L. D.-
Según informa en la edición del miércoles, 23 de mayo de 2001 el diario
ABC
, Oriol Serra sacó de un maletín, durante un encuentro con determinados periodistas, el cuadro del coleccionista catalán y lo comparó con una reproducción del
Autorretrato
que se expone en el Museo del Prado. Con esta actuación, el promotor trató de demostrar la apreciable diferencia que puede observarse entre ambas piezas con una simple mirada. “A pesar de su estado de conservación, que no es muy bueno -explicó Oriol Serra- el autorretrato catalán es muy superior a la copia que tiene el Prado, en la que no se ha conseguido plasmar la profunda y genial melancolía del original”.
El especialista ha recurrido a este atípico método de demostración porque, según ha explicado el promotor, ni Fernando Checa, director de la pinacoteca madrileña, ni Manuela Mena, responsable de la obra de Goya en el Prado, han aceptado la propuesta de realizar un estudio comparativo entre los dos autorretratos.
Al parecer, el cuadro que el museo compró hace seis años con el legado de Villaescusa es la réplica del original que Goya regaló a la XIII Duquesa de Alba de la que estaba enamorado. En la pieza, el pintor de los Caprichos se muestra noble y serio. La existencia de una copia de este Autorretrato la argumenta José Oriol Serra recurriendo a los numerosos pleitos que se presentaron por la herencia de la duquesa. “En ese momento se hicieron copias de algunos goyas para venderlas porque el dinero en efectivo no se liquidó hasta 40 años más tarde, y ya existía mucho interés por la obra del pintor”.
El especialista ha recurrido a este atípico método de demostración porque, según ha explicado el promotor, ni Fernando Checa, director de la pinacoteca madrileña, ni Manuela Mena, responsable de la obra de Goya en el Prado, han aceptado la propuesta de realizar un estudio comparativo entre los dos autorretratos.
Al parecer, el cuadro que el museo compró hace seis años con el legado de Villaescusa es la réplica del original que Goya regaló a la XIII Duquesa de Alba de la que estaba enamorado. En la pieza, el pintor de los Caprichos se muestra noble y serio. La existencia de una copia de este Autorretrato la argumenta José Oriol Serra recurriendo a los numerosos pleitos que se presentaron por la herencia de la duquesa. “En ese momento se hicieron copias de algunos goyas para venderlas porque el dinero en efectivo no se liquidó hasta 40 años más tarde, y ya existía mucho interés por la obra del pintor”.
