
Luis Alberto de Cuenca, flamante ganador del XXXIV Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, rey de los bardos, cowboy de medianoche, se enteró este jueves, a eso de las ocho menos cuarto de la tarde, de que su candidatura para ocupar la Silla ‘O’ de la Docta Casa, vacante desde la muerte del arquitecto Antonio Fernández Alba el 7 de mayo de 2004, no conseguía los votos necesarios por culpa de, según cuentan a LD varios académicos que ruegan no desvelar su identidad, "el lobby de los lingüistas".
Luis Alberto, doctor en Filología Clásica, profesor de investigación del CSIC, académico de número de la Real Academia de la Historia, exdirector de la Biblioteca Nacional y galardonado con, entre otros, el Premio de la Crítica, el Nacional de Traducción, el de Literatura de la Comunidad de Madrid, el Nacional de Poesía o, como ya se ha dicho, el Reina Sofía, competía con el arquitecto Luis Fernández-Galiano, catedrático emérito de Proyectos de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, director de la revista Arquitectura Viva y jefe del área de Arquitectura en El País entre 1993 y 2006. Avalaban la candidatura del primero Luis Mateo Díez, Carmen Iglesias y Pedro Álvarez de Miranda; la del segundo, José Manuel Sánchez Ron, Soledad Puértolas y Clara Sánchez.
El pleno, en el que se presentaron 36 académicos, fue convocado a las seis de la tarde. Ni Luis Alberto ni Fernández-Galiano lograron en la tercera y última votación la mayoría simple necesaria, o sea, 19 votos, para salir elegidos: el poeta cosechó 16 apoyos; el arquitecto, 7. Escandaliza el altísimo número de votos en blanco: 13. Un académico, a LD: "Hubo el error de presentar dos candidatos y demasiados votos en blanco: 15 en la primera votación, 11 en la segunda y 13 en la definitiva. Estoy consternado". Otro académico: "Todos los lingüistas han votado en blanco. La cosa no va de izquierdas o derechas: es el veto del lobby lingüista. No quieren a gente que no sea lingüista en la Academia". Otra fuente de la RAE: "García de la Concha pasó de animar a Luis Alberto a estar en el contubernio con los lingüistas para votar en blanco".
El propio Luis Alberto de Cuenca declara en LD que está "totalmente de acuerdo" con esta lectura de los acontecimientos: "Un grupo de presión de la RAE, predominantemente lingüistas, preparó una especie de emboscada para que no saliera nadie. El objetivo era que se quedara desierta la plaza para, sospechamos, tener una plaza más para sus intereses. Lo de votar en blanco se hace para evitar que salga alguien". Uno de sus avalistas, el escritor Luis Mateo Díez, tras subrayar que el pleno es como "un cónclave y hay un secreto que mantenemos", nos confiesa que salió "completamente frustrado": "Yo era uno de los que proponía a Luis Alberto. Cuando propones a alguien y no sale, te quedas frustrado. Se proponen nombres, se vota, y sale alguien o no sale. Las circunstancias de lo que ha sucedido las he vivido más veces". "Mi opción era Luis Alberto", insiste, "una personalidad cultural excelente". Por su parte, Arturo Pérez-Reverte nos dice, también sin esconderse: "Estoy desolado porque Luis Alberto de Cuenca, que merece ser académico desde hace mucho tiempo, ha visto frustrada su candidatura por el desprecio del bloque de lingüistas de la Academia hacia los creadores. Él no era uno de ellos. Sólo quieren lingüistas en la Academia".
La plaza tendrá que volver a convocarse. Es la segunda vez que la RAE rechaza la candidatura de Luis Alberto por falta de consenso: en 2004, fue propuesto para ocupar una de las vacantes dejadas por Domingo Ynduráin y Ángel Martín Municio. La del primero quedó desierta; la del segundo, qué cosas tiene la vida, la ocupó Antonio Fernández Alba. Además de la Silla ‘O’, está pendiente de cubrir la ‘L’, cuyo anterior titular fue Mario Vargas Llosa. Mientras, en la Docta Casa continúa la guerra civil entre escritores y lingüistas. "Los lingüistas son todo gente de universidad –nos dice una fuente de la RAE, adivinen de qué bando–, y la universidad está degradada. Estos lingüistas acabaron en Chomsky y en Saussure. Es un ejercicio de poderzuelo que tienen los mediocres". "Están llevando todos los vicios de la universidad a la Academia", denuncia otra fuente, "quieren convertir la RAE en un apéndice universitario, lo cual significa matar la Academia. La parte de la creatividad, de la autoridad, todo se basaba en autores de prestigio; ahora todo se basa en el folleto farmacéutico, en lo que dicen las redes… el concepto de autoridad, como referente culto y respetable de la lengua, desaparece, se vulgariza".
Finalmente, Alicia Mariño, Licenciada en Derecho, Doctora en Filología Francesa, profesora titular en la UNED y esposa del mejor poeta español vivo, se muestra animada en LD: "Lo importante es el Reina Sofía, la culminación de una obra, y es la obra lo que queda. Hay que celebrar que no entra en la Academia. Tengo champán para ello".
Los "lingüistas de segunda", en pie de guerra contra los creadores
Según han relatado a LD varias fuentes de la RAE, en la institución siempre hubo un equilibrio muy cuidadoso entre lingüistas, por un lado, y novelistas y escritores, por otro. "Gente de mucho peso, como Manuel Seco o Francisco Rodríguez Adrados, lo mantenían con mucho cuidado: la parte técnica de los lingüistas y la parte creativa de los escritores". Sin embargo, "estos académicos de talla alta, gente de mucho prestigio", ha ido muriendo y sus plazas han sido cubiertas por una serie de lingüistas, "de menor calidad, y muy talibanes en el sentido de que, para ellos, la Academia debe ser una especie de factoría técnica en la que los creadores están de más".
Fuentes de la RAE rechazan la ruptura como tal, pero sí reconocen "una mayor hostilidad entre escritores y lingüistas, y no todos los lingüistas". Así, académicos como Salvador Gutiérrez, Guillermo Rojo, José Antonio Pascual o Aurora Egido "han roto el equilibrio que había antes, se han hecho con la Academia, y la votación de este jueves se explica en este contexto perfectamente". "Ya no hay debates en la Academia", lamentan desde la Docta Casa, "no hay discusiones en los plenos: hay imposiciones de los lingüistas. Académicos como José María Merino, Luis Mateo Díez, Arturo Pérez-Reverte, Luis María Anson, Carmen Iglesias o Carlos García Gual están cansados de pelear para nada".
De este modo, los lingüistas predominantes han arrinconado el criterio de quienes, como Reverte, Vargas Llosa o Marías, "sostienen que el escritor, sobre todo, el escritor de calidad, para eso está en la Academia, es autoridad porque crea lengua y lenguaje". "Los lingüistas dicen que no: que el uso hace la lengua. Si, por ejemplo, la palabra ‘morcilla’ la gente la escribe con ‘y’, da igual que Cervantes, Calderón o Lope la escriban con ‘ll’. Si la gente la escribe con ‘y’, la Academia debe aceptar ‘morciya’. Los escritores dicen: ‘Coño, habrá que advertir a la gente’".

