La política, como el sexo, cuanto más se profesionaliza, más se degrada.
Honradez intelectual: cobrar solamente por defender aquellas mentiras en las que de verdad se cree e imponerse que las cicatrices de la psique no se conviertan en ideas fijas.
El embrutecimiento es el aglomerante con que los extremos buscan coaligar en torno a sí a minorías antes inmiscibles, convirtiendo "la identidad en la rabia" en pegamento reclusorio.
El mérito de la Transición no estriba tanto en la superación del franquismo, cuanto en la superación de la España postnapoleónica.
Los malos recuerdos no caducan por razón de olvido sino de indiferencia.
El racionalismo no diseña utopías, indaga posibilidades.
Obligarse a olvidar es recordar más fuerte. También con más dolor.
Si verdaderamente Dios ha muerto, el problema no estriba tanto en cómo determinar lo admisible, sino en cómo escoger entre lo admitido.
Los genios apenas gremializan; no gustan de relacionarse con sus coetáneos sino con sus maestros. Y, años más tarde, con unos pocos discípulos.
Frotando astillas de naufragio no surgió el fuego.
Para esclavizar a un nuevo votante, basta hormonar al niño con empatías sin objeto y desentenderse de su formación cuando la democracia le infunda odios gremiales. Andado el tiempo, aflorarán mecánicas hordas de electores comprometidas con cada fobia de Estado.
¿Hasta dónde estirará la Iglesia Católica su interpretación del Génesis cuando se confirme que no estamos solos en el universo?
Un pensador incendiario no es más que un pirómano bendecido por la izquierda.
Al abocarnos a la frustración, la democracia -entendida como credo laico y bálsamo de Fierabrás- puede convertirse en el principal enemigo de esa otra democracia, entendida como forma de gobierno (que no es tanto un modo de escoger al gobernante que nos gusta, cuanto de destituir al que no). Conviene, en consecuencia, recuperar cierta pregunta que se formuló Saul Bellow: ¿con qué elementos de la democracia moderna podríamos satisfacer las necesidades de nuestra alma? La respuesta es con ninguno. Y por la simple razón de que la vida no sucede ahí.
Crítica al consenso. Verter un cincuenta por ciento de mentira sobre el cien por cien de las verdades no logra sino envenenarlo todo.
Desconfiad de un artista que no se sienta el elegido. Está en Pavese. "Sólo una cosa (entre tantas) me parece insoportable para el artista: no sentirse ya en los comienzos".
Las verdades no se contradicen entre ellas; se complementan ponderándose.
La constancia es la paciencia de la ambición.
La política es la destrucción de la segunda persona: fragmentar el "tú" para se disuelva entre el "nosotros" y el "ellos".
La civilización es herencia que el contemporáneo ha depositado en la cuenta corriente de la apatía sin reparar en la inflación ni en las comisiones de mantenimiento.
Qué extrañas las lágrimas... Limpian, aun brotando desde nuestras profundidades más sucias y purulentas.
El neolítico no termina hasta que se inventa la máquina de vapor.
También la tecnología contribuye a periclitar problemas éticos. Cuando implantar fetos humanos en úteros artificiales devenga en técnicamente posible, el aborto quedará como ejemplo de una barbarie antigua.
Actuar también significa arriesgarse a asumir las consecuencias imprevistas
¡Ay de aquella reflexión que no combate el primer pensamiento...!
