, en 1946. Vivo y bien vivo Franco. Hoy, creo que nos dice más sobre esa época y, sobre todo, sobre el valor de Manuel Machado, que las mil paparruchadas que tratan de enhebrar algunos sobre el pasado reciente:

El quinto no matar

Se puede morir por una idea.

No se puede matar por una idea.

Idea que empieza por matar no triunfa.

Nunca.

… No se trata aquí de un humanitarismo cuáquero ni de otro tipo cualquiera de humanitarismos.

La Humanidad puede no interesarnos lo más mínimo…

A algunos puede, inclusive, repugnarles más o menos vagamente.

Pero ello es así. La realidad nos lo está diciendo a cada paso…

El nazismo y el fascismo… Cayeron vencidos.

Porque empezaron matando, drásticos y violentos.

No se debe matar:

a/ Porque el quinto Mandamiento lo prohibe.

b/ Porque no conviene.

A los que acogen al Finis corona opus, el fin justifica los medios, hay que decirles que no; que el bien no basta con hacerlo.Hay que saberlo hacer.

Si la más elemental inteligencia no penetrara esta verdad, ahí está la experiencia para demostrársela cada día.

Los pueblos no estiman, ni mucho menos agradecen, los desvelos que ´por su bien' puedan tomarse si ese bien se les quiere imponer de un modo violento, agrío, tiránico.

Esa resistencia al ´favor impuesto' es universalmente humana…

No. El bien hay que saberlo hacer.

No basta ser generoso. Hay que buscar el modo de que nuestras mismas dádivas no ofendan ni depriman… "Da y parece que ha pedido", se dice en una comedia de Alarcón a propósito de la liberalidad de cierto personaje. La frase es maestra. Y bellisimamente exacta y expresiva… "Da y parece que ha pedido." No alardea del regalo hecho. Antes parece pedir perdón por favorecer y obsequiar.

…Y en cuanto a los que proclaman la necesidad de destruir y de aniquilar al enemigo vencido…, bastará recordarles que esa tendencia homicida y feroz revela en el vencedor más desconfianza, más miedo que fuerza, y, en último caso, falta de seguridad en el triunfo.

El poeta ha dicho:

Del primero

que sabe perdonar es la victoria.

Y el buen poeta tiene razón. Porque entre otras cosas:

Siempre tiene razón un buen poeta.

Ese tipo de textos, repito, se escribían en la época de Franco. Eso no era Propaganda socialista. Era jugársela… Lo cierto es que nada más acabar la guerra, muchos vencedores, especialmente las élites intelectuales vinculadas a la Falange, quisieron construir una "cultura española asuntiva y superadora", utilizo el lenguaje de Pedro Laín Entralgo, de las heridas abiertas por la guerra. Este estro movió la conducta de un parte significativa del franquismo. Se trataba de superar por todos los cauces las heridas de la guerra.

Las palabras del poeta se extendían por muchos ámbitos de la cultura de la época: "Del primero / que sabe perdonar es la victoria". Dionisio Ridruejo, Pedro Laín Entralgo, Luis Rosales, Luis Felipe, por solo citar unos pocos, nada más acabar la guerra consiguieron, con la ayuda del subsecretario del Interior, Jorge Lorente Sanz, que los libros de Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez y Federico García Lorca "apareciesen de nuevo en los escaparates de las librerías; como antes de la guerra, no concebíamos una España en la cual no brillase su luz propia, sin desfiguraciones o veladuras ad usum delphini, todo lo que en España fuera realmente valioso". (Laín Entralgo, Descargo de conciencia, 253).

¿Cómo no recordar otra vez, y las que hagan falta, que nada más acabar la guerra fue un falangista el primero en recuperar a Antonio Machado para todos los españoles? Sí; fue Dionisio Ridruejo, en 1940, prologuista de la edición de la obra poética de Antonio Machado. Ridruejo, director de la Revista Escorial, escribió en su primer número del año 1940, un artículo titulado El poeta rescatado. Lo escribió sin recurrir a la propaganda, y algo sabía de eso, sino a la verdad: "Creo, con muy pocas reservas, que Antonio Machado es es poeta más grande de España desde el vencimiento del siglos XVII hasta la fecha". El prólogo escrito por Ridruejo a las obras de Machado obedecía a muchas razones, pero él subraya la fundamental: "La razón por la cual yo escribo este prólogo no es una razón normal, no es una de las razones enumeradas (al comienzo de su prólogo); es otra más triste y que hemos de afrontar como se debe: cruda, sincera, directamente. Yo no escribo este prólogo como poeta joven para el libro de un maestro muy amado. Yo escribo este prólogo como escritor falangista, con jerarquía de gobierno, para el libro de un poeta que sirvió frente a mí en el campo contrario y que tuvo la desdicha de morir sin poderlo escribir por sí mismo."

…Nada más acabar la guerra, nadie lo dude, hubo grandes escritores e intelectuales que trabajaron por la reconciliación, sin duda alguna, en los dos bandos. Sin embargo, eso lo ha roto el PSOE, y es algo que se observa, por desgracia, también en esta Exposición. Quizá fue concebida con los mejores propósitos, pero el resultado no ha sido capaz de acabar con el sectarismo.

0
comentarios