Franco, la momia, por fin se presentará a unas elecciones democráticas y lo hará ¡con el PSOE! Si no lo veo, no lo creo. En la campaña compartirán cartel y minutos Sánchez y Franco. Ver, para creer. La izquierda siempre progresando adecuadamente en esa necrofilia tan obsesiva.
Cuando el Tribunal Supremo ablanda el terreno para la exhumación de los restos de Francisco Franco es el momento de recordarle al nostálgico y sobreactuado sanchismo (cómo lloraba la portavoz del PSOE en el Congreso, Adriana Lastra, tras conocer dicha sentencia) cómo fue dar la batalla por la libertad en aquellos años de dictadura liberticida. Es el momento de desenmascarar a los "antifranquistas sobrevenidos", así los bautiza durante la entrevista el socialista Joaquín Leguina.
Los testimonios recogidos por Libertad Digital son los de aquellos que sí corrieron delante de los grises, vivieron con el miedo a ser detenidos por lo que dijeran o publicaran o pasaron por la cárcel. Todos los entrevistados coinciden en el recuerdo de que en los años duros "eran cuatro gatos" frente a una mayoría acomodada, si no de qué las largas colas de españoles pasando por la Plaza de Oriente a dar el último adiós a Franco.
44 años después de su muerte y casi los mismos del fin la dictadura, éste es el relato de los que sí pueden hacer memoria histórica de lo vivido, sin necesidad de mayúsculas ni subvenciones. Disidencia a la Memoria por Ley.
Es de justicia escuchar a los que sí tuvieron que padecer la censura o ver cómo arrancaron a sus amigos de un sitio público mientras estaban tomando un café. Casualmente, los que no comulgaron con el franquismo son los mismos que luego pusieron en valor la Transición y la esperada llegada de la democracia. Sabían lo que se jugaban y no querían lo mismo para nosotros, las generaciones venideras.